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domingo, 2 de mayo de 2021

El nacimiento y primeros años del movimiento ¡descrecimiento!

 

El nacimiento y primeros años del movimiento ¡descrecimiento!

¡Descrecimiento o colapso!

Por Miguel Valencia Mulkay

7 de abril de 2021

El nacimiento del movimiento ¡descrecimiento! y sus primeros años están llenos de gratas sorpresas, encuentros fortuitos y generosas aportaciones a su desarrollo. Una maravilla.  En 2006, dos amigos franceses radicados en México, Claudio Kermaría, explorador de lugares muy apartados de México y Dominique Jonard, artista creador de premiados videos ambientales residente en Morelia, por separado me invitan a conocer dos libros franceses publicados en 2005 que contienen la crítica al crecimiento sin límites[1] y los comentarios de otros autores sobre el movimiento decroissance[2] nacido en 2002 después de la celebración del seminario Deshacer el desarrollo Rehacer el mundo celebrado en París, en la sede de la UNESCO.

En 2003, este movimiento se vuelve famoso en Francia después de la publicación del artículo de Serge Latouche Por una sociedad de decroissance en Le Monde Diplomatique: se genera un gran debate entre los Verdes, la Confederación Campesina Francesa, los altermundistas y una gran parte de la opinión pública francesa, muy afectada meses antes, por una ola de calor que en un par de semanas mata en París a miles de ancianos. En la Asamblea Ciudadana Francesa de 2020, Macron ha reconocido el gran peso que tiene este movimiento en su país.  

Después de leer estos dos libros, acompañado por Adriana Matalonga, hago una visita a mi amigo Jean Robert para comentarle mis impresiones al respecto. Me informa que Latouche, el principal autor del movimiento francés decroissance es su amigo y me permite conocer su libro dedicado a la crítica del crecimiento sin límites[3]. Quedé impresionado con las tesis y alternativas preconizadas por este movimiento: me parecieron muy cercanas a las ideas y alternativas que defendía desde mi incorporación al movimiento ecologista mexicano en 1987 y desde la fundación en 2005 de ECOMUNIDADES nuestro grupo ecologista[4].

En las tesis del movimiento francés decroissance encontré que tenían una gran relación con las ideas de Iván Illich, autor de origen austriaco quien a principios de los 60 instaló su residencia en Cuernavaca, Morelos, en 1969 crea el legendario CIDOC, Centro Intercultural de Documentación que acogió a un sinnúmero de pensadores distinguidos de muchos países y cuyos libros publicados en México a principios de los 70 me habían conmovido mucho. Además, estas tesis y alternativas también se apoyaban en las ideas de otros autores franceses que fertilizaron el nacimiento de los movimientos del 68 estudiantil y el 72 ecologista de su país, ideas que desde los 80 habían también inspirado bastante mi activismo ecologista. 

Después de algunas charlas con Adriana y algunos compañeros de ECOMUNIDADES en torno a estas ideas del movimiento decroissance confirmo que les parecen muy valiosas y pertinentes para enfrentar la crisis ecológica y cultural de México. Jean Robert, gran amigo de Illich y residente en México desde 1972 hasta su fallecimiento en 2020, me pone en contacto con Serge Latouche que fuera también amigo de Illich. En 2007 decidí incorporar a mi activismo ecologista gran parte de la crítica al crecimiento sin límites, actualizada por el movimiento francés decroissance que tiene validez casi universal y, además, interpretarla desde la perspectiva de un país del Sur Global, como México, muy afectado por la colonización y la dependencia, con el propósito de formular alternativas para enfrentar la terrible degradación socioambiental que había sufrido en las últimas décadas.

Pronto se me presenta el reto de dar un nombre a un activismo mexicano con esta visión y ligado a las ideas-fuerza recuperadas por el movimiento francés decroissance. En su libro, Latouche advierte claramente que su “apuesta” política, la decroissance, no es una teoría, sino el resultado de un conjunto de teorías concurrentes de autores de la periferia occidental de los últimos dos siglos, como las de Iván Ilich que es un gran pilar de su propuesta. Según Latouche, la decroissance no es un concepto o una teoría del crecimiento, es simplemente una bandera bajo la cual se agrupan quienes quieren reducir el crecimiento que se ha salido de proporción frente a la realidad que le rodea.

La palabra decrecimiento me vino al instante a la mente como la traducción literal de la palabra decroissance, sin embargo, la rechacé inmediatamente por su asociación a las descripciones de hechos que se observan o se quiere manipular (física, química, ingeniería o ciencia económica): habitualmente no tiene el significado de la voluntad o el imperativo de hacer un cambio cultural o filosófico.

Sentí la necesidad de encontrar una palabra que tuviera este significado particular. Estudié la palabra decrecimiento y encontré su rareza: parece un galicismo; en palabras parecidas, el idioma español utiliza normalmente el prefijo des: deshacer, desligar, desnudar, destrozar, desamparar, descomponer, descolonizar. Inmediatamente me vino a la cabeza la palabra descrecimiento y decidí proponerla a mi grupo ecologista.

