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jueves, 26 de octubre de 2017
Degrowth, Descrecimiento o Decrecimiento o Decroissance
La palabras Degrowth, Descrecimiento o Decrecimiento o Decroissance, no deben ser utilizadas como sinónimos: representan movimientos que tienen sus diferencias aunque tengan muchos puntos de unión o convergencia.
Degrowth es la nueva palabra en inglés adoptada en la primera conferencia de París,(2008), con el propósito de organizar conferencias internacionales, en cambio, Decroissance es el nombre del primer movimiento de este tipo nacido en Francia (2003) después de la proclama de Serge Latouche en Le Monde Diplomatique. Decresita es el nombre del movimiento italiano; Decrecimiento del movimiento español, Postwachstum del movimiento alemán.
Descrecimiento es el neologismo o la nueva palabra en español que adoptamos en 2007, para traducir la palabra francesa decroissance, los asistentes al Primer Coloquio La Apuesta por el Descrecimiento celebrado en la Ciudad de México en la PAOT. Por ello pensamos en no traducir la palabra Degrowth para no traicionar su significado. Hay muchas personas en México que prefieren utilizar la palabra Decrecimiento y ligarse a la visión española de esta corriente política. Con esta palabra realizamos la traducción de la palabra francesa "decroissance", utilizada por los iniciadores de este movimiento, que fueron primero académicos y luego organizaciones sociales y civiles. En 2003 se inicia el movimiento decroissance en Francia que luego se extiende a otros países europeos, incluyendo a España, donde traducen esta palabra como decrecimiento.
Descrecimiento implica una visión voluntaria, ética- de la reducción en el crecimiento, no se trata de competir entre quienes queremos descrecer. Implica una visión regionalista a partir de un país con una gran diversidad cultural y biológica, colonizado por las ideas del progreso, desarrollo y modernidad impuestas por el Occidente.
Cuando hablamos de Descrecimiento, hablamos de una estrategia política aplicable a México y tal vez para los países del Sur: las líneas de acción que son aplicables en los países desarrollados no son aplicables en los países del Sur. Rechazamos la organización de la Sexta Conferencia Internacional de Degrowth, que ahora será en Malmo, Suecia, con el fin de organizar la Primera Conferencia Norte- Sur de Degrowth y desde luego, de Descrecimiento.
La palabra descrecimiento no existe hasta el momento en los diccionarios convencionales, sin embargo, ha sido incluida en el Vocabulario de Decrecimiento publicado en Europa hace un par de años; fue inventada en México en 2007 y aprobada en el Primer Coloquio de Descrecimiento que se realizó en nuestro país en ese mismo año. La idea de crear esta palabra fue la de dar una connotación de voluntad personal o colectiva al hecho de decrecer y eliminar la connotación abstracta, pasiva, común en esta palabra, en el leguaje científico y matemático.
Queremos descrecer por medio de la reducción voluntaria de nuestros consumos de petróleo,gas, electricidad, metales, maderas, carnes, agua, plásticos, autos, aviones, trenes rápidos, servicios educativos, de salud, entre otros. Queremos descrecer por medio de la autonomía de las comunidades: pueblos, barrios, ejidos, colonias. Queremos descrecer rechazando las ideas comunes de productividad y competitividad y haciendo política contra el crecimiento por el crecimiento mismo, que no toma en cuenta la naturaleza de lo que se produce.
Miguel Valencia
domingo, 22 de octubre de 2017
Firme apoyo internacional al proyecto de la Primera Conferencia Norte- Sur de Descrecimiento, México 2018
Firme apoyo internacional al proyecto de la Primera Conferencia Norte- Sur de Descrecimiento, México 2018
Con gran alegría les informamos que en días pasados recibimos un mensaje de la representación de los organizadores de las conferencias de Degrowth (Descrecimiento) de París(2008), Barcelona(2010), Montreal(2012), Venecia(2012), Leipzig (2014), Budapest(2016), en el que nos confirma el pleno apoyo de estos equipos a la propuesta final de la Primera Conferencia Norte-Sur de Descrecimiento, México 2018 que les presentamos el 17 de septiembre pasado.
