Catastrófico,
el crecimiento de la aviación comercial- Primera parte
14 de junio de 2016
Por su gran tamaño, la aviación
comercial hace un daño excesivo al clima y a la ecología de los territorios
donde despega y aterriza. A pesar de sus altas tasas medias de
ocupación, el avión es el máximo consumidor de energía por kilometro pasajero,
5.7 Kilos Equivalentes de Petróleo, KEP por 100 unidades de transporte(
viajeros-Km), un poco arriba de las camionetas SUV(Sport Utility Vehicle) y un
12 % arriba del Tren de Alta Velocidad que son los medios de transporte que más
dañan el clima y el medio ambiente: consumen entre 4 y 5 veces más energía
(petróleo) por km-pasajero que los transportes terrestres
tradicionales, como el autobús, el ferrocarril, el tren suburbano, que por otro
lado, se vuelven ineficientes por la menor ocupación que sufren debido a los
subsidios a los primeros[1].
Por su consumo energético, el uso del
avión es la actividad comercial en la que una persona puede perjudicar más el
clima y la ecología de la Tierra; su crecimiento resulta catastrófico. Viajar
en avión es un privilegio que muy pocas personas se pueden permitir: sólo el 2%
de la población mundial participa activamente en el tráfico aéreo[2]. Las mejoras tecnológicas de
la aviación comercial, en la reducción del consumo de energía y producción de
emisiones, tienen el efecto perverso de aumentar el uso del avión, eliminando
así rápidamente cualquier ganancia en la reducción del daño climático y
ambiental. El precio mundial de los combustibles fósiles determina mucho su
crecimiento, por lo que crece y decrece con relativa rapidez. Los
agrocombustibles, la gran solución del daño al clima aportada por la industria,
han confirmado ya que más bien lo dañan y están a punto de ser descartados por
la UE y la empresa Lufthansa.
De acuerdo a la industria misma
(Airbus- Oneair-España-Crecimiento Mundial de la Aviación Comercial
2014-2034), la aviación comercial mundial tiene un crecimiento
exponencial: duplicará sus operaciones en 15 años, con un crecimiento promedio
del 4.6% anual; en 20 años habrá crecido 145%; Latinoamérica crecerá al
5.2%; en México crecerá 4.1% promedio hasta el 2020. Sin embargo, según la
misma fuente, el transporte aéreo entre mega ciudades- la Ciudad de México es
una de ellas- crecerá cuatro veces en los próximos 20 años; el 77% del
transporte aéreo a larga distancia se realizará entre mega ciudades; la región
Asia-Pacifico tendrá un crecimiento aun mayor que el resto del
mundo. El turismo es un factor central en el crecimiento exponencial
de la aviación. Entre 2010 y 2013 aumentó 21% el tráfico global de pasajeros
sumando 3.1 mil millones de pasajeros[3]. La aviación comercial y el turismo,
actividades que por sí mismas son muy intensivas en la producción de emisiones,
reciben subvenciones muy importantes de los gobiernos: el combustible de los
aviones está exento de impuestos energéticos y no se aplica ningún impuesto de
valor añadido a los vuelos internacionales[4].
La
aviación comercial es considerada la fuente de mayor crecimiento en cuanto a
emisiones climáticas perjudiciales. Entre 1990 y 2006 se duplicaron estas emisiones
convirtiéndose en el séptimo contaminante mayor, desproporcionadamente grande
dado que es producido por el 2% de la población mundial. Hasta el final del
milenio tuvo la habilidad de disimular su impacto climático y ambiental, no
obstante, es todavía uno de los pocos sectores mundiales que aun no tiene
objetivos en la reducción de emisiones que dañan el clima. Bajo este
esquema sus emisiones podrían aumentar 700% hacia 2050. En 2007, el muy
asediado, por los empresarios, IPCC (Panel Internacional del Cambio Climático),
calcula entre 2 y 8% la cuota correspondiente de calentamiento climático de la
aviación comercial, pero, científicos más críticos encabezados por David Lee,
parten de una base hasta el 14%. Como las emisiones en el transporte
aéreo son expulsadas en grandes alturas atmosféricas, sus efectos climáticos
son particularmente graves[5]
Las organizaciones mundiales de
aviación y turismo sólo quieren hablar de CO2 y hacen todo lo posible por
ignorar el Factor RFI de la aviación: Aparte del CO2, en los vuelos a gran
altura se emiten sustancias dañinas adicionales, como el óxido de nitrógeno y
partículas de hollín, además de vapor de agua, los cuales a esas alturas
contribuyen a un calentamiento adicional de la atmosfera. El vapor de agua y
las partículas de hollín liberadas forman estelas de condensación y cirros que
vuelven a reflejar la radiación de calor de la superficie terrestre, y así
refuerzan el efecto de invernadero. Hoy en día, gran parte de los cirros se
debe a los aviones. Por esta razón, la relevancia climática de las emisiones
resultantes del tráfico aéreo se distinguen claramente de las
emisiones a nivel de tierra; es decir, por un factor medio del 2.7. El llamado
índice de forzamiento radiativo (Radiative forcing Index, RFI) describe la
relación del potencial de calentamiento de todas las emisiones versus el
potencial de calentamiento del CO2 por sí solo[6]. La aviación comercial es
responsable del 65% de las emisiones que produce el turismo, una actividad que
por sí misma es muy intensiva en la producción de emisiones: hacia 2035
aumentarán sus emisiones en 150%. El año 1990 es la base que menciona
el IPCC, para establecer los objetivos necesarios en la reducción de emisiones,
sin embargo, la mayoría de las instituciones relacionadas con la transportación
aérea y el turismo refieren al año 2005 como base; así en cifras absolutas las
reducciones se hacen bastante más pequeñas[7].
Como los políticos, los grandes
empresarios y los científicos que participan en las negociaciones de
las cumbres del clima son “viajeros frecuentes” internacionales, no debe
sorprendernos la gran anomalía que representa la falta total de
acciones ante el crecimiento exponencial de las emisiones que dañan el clima de
la Tierra de la aviación comercial. Tampoco debe
sorprender la desvergüenza de la IATA y la ICAO
(International Civil Aviation Organization) que proponen estrategias
de “crecer y reducir” y que pretenden adoptar en septiembre próximo-
en el 39 Encuentro de la ICAO, el offsetting (compensación) del
carbón, para lograr “el crecimiento carbón-neutro”. El offsetting es un
truco político-empresarial que traslada emisiones a otra parte, pero, no las
reduce, es un juego suma cero, para engañar a la opinión pública. Los
proyectos de offsetting no respetan ningún principio según lo
demuestra la experiencia.
En la Segunda parte analizaremos otros daños
que provoca la aviación
comercial.
Miguel Valencia Mulkay
[1] Hacia la reconversión ecológica
del transporte en España, Estevan y Sanz, Centro de Investigación para la
Paz.
[2] Aumentar la sensación de
urgencia, Reflexiones sobre el turismo y el cambio climático. Brot fur die welt
(Pan para el mundo- Servicio Protestante para el Desarrollo) Alemania.
[3] Ibídem
[4] Ibídem
[5] Ibidem
[6] Ibídem
[7] Ibidem
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