 En agosto de 2007 nos reunimos los integrantes de ECOMUNIDADES[5], para discutir la adopción de las ideas básicas del movimiento  decroissance; aprobamos  trabajar tanto como fuera posible contra la desmesura, el crecimiento sin límites, la colonización del imaginario social provocado por la fetichización de la tecnología y el crecimiento económico; aprobamos el uso de la palabra descrecimiento[6], para designar en adelante este movimiento mexicano contracultural y el conjunto de ideas, propuestas y alternativas producidas por este movimiento, inspiradas en la historia y la geografía de México y de otros países del Sur Global y en ideas de diversos autores ligados a estos temas[7], con reconocimiento internacional.

Primeros actos públicos del movimiento ¡descrecimiento!

Después de varias reuniones preparatorias, acordamos organizar diversos actos públicos, con el fin de introducir la bandera del descrecimiento en la sociedad mexicana, sin el uso de fondos públicos o privados. Con el apoyo de Adriana Matalonga, la Dra. Edith Gutiérrez, y el Dr. Américo Saldívar de la Facultad de Economía de la UNAM, así como de Diana Ponce, Procuradora Ambiental y de Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México, PAOT, convocamos el 18 de octubre de 2007, el primer coloquio del Ciclo de coloquios La Apuesta por el descrecimiento, con la participación del Dr. Eduardo Vega, director de Planeación de la Facultad de Economía de la UNAM (hoy director de esa Facultad), Jean Robert y mi persona, como introductor de la palabra descrecimiento ante un público diverso reunido en el salón mayor de la PAOT.

Entre 2007 y 2008 se realizaron los cinco coloquios de este Ciclo; en 2008 tenemos conocimiento de la aparición reciente de movimientos similares al nuestro en Italia y España, con los nombres de decrescita y decrecimiento. Edith Gutiérrez, en esos años profesora del Tecnológico de Monterrey de la ciudad de México, fundadora con nosotros del grupo ecologista, En Defensa de la Naturaleza, EDENAT (2006), abre un blog sobre ECOMUNIDADES y sobre descrecimiento- http://red-ecomunidades.blogspot.com/ https://descrecimientomexico.blogspot.com/en los que se han acumulado los textos difundidos y los datos de las reuniones que se han realizado sobre descrecimiento desde mayo de 2007 hasta 2018.

Primeras reacciones frente a la aparición del movimiento ¡descrecimiento!  

En 2007, en fechas cercanas a la celebración del primer coloquio sobre descrecimiento, recibimos la invitación de nuestro amigo austriaco Leo Gabriel a participar en las Jornadas del Foro Social Mundial que tendrían lugar en el Zócalo los últimos días de enero de 2008. Varios grupos ecologistas interesados en el descrecimiento nos comprometimos entonces a facilitar talleres, coloquios y presentaciones diversas en la Carpa Con la Naturaleza Otro Mundo es Posible, con el fin de dar a conocer las propuestas ecologistas en torno al descrecimiento entre los movimientos sociales que participarían en este gran evento. En el tiempo reservado a nuestra carpa en la carpa principal de las Jornadas del FSM de 2008 logramos la participación de los doctores Enrique Leff y Víctor Toledo. Más tarde, Enrique Leff escribiría un capítulo sobre descrecimiento en un libro publicado en 2009.  

Diversos ecologistas que habían participado en nuestro ciclo de coloquios y en otras actividades organizadas años antes por ECOMUNIDADES, aceptaron trabajar alternativas con base en el descrecimiento, entre otros: Adriana Matalonga, José Arias Chávez, Rene Torres Bejarano, Rafael Huacuz, Eduardo Farah, José Ignacio Félix Díaz, Carlos Padilla, Eugenio Cabrera, Elías García, Azael Fernández, Ignacio Peón, Mauricio Villegas, Anahí Martínez. El movimiento ¡descrecimiento! nace en el ámbito del movimiento ecologista autónomo (radical) de la ciudad de México, con el apoyo del maestro Jean Robert y de algunos académicos mexicanos.

Las charlas y coloquios sobre el movimiento ¡descrecimiento! que inicialmente organizamos con grupos amigos o conocidos llamaron pronto la atención de algunos académicos conocedores del pensamiento de Illich. Por las charlas que sostuvimos Adriana Matalonga y yo, con el Dr. Raúl Olmedo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales durante el Homenaje a Iván Illich organizado a finales de 2007 en Cuernavaca, Morelos, este académico conoce las ideas del movimiento ¡descrecimiento!; meses después publicaría el libro Crecer o Descrecer, con apoyo de la UNAM y apoyaría en su Facultad la formación de un grupo estudiantil ligado al movimiento ¡descrecimiento! que por varios años estuvo en contacto con Adriana y conmigo.

El Dr. David Barkin de la UAM-X, me pide los datos de Serge Latouche, para visitarlo en París durante el año sabático que tenía programado en 2008; encontraba cercanía del movimiento decroissance con los economistas ecológicos. Rene Torres Bejarano, ex director de la ESIME del IPN, difunde en esa escuela el movimiento ¡descrecimiento! El arquitecto Gustavo Romero de posgrados de la Facultad de Arquitectura también se interesa por el movimiento ¡descrecimiento! al igual que la Dra. Patricia Gutiérrez Otero de la universidad Iberoamericana de Puebla, amiga de Jean Robert.   