Esta Conferencia tendrá lugar en la Ciudad de México del 19 al 21 de junio de 2018 y tendrá como lema: ¡Descolonizar el Imaginario Social!, como ejes temáticos: Supervivencia, Culturas y Riqueza, como ejes transversales: 1) Degrowth en el Norte y Descrecimiento en el Sur, 2) Descolonización del imaginario social, 3) Conexión entre la acción local y la acción global, 4) Ligas de los movimientos degrowth y descrecimiento, con movimientos hermanos o afines,5) Ciencia y técnica convivenciales, 6) Individuos, Colectivos, Comunidades e Instituciones que hacen el cambio, 7) Acción Global Ahora y como subtemas: 24 títulos.
En las próximas semanas esperamos difundir la primera Convocatoria a presentar propuestas de sesiones especiales y tener disponible una versión abreviada del proyecto de Conferencia.
Comisión Ejecutiva: Adriana Matalonga, Edgardo Mota, Jorge Márquez, Miguel Valencia, Sergio Amador, Velina Valdez.
Announcing three Degrowth International Conferences in 2018: Sweden, Mexico and European Parliament. See you there!
Dear All,
The Support Group of the International Degrowth Conferences is happy to announce three degrowth events for 2018. After the conferences in Paris (2008), Barcelona (2010), Venice and Montreal (2012), Leipzig (2014) and Budapest (2016), in 2018 there will be:
1) 6th International Degrowth Conference for Ecological Sustainability and Social Equity: 'Dialogues in turbulent times'
Where: Malmö (Sweden)
When: 21-25 August 2018
This conference aims at expanding the geographical and thematic scope of degrowth discussions, as well as building dialogues with critical social theories, sciences and social movements. Malmö is a perfect city to host such a conference. Vibrant and mixed, but also relaxed and down-to-earth, it has a strong presence of alternative forms of organising and a varied cultural and grassroots life. We want this conference to further consolidate these and act as a platform for mutually enriching dialogues among groups from around the globe striving for a better world.
More info at: https://malmo.degrowth.org /
Find the calls for academics, activists and artists here (Deadline: 31st of December): https://malmo.degro wth.org/calls-for-participatio n/
Parallel to the 6th International Degrowth Conference, two complementary and twin events will take place:
2) The First North-South Conference on Degrowth: Decolonizing the social imaginary
Where: Mexico City (Mexico)
When: 19-21 June 2018
EN: The First North-South Conference on Degrowth will be held in Mexico City, supported by universities, NGOs, and social movements. It will be an occasion to open and continue in-depth debates around the dominant illusions on economic growth. These are already ongoing debates inside and across the societies that are on their way to become modern and developed as well as those 'excelling' in these aspects. For the first time, a Latin American country will host an international gathering on Degrowth, after five conferences in Europe and one in Canada. Decolonization of the imaginary, Survival, Cultures, and Wealth will be the main issues under discussion.
ES: En 2018 tendrá lugar la Primera Conferencia Norte-Sur sobre Degrowth, México 19-21 Junio 2018, apoyada por entidades universitarias, ONGs y movimientos sociales de este país, con el propósito de abrir y dar continuidad a debates de gran calado en torno a las ilusiones o quimeras dominantes sobre el crecimiento económico, de las sociedades en camino de la modernidad y el desarrollo y las sociedades que sobresalen en estos aspectos. Por primera vez, un país Latinoamericano servirá de sede para debatir los temas del Decrecimiento, después de cinco conferencias en Europa y una en Canadá. Serán temas centrales de esta conferencia: la Descolonización del imaginario social, la Supervivencia, las Culturas y la Riqueza.
3) Degrowth in the EU Parliament: Post-growth conference to challenge the economic thinking of EU institutions with influential EU policy-makers
Where: European parliament, Brussels (Belgium)
When: 18-19 September 2018
A post-growth conference supported by various stakeholders (Members of the European Parliament from different political groups, academics, NGOs and unions) will take place in the premises of the European Parliament on September 18-19 2018, coinciding with the 10th anniversary of the collapse of the US Bank Lehman Brothers that sparked the economic crisis in which we are still trapped.
