El Nuevo Aeropuerto debió de haber sido rechazado por la SEMARNAT
ENERO 07, 2015
Fernando Córdova Tapia
La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) analizó el resolutivo que emitió la SEMARNAT y concluyó que el desarrollo del proyecto del "Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México" debió ser rechazado debido a que existen muchas incertidumbres sobre el proyecto, que surgen de la omisión deliberada de información y que no permiten una evaluación correcta del posible impacto ambiental de la obra.
El Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México navega con la bandera del "aeropuerto más sustentable". Sin embargo, la realidad está muy lejos de este eslogan meramente político. La Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) analizó el resolutivo que emitió la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA/SEMARNAT) y concluyó que el desarrollo del proyecto "Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, S. A. de C. V." debió haber sido rechazado debido a que existen muchas incertidumbres sobre el proyecto que surgen de la omisión deliberada de información y que no permiten una evaluación correcta del posible impacto ambiental de la obra. Entre las deficiencias técnicas que presenta la Manifestación de Impacto Ambiental y que el resolutivo emitido por la DGIRA aprueba de manera incorrecta, se encuentran:
- El proyecto contempla la siembra de 264,534 individuos de especies exóticas invasoras de árboles como una de las principales medidas de compensación. Las especies del género Tamarix (cedro salado) son consideradas por la CONANP como una de las principales amenazas para la flora y fauna a nivel nacional.
- La construcción del proyecto viola el Plan Regional de Desarrollo Urbano del Valle Cuautitlán – Texcoco.
- El proyecto se pretende construir en la zona con mayor vulnerabilidad y omite la presentación de Estudios de Riesgo Ambiental asociados a la posibilidad de inundaciones ante eventos hidrometeorológicos.
- No existen elementos técnicos para asegurar que las obras hidráulicas que supuestamente desviarán los escurrimientos sean suficientes para evitar las inundaciones en la zona del proyecto y en las zonas aledañas.
- El proyecto pretende duplicar y mejorar la cantidad y calidad de los humedales, sin embargo, no se presenta ningún tipo de información sobre cómo se crearán y mantendrán estos nuevos cuerpos de agua.
- No existen escenarios hídricos que permitan evaluar la factibilidad del recurso dentro de la red municipal de agua potable en cada una de las etapas del proyecto.
- El promovente omite por completo la estimación del uso de agua de la Aerotrópolis, una zona urbanizable en la que trabajarán de manera regular 180,000 personas. Esto supone un gasto adicional de 23.6 millones de metros cúbicos de agua al año, lo cual sería una enorme presión para el recurso hídrico de la región.
- Los elementos técnicos para evaluar el impacto que sufrirán las aves son completamente deficientes: omiten información deliberadamente, no cuenta con un programa adecuado para el manejo de la ornitofauna, minimizan el riesgo por colisión entre las aves y las aeronaves, y propone acciones incorrectas e injustificadas.
- El estudio de riesgo referente al resguardo y manipulación de los combustibles subestima los riesgos asociados a eventos catastróficos.
A pesar de todas las deficiencias encontradas, la DGIRA resuelve de manera inadecuada cada uno de estos puntos y en muchos casos acepta las propuestas del promovente sin ninguna condicionante. Esto resulta completamente inaceptable debido a la magnitud y los alcances del proyecto, y a los graves impactos ambientales y sociales que generará a mediano y largo plazo para el Valle de México.
Foto: sunmaya
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