En 2008, con el fin de difundir los fundamentos del movimiento ¡descrecimiento! y por el apoyo de la Dra. Gabriela de la Vega, rectora de la universidad de Londres de la colonia Roma, y de la Procuraduría Ambiental de la ciudad de México, PAOT, comencé a impartir en sus locales los talleres y seminarios sobre el movimiento ¡descrecimiento!; estos actos continuaron esporádicamente varios años más. En este mismo año se celebra en la PAOT el coloquio PEMEX y el descrecimiento y se crea el Consenso Ambientalista- Ecologista del mismo nombre, para enfrentar la reforma petrolera de Felipe Calderón. En este coloquio histórico se inicia el debate sobre el gas, el carbón, el petróleo y la electricidad, el colapso climático, los trabajadores y empleados petroleros (UNTYPP) y el movimiento ¡descrecimiento! que sigue hasta nuestros días.

Diversificación del movimiento ¡descrecimiento!

El movimiento adopta en 2008 la consigna ¡Descrecimiento o colapso! Mi amigo Jan Lundbergh que coordina la revista y el sitio Culture Change de Arcata, California, abre un lugar en su página, para difundir nuestros textos sobre el movimiento ¡descrecimiento! en inglés y español. Escribo artículos sobre el fetichismo del tiempo y la velocidad, con fundamento en las ideas de Jean Robert y Paul Virilio. El movimiento apoya la formación de la Red en Defensa de la Ciudad de México, para hacer frente a los megaproyectos de Marcelo Ebrard. En algunos pronunciamientos, hacemos la primera denuncia de las gigantescas eólicas y solares en el Istmo de Tehuantepec y proponemos formalmente a la sociedad mexicana bajarle muy significativamente a la extracción y exportación de petróleo.  

En este mismo año abrimos el debate sobre la agroindustria, el trabajo, el consumo y el descrecimiento; sobre el “pico” del petróleo, los metales, el agua y la comida; también, sobre la movilidad sustentable en las ciudades y la simplicidad voluntaria.  Hacemos la denuncia de la línea 12 del Metro a Tláhuac y la Supervìa del poniente. A finales de 2008, Serge Latouche acepta realizar una visita a México en marzo de 2010, con la condición de pagarle sus gastos de viaje; el gobierno de Venezuela publica en su página principal un artículo nuestro sobre el movimiento ¡descrecimiento! 

En 2009 se celebran nuevamente las Jornadas del FSM a finales de enero, participamos con algunos actos sobre ¡descrecimiento! Acordamos apoyar la lucha contra la construcción de los “deprimidos” en la delegación Miguel Hidalgo, con los viejos estudios que tenemos sobre la movilidad urbana y descrecimiento. En abril de ese año, con el apoyo del profesor Edgardo Mota se inician talleres sobre ¡descrecimiento! en la UAM- Xochimilco y en mayo de ese año, con el apoyo de José Arias y Eduardo Rincón del Programa de Energía de la UACM se celebra un foro sobre ¡descrecimiento! que incluye la participación de Jean Robert con un análisis sobre la crisis financiera de 2008, del maestro Mauricio Shoijet sobre el cambio climático y de Rafel Huacuz sobre ciudades.

Maduración del proyecto de visita a México de Serge Latouche.

Por mi participación en una protesta vecinal contra la destrucción de un área verde en la confluencia de Paseo de la Reforma y Paseo de las Palmas debido a la construcción de un “deprimido” (proyecto de la delegada Gabriela Cuevas), platico con el director del Liceo Franco Mexicano, Claude Lebrun, muy contrario a este proyecto delegacional, quien acepta pagar el vuelo de Latouche París-México- París.

Con el fin de acercar este movimiento al grupo de amigos de Jean Robert en Cuernavaca, en agosto de 2009, celebramos en esa ciudad el seminario sobre descrecimiento en el local de Caminemos Juntos, con el apoyo de Gracia Esteva. Participan, Jean Robert (Sobre la noción de la escasez en la economía), Adriana Matalonga, el Dr. Luis Tamayo del Instituto de Estudios Filosóficos de Morelos, Braulio Hornedo, promotor cultural de Morelos y curador del sitio dedicado a Iván Ilich, David Barkin de la UAM-X, Jaime Lagunes del Instituto de Química de la UNAM, Roberto Ochoa, profesor de la universidad La Salle de Morelos, quien presenta su nuevo libro Muerte al Leviatán, Rafael Huacuz, urbanista del COLMEX (Crisis mundial y descrecimiento), entre otros. Hago un planteamiento en ese seminario: la actual disyuntiva de México está entre la recesión o el descrecimiento.

Avanza la promoción de las conferencias magistrales de Serge Latouche que podría impartir en varias universidades, en su visita a México entre el 1 y el 15 de marzo de 2010. Gustavo Esteva escribe en La Jornada artículos haciendo mención del descrecimiento. Luis Tamayo, gestiona la traducción del libro La Megamachine de Serge Latouche. Escribo sobre la felicidad y el Producto Interno Bruto, el cambio de vida y la amenaza del crecimiento demográfico.

Inesperada internacionalización del movimiento por el descrecimiento

En septiembre de 2009 recibí una invitación a participar en un taller sobre degrowth dentro del programa del Klimaforum09 paralelo a la cumbre del clima de 2009, la COP15 de Copenhague. Descubrimos la existencia de la palabra degrowth nacida en la primera conferencia internacional de ese nombre realizada en 2008, en París, con el apoyo de activistas del movimiento decroissance de habla francesa (François Schneider, ingeniero industrial) para tratar las alternativas al crecimiento sin límites.