Given its central location close to the heart of the European Union decision-making, the conference will offer a unique opportunity for the EU civil society to confront their views with those of EU officials and staff that defines the core of the economic model and political priorities. Considering that the latter are not compatible with a fair and ecological transformation of our societies, workshops will address the theoretical design of models used to frame the European economy, the relevance and feasibility of basic income schemes, the ultimate goal of the internal market and the environmental consequences of technological progress. The aim of these days - about one year before the next European elections and the nomination of a new Commission - will be to create a cultural contagion effect by which the thinking of policy makers will tilt towards genuine sustainability.
The work will be preceded by a preparatory session at the Université Libre de Bruxelles and followed by a debriefing and exchanges on how to coalesce allies to ensure that change will actually happen.
More information will be communicated soon.
Future conferences: If anyone is interested to organize future international degrowth conferences, please do not hesitate to contact the Support Group.
The Support Group (SG)
The SG is the official promoter of the International Degrowth Conferences. It is composed by people who have been highly involved in the local organizing committees of the previous international conferences.
Contact: supportgroup@degrowth .org
For more information and updates see: https://degrowth. org/conferences/
Una forma de ir al descrecimiento: La era detox
La era detox
IGNACIO RAMONET
El fenómeno se está extendiendo. En nuestras sociedades desarrolladas, un número cada vez mayor de ciudadanos se plantea modificar sus modos de consumo. No sólo de los hábitos alimentarios, individualizados ya hasta tal punto que resulta prácticamente imposible reunir a ocho personas en torno a una mesa para comer un mismo menú. Sino del consumo en general : la vestimenta, la decoración, el aseo, los electrodomésticos, los fetiches culturales (libros, devedés, cedés), etc. Todas aquellas cosas que hasta hace poco se acumulaban en nuestros hogares como señales más o menos mediocres de éxito social y de opulencia (y hasta cierta medida, de identidad), ahora sentimos que nos asfixian. La nueva tendencia es a la reducción, al desprendimiento, al despojo, a la supresión, a la eliminación... En suma, a la desintoxicación. Al detox pues. Como si comenzara el ocaso de la sociedad de consumo -establecida en torno a los años 1960 y 1970-, y entráramos en lo que se empieza a llamar la « sociedad del desconsumo ».
Se podría objetar que las necesidades vitales de consumo siguen siendo inmensas en muchos países en vías de desarrollo o en las areas de pobreza del mundo desarrollado. Pero esa realidad indiscutible no debe impedirnos ver este movimiento de « desconsumo » que se expande con ímpetu cada vez más intenso. Por otra parte, un estudio reciente[i], realizado en el Reino Unido, indica que desde el principio de la revolución industrial, las familias iban acumulando bienes materiales en sus hogares a medida que sus recursos aumentaban. El número de objetos poseidos traducía su nivel de vida y su estatus social. Así fue hasta 2011. Ese año se alcanzó lo que podríamos llamar el « pico de los objetos » (peak stuff). Desde entonces, el número de objetos poseidos no cesa de reducirse. Y esa curva, en forma de ‘campana de Gauss’ (con aumento exponencial mientras sube el nivel de vida, y que luego, después de un período de estabilización, desciende en las mismas proporciones), sería una ley general. Hoy se estaría verificando en los países desarrollados (y en muchas zonas opulentas de Estados del Sur) pero mañana también reflejaría la inevitable evolución en los países en desarrollo (China, India, Brasil).
