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miércoles, 18 de noviembre de 2015

El desastre climático a debate en la cumbre del clima de Paris, la COP21

El desastre climático a debate en la cumbre del clima de Paris, la COP21

Un clamor mundial  desafía el equilibrio económico y político de los países poderosos: exige la adopción de acuerdos internacionales urgentes que frenen en el menor tiempo posible el aumento de la temperatura en la superficie de la Tierra. Organizaciones indígenas, campesinas, sindicales, sociales, civiles, científicas, ambientalistas, ecologistas, demandan acciones eficaces frente al desastre climático que cada año tiene mayor costo ecológico y económico.  La gran acumulación de denuncias sociales y  datos científicos sobre eventos atípicos o extraordinarios ligados a los climas del mundo: tormentas, huracanes, sequias, derretimiento de glaciares, acidificación de los mares, dispersión de enfermedades, y otros aspectos ecológicos, económicos y sociales, convierten a la próxima cumbre climática de Paris, la COP21, en un  acto político de la mayor trascendencia para nuestras vidas. Este fenómeno se acelera. Cada año se rompen miles de records de temperaturas en el mundo. Queda poco tiempo para evitar catástrofes apocalípticas. Están en juego: la muerte de mares, selvas, glaciares, territorios productivos, y desde luego, la muerte de decenas o centenas de millones de personas en las próximas décadas. 

¿Qué parte de la Naturaleza no ha destruido la industria, la urbanización y la ciencia y la tecnología?  ¿Por qué no habría de destruirse el equilibrio climático de la Tierra, por la quema de más de 90 millones de barriles diarios de petróleo o de 4.050 millones de toneladas de carbón al año, o por la aplicación de millones de toneladas de productos químicos en el campo y la ciudad, o por la pavimentación de territorios, o por el uso del auto, el avión y los trenes rápidos, o por el funcionamiento de tubos y bombas?  La producción de gases que dañan el clima o Gases de Efecto Invernadero,GEI, como el dióxido de carbono-CO2 o el metano-CH4, aumenta continuamente en el mundo, provocando el desastre climático. Están ya severamente dañados los mares, los ríos, los glaciares, los manglares, los corales, los acuíferos, los suelos, los bosques, las selvas, las especies, las culturas, las sociedades, las personas y el clima. El modo o estilo de vida de los estadounidenses se confirma ahora como la causa principal de este desastre climático, por su carácter aspiracional y adictivo. La mayor parte de los habitantes del mundo desean vivir en Estados Unidos o vivir como en ese país que tiene los más altos consumos históricos per cápita de carbón, petróleo, gas, agua, carnes, metales y otras materias primas. Se requerirían los recursos de siete planetas Tierra, para ofrecer este modo de vida a todos los habitantes de este planeta. 

Virtualmente, la totalidad de los científicos que integran el Panel Internacional del Cambio Climático, el IPCC,  órgano que informa a las Naciones Unidas sobre este tema, acepta que el "cambio climático" está relacionado con las actividades del ser humano, que es "antropogénico",  un eufemismo que sirve para ocultar la realidad. Está más bien relacionado con las decisiones del último siglo de los banqueros, políticos y grandes empresarios. Los científicos demandan acciones gubernamentales radicales, con el fin de evitar que la temperatura terrestre aumente mas allá de 1.5 grados arriba de la temperatura de la era pre industrial. Se ha elevado 0.9 grados.  Todo indica que nos encaminamos hacia los 4 grados de elevación de la temperatura. Se sabe que los corales no soportan un aumento mayor a un grado. ¿Hasta donde podrá subir la temperatura sin que nuestro sistema terrestre particularmente sensible no se descomponga totalmente? No hay respuesta científica en estos dominios. El agotamiento de acuíferos y el desplome de la producción agrícola, provocado por el desastre climático, complica aún más la situación.  

Las cumbres climáticas de los últimos 20 años- las Conferencias de las Partes o COP- han sido saboteadas por los países poderosos, por medio de la aprobación de falsas soluciones, como: los mercados de carbono, los mecanismos de desarrollo limpio, los programas REDD+ y otros engaños, como el "desarrollo sustentable", la economía verde", el "crecimiento verde", la "tecnología verde", así como, por medio de las promesas incumplidas, no verificadas o trucadas de reducción de emisiones. Los países desarrollados han rechazado los acuerdos vinculantes, las responsabilidades diferenciadas y la deuda histórica que tienen con los países menos desarrollados. Para la cumbre de París preparan otra vez ofrecimientos de reducción de emisiones engañosos que en la realidad representan promesas de aumentar la producción de gases que dañan el clima. Sin embargo, cientos de miles de personas acudirán a París a exigir soluciones reales frente al colapso climático, a pesar del cierre de las fronteras francesas y los atentados en esa ciudad que parecen orientados a frenar cualquier acuerdo vinculante para frenar el avance del desastre climático. La economía mundial crece gracias al desastre climático, el costo de los daños producidos por este fenómeno excede al 5% anual del PIB mundial; a los economistas les gusta contabilizar como positivo el costo de la destrucción ecológica y social. En algunos lustros la economía mundial y los estados nacionales podrían venirse abajo por el desastre climático.   