En la Junta organizadora del KF09 reconocieron que éramos el único grupo fuera del Norte Global que se ocupaba de luchar contra el crecimiento ilimitado. Acepté participar en el taller, pero, un mes después recibo un mensaje en el que, además del taller, me invitan a sustituir a Vandana Shiva en un seminario internacional sobre degrowth en el KF09:ella no podía asistir a este acto ya programado con su participación; el reto que tenía se vuelve enorme, nunca había escrito un discurso filosófico o político en inglés, para presentarlo en una audiencia de activistas internacionales que esperaba escuchar a esta famosa activista de India; sustituirla exigía un esfuerzo descomunal.

Mi presentación en el seminario internacional sobre degrowth del KF09, en diciembre de 2009, fue muy bien recibida por la audiencia internacional que participó en este evento. En la gran manifestación que se realizó en las calles de Copenhague, días antes del final de la cumbre- más de 150,000 manifestantes-, descubro una gran manta que dice DECOLONIZER L’IMAGINAIRE bajo la cual caminaban activistas franceses del movimiento decroissance y los compañeros Federico Demaría de Italia y François Schneider de Bélgica, del movimiento internacional organizador de las conferencias degrowth y algunos miembros del movimiento danés degrowth, como Jette Gabrielli, Bjorne Hejlskov. Días después sostuvimos algunos encuentros.

Al final del Kilimaforum09, John Holten-Andersen, presidente de la Junta de organizaciones civiles y sociales danesas que organizaron esta “cumbre de los pueblos”, con un gran apoyo del gobierno danés, me pide transmitir a las organizaciones sociales y civiles de México el interés de esta Junta de apoyar la organización de un evento similar al Klimaforum09, durante la cumbre del clima que tendría lugar en diciembre de 2010, en Cancún, México. En enero de 2010, por medio del compañero ecologista mexicano Carlos García Robles residente en Copenhague, recibimos la carta de la Junta del Klimaforum09, confirmando este apoyo.         

No hubiera sido posible este intenso activismo de cuatro años, por la causa del descrecimiento sin el gran apoyo que me ofrecieron Jean Robert, Adriana Matalonga y Edith Gutiérrez. A él y a ellas mi profundo agradecimiento. También, mi agradecimiento a quienes apoyaron nuestros eventos por medio de lugares para su celebración o de ponencias y presentaciones diversas. 

 

 

 

                         

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Paul Aries, Decroissance ou Barbarie, Golias, 2005

[2] Pierre Rabhi y Francois Hulot, Graines de possibles, 2006

[3] Serge Latouche, Le Pari de la decroissance, Fayard, 2006 

[4] ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México

[5] Grupo ecologista integrado por voluntarios creado el 18 de junio de 2005, como refundación del Foro Regional Ecologista del Valle de México creado el 13 de diciembre de 1991. ECOMUNIDADES no recibe fondos de entidad alguna para sus actividades nacionales. 

[6] Hacia 2018 la Real Academia de la Lengua Española reconoce esta palabra en su diccionario, con el significado de Reducir. 

[7] Iván Illich, Jean Robert, Serge Latouche, Paul Aries, André Gorz, Jacques Ellul, Henry Thoreau, León Tolstoi, Mahatma Gandhi, Hannah Arendt, Leopoldo Khor, Karl Polanyi, Paul Goodman, Murray Bookchin, Cornelius Castoriadis, Nicholas Georgescu Roegen, Guy Debord, Mahid Rahnema, Jane Jacobs, Bernard Charbonneau, EF Schumacher, Jean Pierre Dupuy, Zygmut Bauman, Max Weber, Piotr Kropotkin, Simone Weil, Günter Anders, Rudolph Bahro, entre otros.

¿Qué significa descrecer? Primera parte

 

¿Qué significa descrecer? Primera parte

¡Descrecimiento o colapso!

Por Miguel Valencia Mulkay

30 de abril de 2021

En primer término, descrecer significa el proceso mental (psicológico) que debe realizar una sociedad, para dejar atrás o superar, las ideas, creencias, certidumbres, maneras de ver el mundo que desde la primera infancia les han impuesto a sus miembros, la técnica, la industria, los servicios, la moneda o la liga o nexo económico entre las personas y sus sistemas gubernamentales y privados, como los educativos, sanitarios, alimentarios, informativos, de transporte y manipulación de los deseos, temores y necesidades.

Los miembros de las sociedades modernas, como lo señalan diversos autores[1], han sufrido cambios profundos en sus mentes- su imaginario-, desde la primera infancia, debido al consumo de productos y servicios industrializados; más tarde, en la infancia, se han reforzado estos cambios mentales debido a la educación primaria obligatoria[2], el uso de la moneda, el consumo de alimentos industrializados y diversiones, como la TV, los juegos tecnificados y el uso de aparatos modernos. De esta forma, la mujer y el hombre de las sociedades modernas tienen colonizado su imaginario por ideas o creencias o certidumbres (valores o premisas) de naturaleza técnica y económica.

Los bebés y los niños de hoy están mucho más expuestos a estas poderosas influencias de lo que estuvieron sus padres debido a la multiplicación, en las últimas décadas, de las técnicas y las situaciones en las que se debe utilizar la moneda y otras técnicas. Su imaginario estará aún más colonizado, por estas ideas, creencias, certidumbres, condicionamientos o maneras de ver el mundo que dominan a los miembros de las sociedades de crecimiento.