La toma de conciencia ecológica, la preocupación general por el medio ambiente, el temor al cambio climático y en particular la crisis económica del 2008 que con tanta violencia golpeó a los Estados ricos, influenciaron sin duda esta nueva austeridad zen. Desde entonces, se divulgaron mediante las redes sociales muchos casos espectaculares de detox anticonsumista. Por ejemplo, el de Joshua Becker, un estadounidense que decidió hace nueve años, con su esposa, reducir drásticamente el número de bienes materiales que poseían, para vivir mejor y lograr la calma mental. En sus libros (« Living with Less », « The more of Less ») y en su blog « Becoming minimalist » (www.becomingminimalist.com/), Becker cuenta : « Limpiamos el desorden de nuestra casa y de nuestra vida. Fue un viaje en el que descubrimos que la abundancia consiste en tener menos.» Y afirma que « las mejores cosas de la vida no son cosas ».
Aunque no resulta facil desintoxicarse del consumo y convertirse al minimalismo :« Comience poco a poco – aconseja Joshua Fields Millburn, que escribe en el blog TheMinimalists.com- intente desprenderse de una sola cosa durante 30 días, comenzando por los objetos más sencillos de suprimir. Deshágase de las cosas obvias. Empezando por las que claramente no necesita: las tazas que nunca usa, ese regalo horrendo que recibió, etc."
Otro caso célebre de despojo voluntario es el de Rob Greenfield[ii], un norteamericano de 30 años, protagonista de la serie documental « Viajero sin dinero » (Discovery Channel) quien, bajo el lema "menos es más", se deshizo de todas sus pertenencias, incluso de su casa. Y anda por el mundo con sólo 111 posesiones (incluyendo el cepillo de dientes)... O el de la diseñadora canadiense Sarah Lazarovic, que pasó un año sin comprarse ninguna ropa y cada vez que tenía ganas de hacerlo, dibujaba la prenda en cuestión. Resultado : un bonito libro de bocetos titulado: « Un montón de cosas lindas que no me compré »[iii]. También está el ejemplo de Courtney Carver, que propone en su página web Project 333 (https://bemorewithless.com/project-333/), un desafío de bajo presupuesto invitando a sus lectores a vestirse con sólo 33 prendas durante tres meses.
En la misma linea está el caso de la bloguera y youtuber francesa Laeticia Birbes, 33 años, que se hizo célebre por su desafío de nunca más volver a comprarse ropa : « Yo era una consumidora compulsiva. Víctima de las promociones, de las tendencias y de la tiranía de la moda- dice- Había días en que llegaba a gastarme quinientos euros en prendas... En cuanto tenía problemas con mi pareja o con los exámenes, compraba ropa. Llegué a integrar perfectamente el discurso de los publicitarios : confundía sentimientos y productos...[iv] » Hasta que un día decidió vaciar sus armarios y regalarlo todo. Se sintió libre y ligera ; liberada de una carga mental insospechada : « Ahora vivo con dos vestidos, tres bragas y un par de calcetines. » Y da conferencias por toda Francia para enseñar la disciplina del « cero basura » y del consumo minimalista.
El consumismo es consumir consumo. Es una conducta impulsiva donde ya no importa lo que se compra, importa comprar. En realidad, vivimos en la sociedad del desperdicio, desperdiciamos abundantemente. Frente a esa aberración, el minimalismo de consumo es un movimiento mundial que propone comprar sólo lo necesario. El ejercicio es simple: hay que mirar las cosas que tenemos en casa y determinar cuáles realmente usamos. El resto es acumulación, veneno.
Dos periodistas argentinas, Evangelina Himitian y Soledad Vallejos, pasaron de la teoría a la práctica. Después de haber vivido como millones de consumidores acumulando sin ningún criterio, decidieron cuestionar su propia conducta. Estaba claroque compraban por otros motivos, no por necesidad. Y se impusieron estar un año sin consumir nada que no fuese absolutamente indispensable y contar con gran talento su experiencia[v].
