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miércoles, 4 de septiembre de 2013

El descrecimiento y la Movilidad Sustentable

El descrecimiento y la Movilidad Sustentable



El descrecimiento es ante todo una potente y muy necesaria crítica a la economía y la tecnociencia, así como a las prácticas comerciales, industriales, institucionales, y a la ideología del progreso y el desarrollo. Sin embargo, también es una visión que propone caminos hacia una sociedad liberada de las tiranías de los servicios, como el transporte, la escolarización y la salud que hoy en día contaminan más que cualquier industria. Las ciudades son ya un infierno por los efectos perversos del transporte, como: el cambio en el uso del suelo, la accidentalidad, la inseguridad, la segregación social, la pérdida de tiempo; el campo y la vida silvestre desaparecen por la pavimentación desenfrenada del territorio que corta todos los caminos de los indígenas, campesiones y trabajadores, así como de los animales; donde pasa el transporte desaparece gradualmente la vida.  El clima mundial se descompone por los gases que emiten los transportes: autos, aviones, trenes rápidos, tráileres, buques. Los daños excesivos del transporte, tanto en los dones de la Naturaleza, como en la mente de las personas, obligan a luchar por acciones que ayuden a reducir el uso del transporte: descrecer el tiempo diario que perdemos en esta actividad; descrecer las ciudades y el consumo de gasolinas y electricidad. 

 

La Movilidad Sustentable (MS) es un conjunto de propuestas elaboradas en 2002 por un grupo de ecologistas autónomos que tiene el propósito de hacer conciencia sobre la DESLOCALIZACIÓN del tiempo y el espacio provocada por los transportes de cualquier tipo; la deslocalización de la vida, las personas, los territorios, el agua, la biodiversidad, los residuos, las comunidades, los barrios, las colonias, las ciudades, las naciones, la economía, la política, las culturas. Todo fluye en el mundo bajo el impulso de los transportes globalizadores que crean la desoladora "aldea global", el "mundo líquido", entorno que uniformiza las mentes, los ambientes y los paisajes, que anula las identidades y las diferencias. No es posible preservar los acuíferos, los suelos, los bosques, las selvas, el agua limpia, el clima, la Paz, el tejido social, la integridad de los ejidos, los barrios, las colonias, las culturas, sin la reducción radical del uso del auto, del avión, de los trailers, del transporte público, del bombeo de agua. No es posible contar con la Paz, la soberanía alimentaria, buenos alimentos, aire limpio, seguridad personal, aprendizaje significativo, salud, ciudad floreciente, democracia, convivencia humana, sin la movilidad moderada, sustentable; sin la relocalización de la economía.

Sin embargo, el consenso social y político considera al transporte y sus infraestructuras, como bienes en sí mismos, como recursos o riquezas que hay que acrecentar. Como bien dicen Estevan y Sanz (Hacia la Reconversión Ecológica del Transporte en España, 1994), más transporte y más infraestructuras de transporte son anhelos comunes a la mayoría de la población, de los partidos políticos y de los distintos agentes sociales; la buena política es la que trae infraestructuras y su cosecha son los buenos resultados electorales. ….No es entonces extraño que las molestias y los daños que genera el transporte sean interpretados en términos de sacrificio, en relación al precio que hay que pagar por el progreso (Mientras los dioses no cambien nada ha cambiado). Así como el dios del Progreso se cobra su precio en vidas y dolores humanos para garantizar el esplendor del futuro, el dios transporte exige, a cambio de ciertas ventajas que aporta a la sociedad, una serie de facturas. Malestar, incomunicación, daños al medio ambiente, vidas, forman parte del saldo negativo comúnmente aceptado de esta actividad humana. El consenso político y social del transporte y sus infraestructuras nos conduce desde hace muchos años al desastre climático, ambiental, social, económico, político y cultural: la economía del transporte está caduca; son mucho mayores los daños que ocasiona el transporte que sus beneficios. Sin embargo, las sociedades y economías de crecimiento fincan en el transporte su salvación: la globalización es su gran apuesta, su salvavidas perforado.

Intentaremos abrir un debate sobre el antagonismo existente entre el transporte y el medio ambiente, la sociedad, la Paz, el descrecimiento, en el Foro Ciudadano Transporte vs Movilidad Sustentable que tendrá lugar el sábado 7 de septiembre de 2013, a partir de las 9 de la mañana, en el Salón de los Espejos del plantel de Orizaba y Guanajuato, frente a la plaza Luis Cabrera de la colonia Roma; a dos cuadras de Álvaro Obregón.  Iniciaremos puntualmente.


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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES

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