Nuestras vidas dependen mucho de las creencias, certidumbres o maneras de ver el mundo que adoptamos en la infancia, muy especialmente en la primera infancia. En la edad adulta, ellas condicionan la gran mayoría de nuestros deseos, temores, necesidades, opiniones, preferencias, inclinaciones y aspiraciones.

Muy destacadamente, la creencia o certidumbre de que hay muchas técnicas que nos permiten tener poder sobre los demás, como las armas, las comunicaciones, la información, la organización, el conocimiento, y muy especialmente, el dinero, nos conduce a una transformación radical de nuestra visión del mundo. En las sociedades modernas, la técnica, la industria, los servicios, la moneda y los sistemas políticos y económicos forman la moral, la ética y los afectos de los niños y los jóvenes: son los grandes educadores.     

Los niños y los jóvenes de la modernidad han aprendido a jugar muy bien el juego que ahora casi todos jugamos: conocen muy bien el uso ventajoso de la moneda y la técnica, el funcionamiento político de la economía, la liga o nexo económico que nos une a todos, para todo. Están, como nosotros, en las garras de la técnica[3] y los sistemas[4] que ella misma ha creado, pero, habitualmente no lo reconocen. Saben de finanzas y del uso de las técnicas de la información y del conocimiento como forma de ejercer el poder y el control sobre los demás.

Las antiguas creencias religiosas pierden su fuerza ante las nuevas creencias de la modernidad industrial y éstas a su vez empiezan a caducar con rapidez. Desde hace más de dos siglos, diversos estados han querido imponer nuevas creencias- mediante la educación laica, positivista, cientificista-, pero han sido gradualmente desplazados por las nuevas creencias nacidas en el Mercado (grandes corporaciones transnacionales ligadas a grandes universidades de Estados Unidos), como el emprendedurismo, la “sociedad del conocimiento”, el “transhumanismo” y también, por la multiplicación de sectas basadas en técnicas psicológicas.

Es enorme el sector social (políticos, empresarios, investigadores, científicos, académicos globalizadores) que quiere controlar las mentes de los niños y los jóvenes que han sido previamente colonizadas en la primera infancia[5].

Conocedores de la pérdida de las defensas inmunitarias naturales de los niños y jóvenes, a causa de la educación primaria obligatoria, los mercadotécnicos transnacionales y los “dealers” o distribuidores de productos buscan enganchar a los niños y jóvenes en el consumo adictivo de los productos de la banca, la industria, las universidades, las clínicas, los hospitales, la aviación y el turismo de bajo costo, los deportes profesionales, mediante “regalos” o “gratuidades” promocionales y una gran cantidad de espectáculos y publicidad omnipresente.       

La certidumbre del poder que tiene la técnica, incluyendo el dinero, como medio para adquirir poder y dinero sin límites, tiene su fundamento en una profunda alteración de la mente realizada desde la primera infancia: la sacralización de la técnica y la economía, adoptada por niños y jóvenes, por su capacidad de hacer posible las ambiciones sin límite, la pulsión por acumular poder y dinero, esta locura, esta insensatez, esta irracionalidad que la modernidad ha legitimado. Desde hace más de dos siglos Adam Smith legitimó la acumulación sin límite de la riqueza y como consecuencia, hoy día las naciones buscan afanosamente el crecimiento sin límite de la economía.

Los medios para lograr medios que sirvan para lograr medios, suprimen los fines y así, la sociedad se transforma en una sociedad de vigilancia y control que refuerza al Estado y al Mercado en la búsqueda de medios para lograr medios. La técnica para la acumulación infinita de técnicas, el dinero para acumular dinero infinitamente, el crecimiento por el crecimiento mismo. Un mundo circular que conduce al desquiciamiento de la mente de quienes tienen poder y dinero. No es sorpresa que hoy tengamos tantos científicos, académicos, profesionistas, funcionarios públicos, administradores de empresa, afectados por una “sedación ética” o “inhabilitación moral” como lo señala Zygmut Bauman (Miedo Líquido[6]) que quieren resolver todo por medio del “fetiche tecnológico”.

La sacralización de la técnica- la fe en las soluciones tecnológicas-, inculcada desde la primera infancia, conduce a las sociedades modernas a ignorar el caos social, cultural, ambiental y ecológico que la técnica misma crea y desde luego, sus grandes fracasos, como los agroquímicos, la energía nuclear, el auto particular, los plásticos, las semillas OGM, el fracking, entre otras. Esta sacralización conduce a la pasividad y la inacción de la sociedad frente a los muchos millones de personas que cada año son sacrificadas en el altar de la técnica. Además, conduce a que los gobiernos sólo quieran ver los “grandes beneficios de la ciencia y la tecnología” y sólo quieran hacer frente a los grandes predicamentos mundiales (colapso del clima, la ecología, el ambiente, las culturas, los valores) por medio de la tecnociencia.

Por su parte, la sacralización de la economía, inculcada desde la infancia por medio de la educación primaria obligatoria- debido a las exigencias de los mayores banqueros, políticos, científicos sociales, empresarios, académicos del mundo-, conduce a la mayor parte de las mentes modernizadas a colocar a la economía y sus dogmas en el centro de sus preocupaciones frente a los demás, incluyendo padres, hijos, parientes, amigos y conocidos. La economía convierte a todo lo que nos rodea en mercancía, en capital. Vivimos en la era de la omnimercantilización.       