No solo se trataba de no consumir sino de desintoxicarse, de liberarse del consumo acumulado. Las dos periodistas empezaron imponiéndose una disciplina detox : cada una tenía que sacar diez objetos por día de su casa durante cuatro meses: 1.200 en total. Tuvieron que descartar, donar, desprenderse, despojarse... Como una suerte de purga, para pasar a ser desconsumistas : « En los últimos cinco años- cuentan Evangelina y Soledad- se encendió en el mundo una luz de conciencia colectiva sobre la manera de consumir. Que es una manera de controlar los abusos del mercado. Porque es también una estrategia para dejar al descubierto los puntos ciegos del sistema económico capitalista. Aunque suene pretencioso es exactamente eso: el capitalismo se apoya en la necesidad de fabricar necesidades. Y para cada necesidad fabrica un producto... Esto es especialmente cierto en los países con economías desarrolladas donde los índices oficiales miden la calidad de vida en sintonía con la capacidad de consumo... »
Este hastío cada vez más universal del consumo también alcanza al universo digital. Está surgiendo lo que podríamos llamar un digital detox, que consiste en abandonar las redes sociales por un tiempo y por diferentes motivos. Se va extendiendo el movimiento de los « ex conectados » o « desconectados », una nueva tribu urbana compuesta por personas que han decidido darle la espalda a Internet, y vivir off-line, fuera de linea. No tienen WhatsApp, no quieren oír hablar de Twitter, no usan Telegram, odian Facebook, no sienten simpatía por Instagram, y no hay casi ningún rastro de ellos por Internet. Algunos no poseen ni siquiera una cuenta de correo electrónico y, los que la tienen, la abren sólo muy de vez en cuando… Enric Puig Punyet (36 años) doctor en Filosofía, profesor, escritor, es uno de los nuevos « ex-conectados ». Ha escrito un libro[vi] en el que recopila casos reales de personas que, deseosas de recuperar el contacto directo con los demás y consigo mismas, han decidido desconectarse. « La Internet participativa que, mayoritariamente, es la modalidad en la que estamos viviendo, busca nuestra dependencia –explica Enric Puig Punyet- Al tratarse, casi en su totalidad, de plataformas vacías que se nutren de nuestro contenido, interesa que estemos a todas horas conectados. Esta dinámica la facilitan los teléfonos "inteligentes" que han provocado que estemos constantemente disponibles y nutriendo a la Red. Este estado de hiperconexión conlleva sus problemas que estamos empezando a ver :
La sociedad de consumo, en todos sus aspectos, ha dejado de seducir. Intuitivamente sabemos ahora que ese modelo, asociado al capitalismo depredador, es sinónimo de despilfarro irresponsable. Los objetos innecesarios nos asfixian. Y asfixian al planeta. Algo que la Tierra ya no puede consentir. Porque se agotan los recursos. Y se contaminan. Hasta los más abundantes (agua dulce, aire, mares...). Y ante la ceguera de muchos gobiernos, llega la hora de la acción colectiva de los ciudadanos. En favor de un desconsumo radical.
IGNACIO RAMONET
---------------------------
Citas:
[i] Chris Goodall, « ‘Peak Stuff’. Did the UK reach a maximum use of material resources in the early part of the last decade? »
http://static.squarespace.com/static/545e40d0e4b054a6f8622bc9/t/54720c6ae4b06f326a8502f9/1416760426697/Peak_Stuff_17.10.11.pdf
[ii] https://mrmondialisation.org/rob-greenfield-le-forest-gump-de-lecologie/
[iii] http://www.dailymail.co.uk/femail/article-2178944/Sarah-Lazarovic-How-woman-saved-2-000-PAINTING-clothes-wants-instead-buying-them.html
[iv] http://www.lemonde.fr/m-perso/article/2017/09/15/consommation-trop-c-est-trop_5186310_4497916.html
[v] Léase Evangelina Himitian y Soledad Vallejos, « Deseo consumido », Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2017.
[vi] Enric Puig Punyet, « La gran adicción. Cómo sobrevivir sin Internet y no aislarse del mundo », Arpa editores, Barcelona, 2017.
[vii] http://www.bbc.com/mundo/noticias-39216905
[viii] En 2008 y 2009 hubo 35 suicidios en una compañía como France Telecom (ahora Orange). También los hubo en Renault. Desde el 1° de enero de 2017, la ley permite al asalariado de una empresa de màs de 50 empleados no contestar e-mails fuera del horario de trabajo.
