Desconstruir, la mentalidad, ideología o
imaginario social dominante
18 de noviembre de 2015
Para enfrentar la imposición de obras innecesarias y muy
contrarias a la ecología y las comunidades territoriales.
Texto presentado a debate en el conversatorio-desayuno del 4 de
noviembre de 2015 y aprobado en lo general; sometido luego a consulta en redes
hasta el 18 de noviembre de 2015.
En
las últimas décadas, el autoritarismo o la falta de democracia han persistido
en México. El poder judicial no ha dejado de estar muy politizado, a
las órdenes de los gobernantes y los partidos y muy alejado de la justicia. El
poder legislativo no ha dejado de hacer leyes y reformas a la constitución
contrarias al bien común y muy favorables a los poderes fácticos. La famosa
alternancia política, una más de las artimañas de los ricos y poderosos, no ha
tenido otro efecto que fortalecer estos males endémicos al punto que ahora
amenazan con recrudecerse por medio del encumbramiento de grupos políticos cada
día más dependientes de los banqueros, los países poderosos y los grandes
empresarios; cada día más mentirosos y manipuladores; cada día más contrarios
al bien común de los mexicanos. Hay grandes riesgos de una aun mayor regresión
autoritaria.
La
globalización, los supuestos tratados de libre comercio, los acuerdos
internacionales de inversión y de los pagos internacionales, la OCDE, tienen
efectos devastadores sobre la soberanía nacional y sobre la política: arrebatan
a los mexicanos la capacidad de decidir sobre sus asuntos trascendentales;
ponen de rodillas a los políticos mexicanos y adaptan la constitución mexicana
y nuestras leyes a sus intereses por medio de reformas espurias que resultan
catastróficas. No se puede esperar otra cosa de los gobiernos y los partidos
que un mayor control sobre el territorio y los ciudadanos, y mayor represión
contra quienes protestan por la imposición de obras, megaproyectos, programas,
normas, legislaciones o reformas. Los planes de infraestructura se
deciden cada día más fuera del país y se imponen cada día con mayor variedad de
sofisticados instrumentos políticos represivos.
Ciertamente,
el aumento creciente en el autoritarismo mexicano se apoya en la
labor de las últimas décadas, de la escuela (que debilita la resistencia a la
mentira y el engaño, al poder establecido), de la manipulación mediática (que
desinforma y crea nuevas falsas necesidades), del consumo cotidiano de nuevas
tecnologías (que destruye la convivencia humana) Finalmente, la creciente falta
de democracia en México se fundamenta en la creación de un imaginario
social(mentalidad, cosmovisión, ideología) que valora demasiado a los
productos de la ciencia y la tecnología, que desconoce los enormes daños que
ellas han creado, lo imprevisibles que son sus efectos en la Naturaleza, la
ecología y la sociedad, y la falta de ética de una gran parte de los
científicos y tecnólogos. En EU, dos de cada tres científicos se dedican al
desarrollo de tecnologías militares. Bolívar Zapata, defensor de los
transgénicos ha sido asesor científico de la presidencia con Peña Nieto y fue
gran candidato a la rectoría de la UNAM. El Ipad, los celulares inteligentes,
la televisión, las redes sociales, degradan el dialogo entre los ciudadanos;
los aíslan y los convierten en espectadores y virtuales zombis de las acciones
de los poderosos.
Sobre
todo, este imaginario social considera que los supuestos logros y beneficios
del desarrollo, el progreso, el crecimiento económico y la economía son
sagrados e indiscutibles; que están por encima de cualquier otra
consideración, por lo que defenderlos e impulsarlos constituye la única vía que
deben seguir los gobiernos, los partidos y la sociedad. La religión de
la economía constituye el fundamento de este necio y miope imaginario
social que favorece la imposición de megaproyectos, los programas, las normas,
las legislaciones y las “reformas” que destruyen rápidamente la
ecología y la convivencia humana. Este imaginario social domina – o pretende
dominar- las mentes de quienes controlan los gobiernos, los partidos, los
poderes legislativos y judiciales, las cámaras de industriales y comerciantes,
las organizaciones empresariales y profesionales, las universidades y centros
de altos estudios, la mayor parte de la Sociedad Civil y una buena parte de las
organizaciones sociales y de la sociedad mexicana. Los legisladores,
gobernantes, empresarios, impulsan obras, programas, normas, legislaciones, “reformas” con
fundamento en estudios de tecnócratas que hacen mala ciencia, tienen grandes
prejuicios y consideran a los indígenas, campesinos, vecinos de las
comunidades, como muebles u objetos que pueden desplazar de un territorio a
otro alegando un “bien común” que tiene como fundamento el culto al crecimiento
económico. Sacrifican comunidades, para construir presas, supercarreteras,
enormes aeropuertos y vialidades, “rellenos sanitarios”, confinamientos de
residuos peligrosos. Imponen un “desarrollo” que aniquila a la humanidad y a
los ecosistemas.
Es
imperativo por lo tanto desmontar o desconstruir el
imaginario social construido en México a lo largo de más de un siglo. Desmontar
o eliminar el culto a la tecnociencia y al crecimiento
infinito de la economía, de la urbanización y de la industrialización. Sólo así
podremos frenar con mayor éxito la amenaza de los megaproyectos, los nefastos
programas, normas y legislaciones, así como las reformas constitucionales que
despojan, desgarran, destruyen las comunidades territoriales: los pueblos,
ejidos, barrios y colonias. Los megaproyectos imponen en el territorio el nuevo
orden mundial que desean los banqueros internacionales y las grandes empresas
transnacionales. Para desmontar o desconstruir el
imaginario social dominante es indispensable realizar una crítica severa a los
factores que asfixian, debilitan o destruyen la democracia y la colaboración
ciudadana, como son: la escolarización asfixiante, la reforma educativa, la
publicidad, la televisión y la radio, así como la industria, la urbanización y
las nuevas tecnologías.
Desconstruir, la mentalidad, ideología o
imaginario social dominante
18
de noviembre de 2015
Adriana
Matalonga, Alberto Orrin, Alejandro García Núñez, Ana María Yustis,
Ángel Pujalte, Archibaldo Hope Sánchez Mejorada, Carlos Padilla, Edgardo Mota,
Eduardo A. Rincón Mejía, Eduardo Farah, Fabio Barbosa Cano, Gabriel Valencia
Mulkay, Gina Ricks, Guadalupe Tron, Gustavo Romero, Israel Arriola Toiber,
Jaime Lagunez, José Antonio Foronda Farro, José Arias Chávez, José Ignacio
Félix Díaz, Luz García, Margarita Hernández Ruiz, María de Lourdes Ríos, María
del Carmen González García, María Elena Contreras Domínguez, Mario Alberto
Vázquez Díaz, Mayella Delgadillo, Mauricio Villegas, Patricia
Gutiérrez Otero, Ricardo Zúñiga, Roberto Villa, Rodolfo Buentello, Rubén
Almeida D, Ruxi Mendieta Corona, Susana Clares Popoca, Yolanda
Boerci.
Organizaciones: Asociación de Tecnología Apropiada AC; Casa Ecológica de
Teotihuacán; Colectivo La Caracola; Comunidad Terapéutica
Madreselva; ¡Descrecimiento o colapso! ECOMUNIDADES, Red Ecologista
Autónoma de la Cuenca de México; Espejo Polanco; La Quijota hACe; Frente del
Pueblo; Fomentosol AC; Movimiento Comunista Mexicano; Red en Defensa de la
Ciudad de México; Salir del petróleo; Unión de Trabajadores del Campo
AC
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