Debido a su sacralización, la técnica y la economía crecen solas, como crece la Naturaleza; crean un ambiente, un sistema, son autónomas[7] o independientes de las decisiones de los gobiernos o grupos poderosos; sin coordinación alguna, grandes sectores de la sociedad las hacen crecer, por el condicionamiento mental que han recibido desde la primera infancia.

Casi todo mundo busca el método más eficaz para hacer las cosas. Casi todo mundo cree en las bondades de la abundancia, la riqueza, producida por la productividad y la competitividad; cree en el bienestar que da la acumulación de técnicas, propiedades y dinero; cree en las propiedades mágicas del crecimiento infinito de la técnica y la economía. El desastre ambiental que observamos en el mundo nace del desastre mental de la sociedad moderna. 

Descrecer significa reconocer la colonización del imaginario social, por la religión de la economía y el culto a la ciencia y la tecnología y sus consecuencias en el mundo: la locura, la insensatez de los ricos y poderosos que ha creado el colapso climático, ecológico, cultural, social, económico, político y simbólico globales. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Cornelius Castoriadis, Une societé a la derive, Seuil, Paris,2005     

[2] Ivan Illich, Alternativas, J Mortiz

[3] Jacques Ellul, Le Bluff Technologique, Bernard Charbonneau & Jacques Ellul, Les Amis de Bartleby

[4] Jean Robert, L’Etat dei Sistemi, 2019  

[5] Mahid Rahnema, Quand la misere chasse la pauvreté

[6] Zygmut Bauman, Miedo Liquido, Paidós 2010,

[7] Jacques Ellul , Le Bluff Technologique, Bernard Charbonneau & Jacques Ellul, Les Amis de Bartleby

Desconstruir, la mentalidad, ideología o imaginario social dominante- recuperación de 2015

 

Desconstruir, la mentalidad, ideología o imaginario social dominante

18 de noviembre de 2015

Para enfrentar la imposición de obras innecesarias y muy contrarias a la ecología y las comunidades territoriales

Texto presentado a debate en el conversatorio-desayuno del 4 de noviembre de 2015 y aprobado en lo general; sometido luego a consulta en redes hasta el 18 de noviembre de 2015.

En las últimas décadas, el autoritarismo o la falta de democracia han persistido en México.  El poder judicial no ha dejado de estar muy politizado, a las órdenes de los gobernantes y los partidos y muy alejado de la justicia. El poder legislativo no ha dejado de hacer leyes y reformas a la constitución contrarias al bien común y muy favorables a los poderes fácticos. La famosa alternancia política, una más de las artimañas de los ricos y poderosos, no ha tenido otro efecto que fortalecer estos males endémicos al punto que ahora amenazan con recrudecerse por medio del encumbramiento de grupos políticos cada día más dependientes de los banqueros, los países poderosos y los grandes empresarios; cada día más mentirosos y manipuladores; cada día más contrarios al bien común de los mexicanos. Hay grandes riesgos de una aun mayor regresión autoritaria.

La globalización, los supuestos tratados de libre comercio, los acuerdos internacionales de inversión y de los pagos internacionales, la OCDE, tienen efectos devastadores sobre la soberanía nacional y sobre la política: arrebatan a los mexicanos la capacidad de decidir sobre sus asuntos trascendentales; ponen de rodillas a los políticos mexicanos y adaptan la constitución mexicana y nuestras leyes a sus intereses por medio de reformas espurias que resultan catastróficas. No se puede esperar otra cosa de los gobiernos y los partidos que un mayor control sobre el territorio y los ciudadanos, y mayor represión contra quienes protestan por la imposición de obras, megaproyectos, programas, normas, legislaciones o reformas.  Los planes de infraestructura se deciden cada día más fuera del país y se imponen cada día con mayor variedad de sofisticados instrumentos políticos represivos.

Ciertamente, el aumento creciente en el autoritarismo mexicano  se apoya en la labor de las últimas décadas, de la escuela (que debilita la resistencia a la mentira y el engaño, al poder establecido), de la manipulación mediática (que desinforma y crea nuevas falsas necesidades), del consumo cotidiano de nuevas tecnologías (que destruye la convivencia humana) Finalmente, la creciente falta de democracia en México se fundamenta en la creación de un imaginario social(mentalidad, cosmovisión, ideología)  que valora demasiado a los productos de la ciencia y la tecnología, que desconoce los enormes daños que ellas han creado, lo imprevisibles que son sus efectos en la Naturaleza, la ecología y la sociedad, y la falta de ética de una gran parte de los científicos y tecnólogos. En EU, dos de cada tres científicos se dedican al desarrollo de tecnologías militares. Bolívar Zapata, defensor de los transgénicos ha sido asesor científico de la presidencia con Peña Nieto y fue gran candidato a la rectoría de la UNAM. El Ipad, los celulares inteligentes, la televisión, las redes sociales, degradan el dialogo entre los ciudadanos; los aíslan y los convierten en espectadores y virtuales zombis de las acciones de los poderosos.