IGNACIO RAMONET
El fenómeno se está extendiendo. En nuestras sociedades desarrolladas, un número cada vez mayor de ciudadanos se plantea modificar sus modos de consumo. No sólo de los hábitos alimentarios, individualizados ya hasta tal punto que resulta prácticamente imposible reunir a ocho personas en torno a una mesa para comer un mismo menú. Sino del consumo en general : la vestimenta, la decoración, el aseo, los electrodomésticos, los fetiches culturales (libros, devedés, cedés), etc. Todas aquellas cosas que hasta hace poco se acumulaban en nuestros hogares como señales más o menos mediocres de éxito social y de opulencia (y hasta cierta medida, de identidad), ahora sentimos que nos asfixian. La nueva tendencia es a la reducción, al desprendimiento, al despojo, a la supresión, a la eliminación... En suma, a la desintoxicación. Al detox pues. Como si comenzara el ocaso de la sociedad de consumo -establecida en torno a los años 1960 y 1970-, y entráramos en lo que se empieza a llamar la « sociedad del desconsumo ».
Se podría objetar que las necesidades vitales de consumo siguen siendo inmensas en muchos países en vías de desarrollo o en las areas de pobreza del mundo desarrollado. Pero esa realidad indiscutible no debe impedirnos ver este movimiento de « desconsumo » que se expande con ímpetu cada vez más intenso. Por otra parte, un estudio reciente[i], realizado en el Reino Unido, indica que desde el principio de la revolución industrial, las familias iban acumulando bienes materiales en sus hogares a medida que sus recursos aumentaban. El número de objetos poseidos traducía su nivel de vida y su estatus social. Así fue hasta 2011. Ese año se alcanzó lo que podríamos llamar el « pico de los objetos » (peak stuff). Desde entonces, el número de objetos poseidos no cesa de reducirse. Y esa curva, en forma de ‘campana de Gauss’ (con aumento exponencial mientras sube el nivel de vida, y que luego, después de un período de estabilización, desciende en las mismas proporciones), sería una ley general. Hoy se estaría verificando en los países desarrollados (y en muchas zonas opulentas de Estados del Sur) pero mañana también reflejaría la inevitable evolución en los países en desarrollo (China, India, Brasil).
La toma de conciencia ecológica, la preocupación general por el medio ambiente, el temor al cambio climático y en particular la crisis económica del 2008 que con tanta violencia golpeó a los Estados ricos, influenciaron sin duda esta nueva austeridad zen. Desde entonces, se divulgaron mediante las redes sociales muchos casos espectaculares de detox anticonsumista. Por ejemplo, el de Joshua Becker, un estadounidense que decidió hace nueve años, con su esposa, reducir drásticamente el número de bienes materiales que poseían, para vivir mejor y lograr la calma mental. En sus libros (« Living with Less », « The more of Less ») y en su blog « Becoming minimalist » (www.becomingminimalist.com/), Becker cuenta : « Limpiamos el desorden de nuestra casa y de nuestra vida. Fue un viaje en el que descubrimos que la abundancia consiste en tener menos.» Y afirma que « las mejores cosas de la vida no son cosas ».
Aunque no resulta facil desintoxicarse del consumo y convertirse al minimalismo :« Comience poco a poco – aconseja Joshua Fields Millburn, que escribe en el blog TheMinimalists.com- intente desprenderse de una sola cosa durante 30 días, comenzando por los objetos más sencillos de suprimir. Deshágase de las cosas obvias. Empezando por las que claramente no necesita: las tazas que nunca usa, ese regalo horrendo que recibió, etc."