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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES 

martes, 3 de noviembre de 2015

Fundamental, la reducción radical del consumo de los países desarrollados y de las clases altas de los demás países, para poder recuperar a las comunidades campesinas y la buena alimentación. #decrecimiento

Fundamental, la reducción radical del consumo de los países desarrollados y de las clases altas de los demás países, para recuperar  el vigor de las comunidades campesinas y la buena alimentación.  

Fragmento de la conferencia sobre descrecimiento presentada el 16 de octubre de 2015 en la licenciatura en Nutrición de la Universidad Autónoma de Querétaro. Por el Día Mundial de la Alimentación2015.

El exceso en el consumo funciona como una droga en razón no de la calidad de los productos que se consumen, sino de su cantidad. Invadidos por los objetos, los habitantes del mundo desarrollado poseen en promedio 10,000 de ellos contra los 236 que tienen los indios navajos. En los grandes supermercados están disponibles para su compra más de 10,000 artículos. Es así que Wal-Mart, con sus más de 8,000 tiendas, sus más de 300 mil millones de dólares de venta anual y sus 1.3 millones de empleados (en Estados Unidos, con salarios medios inferiores al umbral de pobreza), se convierte en la primera empresa mundial. Los más de 3,000 mensajes publicitarios cotidianos  que reciben los habitantes de los países desarrollados están hechos para impulsarlos a comprar lo que sea. Los consumidores de esos países tiran a la basura cantidades increíbles de productos en todos los estadios del ciclo, desde los rechazos de la gran distribución hasta los desechos domésticos. En Italia, 15% de la comida y 10% del pan y las pastas acaban en el basurero, lo que representa para el pan tirar 1600 toneladas por día o 6 millones de toneladas al año y 2 millones de toneladas para las pastas (datos de 2005, The Guardian). Una encuesta realizada en Inglaterra sobre la totalidad de la cadena alimentaria, del productor al consumidor pasando por la distribución, concluye que la tercera parte de los alimentos producidos, distribuidos y comprados en el Reino Unido terminan en el basurero (The Guardian, 2005).

Aún si llegamos al extremo de considerar que el consumo medio de alimentos de los países desarrollados y de las clases altas y medias de los países emergentes no tiene nada de excesivo, la reducción del consumo de esos países y estas clases sociales es un imperativo ético, tanto por razones de justicia social que de justicia ecológica y climática. La reducción de la bulimia individual no puede sino arrastrar la reducción de la obesidad colectiva y por lo mismo de la huella ecológica. Los grandes consumos individuales degradan a la sociedad en su conjunto: imponen un imaginario social que destruye los valores climáticos y ambientales.  Comer menos cárnicos- sabiendo que son necesarias entre 8 y 10 calorías vegetales para producir una caloría animal -y transportarse menos corresponde a la regla gandhiana: vivir simplemente para que los  demás puedan simplemente vivir. El desperdicio de alimentos es inherente a la forma de producción y consumo de la era moderna; es consustancial a la sociedad industrial cuya economía de crecimiento produce la miseria y la riqueza insultante que nos agobian. El evangelio productivista de los banqueros podría resumirse así: "Haceos la vida imposible los unos a los otros hasta que se extinga la especie humana". Según Serge Latouche "cada 10 segundos pasa un camión de Francia a España por los Pirineos y se espera que antes de 15 años sea un camión de cada cinco segundos", y nos dice "La globalización lleva al paroxismo esta lógica de la masacre social y ecológica. En Europa, desde hace algunos años los bienes de consumo tienen incorporados más de 6,000 km de transporte; los alimentos  de cualquier comida han viajado al menos 2,500 km antes de llegar a los labios del consumidor. Se calculó hace algunos años (Wuppertal Institut, 1993) que un yogurt de fresa vendido en Stuttgart había recorrido 9,115 km si se toma en cuenta el viaje de la leche, el de las fresas cultivadas en Polonia, el del aluminio de la etiqueta, la distancia de la distribución, etc. Los absurdos de la economía globalizada son legión. Hace unos 10 años los británicos importaban 61,400 toneladas de pollo provenientes de los Países Bajos mientras exportaban 33,100 toneladas de pollo a los mismos Países Bajos".

"El cálculo en términos de kilómetros-alimento, medida que encapsula la distancia entre el bieldo y el tenedor, ofrece resultados asombrosos. El carnero congelado de Nueva Zelanda viaja casi 19,000 km por avión refrigerado para llegar a la Gran Bretaña. Las lechugas de California llegan a las escaleras de Washington después de 5,000 km de viaje consumiendo 36 veces más petróleo del que contiene en calorías, mientras las lechugas que llegan finalmente a Londres han consumido 127 veces más de energía de la que contienen y este volumen de perecederos que atraviesan los mares crece a 4% al año. El kétchup que termina en las mesas de los suecos recorre una odisea de 52 etapas de transformaciones y transportes. Todo esto se prestaría a la risa si nuestros pulmones, nuestra salud, la existencia de las generaciones futuras y la supervivencia del planeta no pagaran la factura  de semejante locura económica"[1].  No solamente los transportes agotan rápidamente el petróleo, un regalo de la naturaleza no renovable, sino que emiten gases tóxicos como el monóxido de carbono,  gases de efecto de invernadero como el CO2 que provocan el desastre climático que padecemos y metales pesados cancerígenos como el plomo y el cadmio.