Sobre todo, este imaginario social considera que los supuestos logros y beneficios del desarrollo, el progreso, el crecimiento económico y la economía son sagrados e indiscutibles; que están por encima de cualquier otra consideración, por lo que defenderlos e impulsarlos constituye la única vía que deben seguir los gobiernos, los partidos y la sociedad. La religión de la economía constituye el fundamento de este necio y miope imaginario social que favorece la imposición de megaproyectos, los programas, las normas, las legislaciones y las “reformas” que destruyen rápidamente la ecología y la convivencia humana. Este imaginario social domina – o pretende dominar- las mentes de quienes controlan los gobiernos, los partidos, los poderes legislativos y judiciales, las cámaras de industriales y comerciantes, las organizaciones empresariales y profesionales, las universidades y centros de altos estudios, la mayor parte de la Sociedad Civil y una buena parte de las organizaciones sociales y de la sociedad mexicana.  Los legisladores, gobernantes, empresarios, impulsan obras, programas, normas, legislaciones, “reformas” con fundamento en estudios de tecnócratas que hacen mala ciencia, tienen grandes prejuicios y consideran a los indígenas, campesinos, vecinos de las comunidades, como muebles u objetos que pueden desplazar de un territorio a otro alegando un “bien común” que tiene como fundamento el culto al crecimiento económico. Sacrifican comunidades, para construir presas, supercarreteras, enormes aeropuertos y vialidades, “rellenos sanitarios”, confinamientos de residuos peligrosos. Imponen un “desarrollo” que aniquila a la humanidad y a los ecosistemas.   

Es imperativo por lo tanto desmontar o desconstruir el imaginario social construido en México a lo largo de más de un siglo. Desmontar o eliminar el culto a la tecnociencia y al crecimiento infinito de la economía, de la urbanización y de la industrialización. Sólo así podremos frenar con mayor éxito la amenaza de los megaproyectos, los nefastos programas, normas y legislaciones, así como las reformas constitucionales que despojan, desgarran, destruyen las comunidades territoriales: los pueblos, ejidos, barrios y colonias. Los megaproyectos imponen en el territorio el nuevo orden mundial que desean los banqueros internacionales y las grandes empresas transnacionales. Para desmontar o desconstruir el imaginario social dominante es indispensable realizar una crítica severa a los factores que asfixian, debilitan o destruyen la democracia y la colaboración ciudadana, como son: la escolarización asfixiante, la reforma educativa, la publicidad, la televisión y la radio, así como la industria, la urbanización y las nuevas tecnologías.

Desconstruir, la mentalidad, ideología o imaginario social dominante

18 de noviembre de 2015

Adriana Matalonga, Alberto Orrin, Alejandro García Núñez,  Ana María Yustis, Ángel Pujalte, Archibaldo Hope Sánchez Mejorada, Carlos Padilla, Edgardo Mota, Eduardo A. Rincón Mejía, Eduardo Farah, Fabio Barbosa Cano, Gabriel Valencia Mulkay, Gina Ricks, Guadalupe Tron, Gustavo Romero, Israel Arriola Toiber, Jaime Lagunez, José Antonio Foronda Farro, José Arias Chávez, José Ignacio Félix Díaz, Luz García, Margarita Hernández Ruiz, María de Lourdes Ríos, María del Carmen González García, María Elena Contreras Domínguez, Mario Alberto Vázquez Díaz,  Mayella Delgadillo, Mauricio Villegas, Patricia Gutiérrez Otero, Ricardo Zúñiga, Roberto Villa, Rodolfo Buentello, Rubén Almeida D,  Ruxi Mendieta Corona, Susana Clares Popoca, Yolanda Boerci.

Organizaciones: Asociación de Tecnología Apropiada AC; Casa Ecológica de Teotihuacán; Colectivo La Caracola; Comunidad Terapéutica Madreselva;  ¡Descrecimiento o colapso! ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México; Espejo Polanco; La Quijota hACe; Frente del Pueblo; Fomentosol AC; Movimiento Comunista Mexicano; Red en Defensa de la Ciudad de México; Salir del petróleo; Unión de Trabajadores del Campo AC    

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Catastrofico, el crecimiento de la aviación comercial- recuperación 2016

 

Catastrófico, el crecimiento de la aviación comercial- Primera parte

14 de junio de 2016

Por su gran tamaño, la aviación comercial hace un daño excesivo al clima y a la ecología de los territorios donde despega y aterriza.  A pesar de sus altas tasas medias de ocupación, el avión es el máximo consumidor de energía por kilometro pasajero, 5.7 Kilos Equivalentes de Petróleo, KEP por 100 unidades de transporte( viajeros-Km), un poco arriba de las camionetas SUV(Sport Utility Vehicle) y un 12 % arriba del Tren de Alta Velocidad que son los medios de transporte que más dañan el clima y el medio ambiente: consumen entre 4 y 5 veces más energía (petróleo)  por km-pasajero que los transportes terrestres tradicionales, como el autobús, el ferrocarril, el tren suburbano, que por otro lado, se vuelven ineficientes por la menor ocupación que sufren debido a los subsidios a los primeros[1].

Por su consumo energético, el uso del avión es la actividad comercial en la que una persona puede perjudicar más el clima y la ecología de la Tierra; su crecimiento resulta catastrófico. Viajar en avión es un privilegio que muy pocas personas se pueden permitir: sólo el 2% de la población mundial participa activamente en el tráfico aéreo[2]Las mejoras tecnológicas de la aviación comercial, en la reducción del consumo de energía y producción de emisiones, tienen el efecto perverso de aumentar el uso del avión, eliminando así rápidamente cualquier ganancia en la reducción del daño climático y ambiental. El precio mundial de los combustibles fósiles determina mucho su crecimiento, por lo que crece y decrece con relativa rapidez.  Los agrocombustibles, la gran solución del daño al clima aportada por la industria, han confirmado ya que más bien lo dañan y están a punto de ser descartados por la UE y la empresa Lufthansa.