Otro caso célebre de despojo voluntario es el de Rob Greenfield[ii], un norteamericano de 30 años, protagonista de la serie documental « Viajero sin dinero » (Discovery Channel) quien, bajo el lema "menos es más", se deshizo de todas sus pertenencias, incluso de su casa. Y anda por el mundo con sólo 111 posesiones (incluyendo el cepillo de dientes)... O el de la diseñadora canadiense Sarah Lazarovic, que pasó un año sin comprarse ninguna ropa y cada vez que tenía ganas de hacerlo, dibujaba la prenda en cuestión. Resultado : un bonito libro de bocetos titulado: « Un montón de cosas lindas que no me compré »[iii]. También está el ejemplo de Courtney Carver, que propone en su página web Project 333 (https://bemorewithless.com/project-333/), un desafío de bajo presupuesto invitando a sus lectores a vestirse con sólo 33 prendas durante tres meses.
En la misma linea está el caso de la bloguera y youtuber francesa Laeticia Birbes, 33 años, que se hizo célebre por su desafío de nunca más volver a comprarse ropa : « Yo era una consumidora compulsiva. Víctima de las promociones, de las tendencias y de la tiranía de la moda- dice- Había días en que llegaba a gastarme quinientos euros en prendas... En cuanto tenía problemas con mi pareja o con los exámenes, compraba ropa. Llegué a integrar perfectamente el discurso de los publicitarios : confundía sentimientos y productos...[iv] » Hasta que un día decidió vaciar sus armarios y regalarlo todo. Se sintió libre y ligera ; liberada de una carga mental insospechada : « Ahora vivo con dos vestidos, tres bragas y un par de calcetines. » Y da conferencias por toda Francia para enseñar la disciplina del « cero basura » y del consumo minimalista.
El consumismo es consumir consumo. Es una conducta impulsiva donde ya no importa lo que se compra, importa comprar. En realidad, vivimos en la sociedad del desperdicio, desperdiciamos abundantemente. Frente a esa aberración, el minimalismo de consumo es un movimiento mundial que propone comprar sólo lo necesario. El ejercicio es simple: hay que mirar las cosas que tenemos en casa y determinar cuáles realmente usamos. El resto es acumulación, veneno.
Dos periodistas argentinas, Evangelina Himitian y Soledad Vallejos, pasaron de la teoría a la práctica. Después de haber vivido como millones de consumidores acumulando sin ningún criterio, decidieron cuestionar su propia conducta. Estaba claroque compraban por otros motivos, no por necesidad. Y se impusieron estar un año sin consumir nada que no fuese absolutamente indispensable y contar con gran talento su experiencia[v].
No solo se trataba de no consumir sino de desintoxicarse, de liberarse del consumo acumulado. Las dos periodistas empezaron imponiéndose una disciplina detox : cada una tenía que sacar diez objetos por día de su casa durante cuatro meses: 1.200 en total. Tuvieron que descartar, donar, desprenderse, despojarse... Como una suerte de purga, para pasar a ser desconsumistas : « En los últimos cinco años- cuentan Evangelina y Soledad- se encendió en el mundo una luz de conciencia colectiva sobre la manera de consumir. Que es una manera de controlar los abusos del mercado. Porque es también una estrategia para dejar al descubierto los puntos ciegos del sistema económico capitalista. Aunque suene pretencioso es exactamente eso: el capitalismo se apoya en la necesidad de fabricar necesidades. Y para cada necesidad fabrica un producto... Esto es especialmente cierto en los países con economías desarrolladas donde los índices oficiales miden la calidad de vida en sintonía con la capacidad de consumo... »
