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viernes, 17 de enero de 2014

Libre comercio: guerra contra la Naturaleza y los pobres

Libre comercio: guerra contra la Naturaleza y los pobres

A propósito del Acuerdo Transpacífico


 Por Miguel Valencia


 El libre comercio implica la intensificación de la deslocalización; es decir: el transporte crecientemente más rápido y en mayor volumen de todo: el agua, los virus, las bacterias, las plantas, los animales, los ríos, los bosques, las selvas, los climas, los metales, los hidrocarburos, los indígenas, los campesinos, los trabajadores; la desestabilización de las culturas, los usos del suelo, las comunidades, las sociedades, las economías, los estados; implica la ruptura de la matriz ecológica y social de cada sitio en el territorio; implica el desquiciamiento de la vida en la Tierra. La revolución industrial nace de la eliminación de obstáculos al transporte de mercancías y a la migración de los campesinos y artesanos (eliminación de la Ley de Speenhamland). En los 70, el declinante crecimiento económico en el mundo es relanzado con las tesis neoliberales de la economía que impulsan el libre comercio asimétrico: imposición de acuerdos a países débiles, a favor de los países poderosos, como es el caso del NAFTA o TLC.


A 20 años de la entrada en vigor del TLC o NAFTA, los resultados para México de este acuerdo leonino impuesto por Estados Unidos y Canadá están a la vista: ganan los traficantes de drogas, armas y personas (niños, mujeres): el enorme flujo  de mercancías que cruzan las fronteras les da grandes facilidades para el trafico de lo abominable; los cárteles nacionales se vuelven transnacionales; ahora su poderío es tal que tienen operaciones en varios países y tienen sometido a gran parte del territorio  mexicano. Ganan los gobiernos de EUA, Canadá, España, Alemania, Japón, Inglaterra, Italia, Australia y otros que ahora imponen en México su derecho a la piratería y así, saquean con rapidez las riquezas naturales y culturales de este país. Ganan los bancos de Wall Street y la City que financian a las transnacionales y los gobiernos, y que además, lavan los enormes e imparables flujos de dinero sucio de los narco traficantes, de las transnacionales que evaden impuestos y de los políticos que reciben grandes sobornos internacionales, por la aprobación de leyes, programas y proyectos a favor de gobiernos extranjeros. Ganan las transnacionales que operan concretamente los grandes flujos de mercancías.  Ganan los "empresarios mexicanos" que hacen grandes negocios con monopolios u oligopolios naturales que fueron propiedad del estado. En México: pierden los ríos, los mares, los lagos, las lagunas, los manglares, los humedales, los glaciares, los acuíferos; pierden las reservas de gas, petróleo, minerales, tierras raras; pierden los suelos, las atmósferas, los bosques, las selvas, los animales. Pierde el clima de la Tierra, la biodiversidad mundial, los mares. Pierden las futuras generaciones, muy especialmente las mexicanas que tendrán que sufrir esclavitud, miseria, temprana enfermedad y muerte, en  territorios muy contaminados y sin riqueza natural. Pierden los indígenas, los campesinos, los trabajadores, cuyas habilidades no sirven ya para la economía globalizada. Se duplica la población en miseria extrema: 10 millones más; se triplica el desempleo: 60% de la población carece de empleo formal, está en la "economía informal" o desempleado. La desigualdad se radicaliza a niveles nunca vistos: aparecen la revista Forbes, mexicanos entre los "diez hombres más ricos del mundo" de (Slim, Larrea, Bailleres);  se dispara la migración hacia Estados Unidos, Canadá y otros países :migran más de 10 millones de campesinos; migran millones de jóvenes con buena y muy buena preparación universitaria; se dispara la obesidad, el cáncer, la diabetes , así como: la inseguridad, la drogadicción, los suicidios, la depresión, los niveles de stress, angustia, la seguridad en las carreteras y las calles;  desaparece gran parte de la empresa mediana y pequeña creativa, innovadora. El país se convierte en una gran maquiladora. Se magnifican los fraudes, los robos, las malversaciones, la corrupción en la esfera gubernamental y empresarial. La legitimidad de los gobiernos, legislaturas y judicaturas se desploma a mínimos históricos: están al servicio de los inversionistas extranjeros.   El estado mexicano pierde control de más de la mitad del territorio a manos de los cárteles de sicarios.  Pierde el país su soberanía, su autonomía, su capacidad para decidir su futuro, entre otras grandes pérdidas.


El libre comercio es una guerra implacable contra la Naturaleza, los pobres, las culturas: es necesario frenarla cuanto antes, si queremos enfrentar el desastre climático, ambiental, social, económico, político, simbólico. El Acuerdo Transpacífico, impulsado por Peña Nieto, los partidos poderosos y los grandes empresarios debe ser denunciado en todos los rincones del país: es una gran amenaza para las bases de la vida en México. Los gobiernos no cambian su dirección mientras la sociedad no los obliga a cambiar.

 

  ¡Producir lo que consumimos¡  ¡Consumir lo que producimos en el territorio!

¡Relocalización de la política, la economía y la vida!

 

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