De acuerdo a la industria misma (Airbus- Oneair-España-Crecimiento Mundial de la Aviación Comercial 2014-2034), la aviación comercial mundial tiene un crecimiento exponencial: duplicará sus operaciones en 15 años, con un crecimiento promedio del 4.6% anual; en 20 años habrá crecido 145%; Latinoamérica crecerá al 5.2%; en México crecerá 4.1% promedio hasta el 2020. Sin embargo, según la misma fuente, el transporte aéreo entre mega ciudades- la Ciudad de México es una de ellas- crecerá cuatro veces en los próximos 20 años; el 77% del transporte aéreo a larga distancia se realizará entre mega ciudades; la región Asia-Pacifico tendrá un crecimiento aun mayor que el resto del mundo.  El turismo es un factor central en el crecimiento exponencial de la aviación. Entre 2010 y 2013 aumentó 21% el tráfico global de pasajeros sumando 3.1 mil millones de pasajeros[3]. La aviación comercial y el turismo, actividades que por sí mismas son muy intensivas en la producción de emisiones, reciben subvenciones muy importantes de los gobiernos: el combustible de los aviones está exento de impuestos energéticos y no se aplica ningún impuesto de valor añadido a los vuelos internacionales[4].  

La aviación comercial es considerada la fuente de mayor crecimiento en cuanto a emisiones climáticas perjudiciales. Entre 1990 y 2006 se duplicaron estas emisiones convirtiéndose en el séptimo contaminante mayor, desproporcionadamente grande dado que es producido por el 2% de la población mundial. Hasta el final del milenio tuvo la habilidad de disimular su impacto climático y ambiental, no obstante, es todavía uno de los pocos sectores mundiales que aun no tiene objetivos en la reducción de emisiones que dañan el clima.  Bajo este esquema sus emisiones podrían aumentar 700% hacia 2050. En 2007, el muy asediado, por los empresarios, IPCC (Panel Internacional del Cambio Climático), calcula entre 2 y 8% la cuota correspondiente de calentamiento climático de la aviación comercial, pero, científicos más críticos encabezados por David Lee, parten de una base hasta el 14%. Como las emisiones en el transporte aéreo son expulsadas en grandes alturas atmosféricas, sus efectos climáticos son particularmente graves[5]

Las organizaciones mundiales de aviación y turismo sólo quieren hablar de CO2 y hacen todo lo posible por ignorar el Factor RFI de la aviación: Aparte del CO2, en los vuelos a gran altura se emiten sustancias dañinas adicionales, como el óxido de nitrógeno y partículas de hollín, además de vapor de agua, los cuales a esas alturas contribuyen a un calentamiento adicional de la atmosfera. El vapor de agua y las partículas de hollín liberadas forman estelas de condensación y cirros que vuelven a reflejar la radiación de calor de la superficie terrestre, y así refuerzan el efecto de invernadero. Hoy en día, gran parte de los cirros se debe a los aviones. Por esta razón, la relevancia climática de las emisiones resultantes del tráfico aéreo se distinguen  claramente de las emisiones a nivel de tierra; es decir, por un factor medio del 2.7. El llamado índice de forzamiento radiativo (Radiative forcing Index, RFI) describe la relación del potencial de calentamiento de todas las emisiones versus el potencial de calentamiento del CO2 por sí solo[6]La aviación comercial es responsable del 65% de las emisiones que produce el turismo, una actividad que por sí misma es muy intensiva en la producción de emisiones: hacia 2035 aumentarán sus emisiones en 150%. El año 1990 es la base que menciona el IPCC, para establecer los objetivos necesarios en la reducción de emisiones, sin embargo, la mayoría de las instituciones relacionadas con la transportación aérea y el turismo refieren al año 2005 como base; así en cifras absolutas las reducciones se hacen bastante más pequeñas[7]

Como los políticos, los grandes empresarios y  los científicos que participan en las negociaciones de las cumbres del clima son “viajeros frecuentes” internacionales, no debe sorprendernos la gran anomalía que representa la falta total de acciones ante el crecimiento exponencial de las emisiones que dañan el clima de la Tierra de la aviación comercial.  Tampoco debe sorprender  la desvergüenza de la IATA y la ICAO (International  Civil Aviation Organization) que proponen estrategias de “crecer y reducir”  y que pretenden adoptar en septiembre próximo- en el 39 Encuentro de la ICAO,  el offsetting (compensación) del carbón, para lograr “el crecimiento carbón-neutro”. El offsetting es un truco político-empresarial que traslada emisiones a otra parte, pero, no las reduce, es un juego suma cero, para engañar a la opinión pública. Los proyectos  de offsetting no respetan ningún principio según lo demuestra la experiencia.

En la Segunda parte analizaremos otros daños que provoca la aviación comercial.          

 Miguel Valencia Mulkay 

 



[1] Hacia la reconversión ecológica del transporte en España, Estevan y Sanz, Centro de Investigación para la Paz. 

[2] Aumentar la sensación de urgencia, Reflexiones sobre el turismo y el cambio climático. Brot fur die welt (Pan para el mundo- Servicio Protestante para el Desarrollo) Alemania. 

[3] Ibídem

[4] Ibídem

[5] Ibidem

[6] Ibídem

[7] Ibidem

 

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