Este hastío cada vez más universal del consumo también alcanza al universo digital. Está surgiendo lo que podríamos llamar un digital detox, que consiste en abandonar las redes sociales por un tiempo y por diferentes motivos. Se va extendiendo el movimiento de los « ex conectados » o « desconectados », una nueva tribu urbana compuesta por personas que han decidido darle la espalda a Internet, y vivir off-line, fuera de linea. No tienen WhatsApp, no quieren oír hablar de Twitter, no usan Telegram, odian Facebook, no sienten simpatía por Instagram, y no hay casi ningún rastro de ellos por Internet. Algunos no poseen ni siquiera una cuenta de correo electrónico y, los que la tienen, la abren sólo muy de vez en cuando… Enric Puig Punyet (36 años) doctor en Filosofía, profesor, escritor, es uno de los nuevos « ex-conectados ». Ha escrito un libro[vi] en el que recopila casos reales de personas que, deseosas de recuperar el contacto directo con los demás y consigo mismas, han decidido desconectarse. « La Internet participativa que, mayoritariamente, es la modalidad en la que estamos viviendo, busca nuestra dependencia –explica Enric Puig Punyet- Al tratarse, casi en su totalidad, de plataformas vacías que se nutren de nuestro contenido, interesa que estemos a todas horas conectados. Esta dinámica la facilitan los teléfonos "inteligentes" que han provocado que estemos constantemente disponibles y nutriendo a la Red. Este estado de hiperconexión conlleva sus problemas que estamos empezando a ver :
...nos resta la capacidad de atención, de proceso en profundidad e incluso de socialización. Gran parte del atractivo de las tecnologías digitales está diseñado por compañías que desean nuestro consumo y nuestra continua conexión, como sucede con tantos otros ámbitos porque es la base del consumismo. Cualquier acto de desconexión, ya sea total o parcial, debería entenderse como una medida de resistencia que desea compensar una situación que se encuentra descompensada[vii]. »El derecho a la desconexión digital ya existe en Francia. En parte como respuesta a los múltiples casos de burnout (agotamiento por exceso de trabajo) que se produjeron en los últimos años como consecuencia de la presión laboral[viii].Ahora los trabajadores franceses pueden dejar de responder a mensajes digitales cuando termina su jornada laboral. Francia se convirtió así en pionera de este tipo de leyes, pero todavía quedan incógnitas sobre cómo se aplicará esa ley. La nueva norma obliga a las compañías con más de 50 empleados a abrir negociaciones sobre el derecho a estar off-line, es decir no contestar emails o mensajes digitales profesionales en sus horas libres. Sin embargo, el texto no obliga a llegar a un acuerdo ni tampoco fija ningún plazo para las negociaciones. Las empresas podrían limitarse a redactar una guía orientativa, sin la participación de los trabajadores. Pero la necesidad del detox digital, de estar fuera de las redes y darse un descanso de Internet queda planteada.
La sociedad de consumo, en todos sus aspectos, ha dejado de seducir. Intuitivamente sabemos ahora que ese modelo, asociado al capitalismo depredador, es sinónimo de despilfarro irresponsable. Los objetos innecesarios nos asfixian. Y asfixian al planeta. Algo que la Tierra ya no puede consentir. Porque se agotan los recursos. Y se contaminan. Hasta los más abundantes (agua dulce, aire, mares...). Y ante la ceguera de muchos gobiernos, llega la hora de la acción colectiva de los ciudadanos. En favor de un desconsumo radical.
IGNACIO RAMONET
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Citas:
[i] Chris Goodall, « ‘Peak Stuff’. Did the UK reach a maximum use of material resources in the early part of the last decade? »
http://static.squarespace.com/static/545e40d0e4b054a6f8622bc9/t/54720c6ae4b06f326a8502f9/1416760426697/Peak_Stuff_17.10.11.pdf
[ii] https://mrmondialisation.org/rob-greenfield-le-forest-gump-de-lecologie/
[iii] http://www.dailymail.co.uk/femail/article-2178944/Sarah-Lazarovic-How-woman-saved-2-000-PAINTING-clothes-wants-instead-buying-them.html
[iv] http://www.lemonde.fr/m-perso/article/2017/09/15/consommation-trop-c-est-trop_5186310_4497916.html
[v] Léase Evangelina Himitian y Soledad Vallejos, « Deseo consumido », Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2017.
[vi] Enric Puig Punyet, « La gran adicción. Cómo sobrevivir sin Internet y no aislarse del mundo », Arpa editores, Barcelona, 2017.
[vii] http://www.bbc.com/mundo/noticias-39216905
[viii] En 2008 y 2009 hubo 35 suicidios en una compañía como France Telecom (ahora Orange). También los hubo en Renault. Desde el 1° de enero de 2017, la ley permite al asalariado de una empresa de màs de 50 empleados no contestar e-mails fuera del horario de trabajo.
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