Una reducción radical en el uso de los transportes es absolutamente necesaria para frenar la rápida muerte de especies vegetales y animales, detener los colapsos ecológico y climático mundiales y recomponer las comunidades campesinas. La desconexión del gran mercado mundial se vuelve imperativa: el libre comercio se convierte en la fuerza principal de creación de miseria y devastación climática y ecológica del mundo.  La comida local se impone para recomponer los desastres creados por el libre comercio y la sociedad de crecimiento. No obstante, se programa exactamente lo contrario. Se prevé un aumento considerable del trafico transfronterizo en los años que vienen. Todos los planes a nivel mundial y en México parten del desarrollo de infraestructuras de transporte: puertos, aeropuertos, carreteras, supercarreteras, túneles, puentes,  más grandes y más numerosos. En México, el poco conocido proyecto Megalópolis de Peña Nieto considera diversos megaproyectos de transporte en la región centro de México, en los estados de México, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Querétaro: la construcción del tercer aeropuerto más grande del mundo sobre el Lago de Texcoco, el tren de alta velocidad México-Toluca, el tren de alta velocidad México-Querétaro y la ampliación y construcción de diversas supercarreteras, arcos, autopistas urbanas, segundos pisos, distribuidores viales.

Está por aprobarse, también, el nuevo tratado de libre comercio llamado Acuerdo Transpacífico, ATP, en el que participa el gobierno mexicano y que trata no solo de eliminar todas las barreras al comercio internacional, sino también las leyes que garantizan la calidad y sanidad de los alimentos, la protección de la agricultura y la privacidad de la información de los ciudadanos, privilegiando la agenda corporativa. Organizaciones de defensa del consumidor con sede en Estados Unidos, como Public Citizen señalan que con el ATP podrían crearse un tribunal secreto en el que las empresas demandarán a los gobiernos ante paneles de arbitraje integrados por abogados corporativos que eviten los tribunales nacionales y que anulen las decisiones de los parlamentos en caso de no ser favorecidos por éstos.  Acompañan a los tratados de libre comercio, acuerdos que dan ventajas a los productores internacionales sobre los productores locales lo que impone tecnologías internacionales de alto riesgo e impacto socio ambiental, como son los monocultivos o "desiertos verdes" que funcionan por el uso intensivo de fertilizantes y de pesticidas como el famoso Roundup de Monsanto al que se le atribuyen grandes riesgos para la salud humana y muy ligados a ello, la introducción de semillas genéticamente modificadas o transgénicas. Se radicaliza así la sobrexplotación de los suelos, la eliminación del pequeño productor y la muerte de las comunidades campesinas. El consumo excesivo de energía, alimentos y otras materias primas, característico del modo de vida de los países desarrollados y de las clases altas y medias de los países emergentes, está en el origen del desastre climático, ecológico, social, económico, político y simbólico del mundo.  Por el bien de todos, debe eliminarse el consumo excesivo, conspicuo, que impulsan los países desarrollados, especialmente Estados Unidos, y las clases altas y medias de los demás países.

Miguel Valencia

¡Descrecimiento o colapso!






[1] La Pari de la decroissance, Serge Latouche, Fayard, 2006

domingo, 1 de noviembre de 2015

Very unusual consensus on postdevelopment -- Un insólito consenso de la Sociedad Civil de México y América Central rumbo a la COP21 de París

Very unusual consensus on postdevelopment,

Very unusual consensus on postdevelopment was achieved in the Workshop towards COP21, sponsored by European Union Delegation in Mexico, held in Mexico Cy 7-9 oct 2015.

Representatives of NGOs from Central America and México propose actions towards the creation of a Post Development Society.

Eliminate the GDP, Gross Domestic Product paradigm and the idea of infinite growth
Renegotiate free trade agreements, with the intention to cancel them and change them to just comerce agreements.
Propel global degrowth by means of frugal life, with social responsability, environmental justice and gender equality.
Foster South-South colaboration
Cancel Latin american external debt
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Un insólito consenso de la Sociedad Civil de México y América Central rumbo a la COP21 de París.

Un insólito consenso se consigue en el taller Sociedad Civil de México y América Central Rumbo a la COP21, celebrado en la ciudad de México entre el 7 y el 9 de octubre y auspiciado por la Delegación de la Unión Europea en México.

Ambientalistas y representantes de organizaciones de América Central y México proponen realizar acciones en favor de la creación de una sociedad Post Desarrollo:
Suprimir el paradigma del Producto Interno Bruto, PIB y la idea del crecimiento infinito.
Renegociar los tratados de libre comercio, con miras a anularlos y cambiarlos por tratados de comercio justo.
Impulsar el descrecimiento global, por medio de la vida frugal, con responsabilidad social, justicia ambiental e igualdad de genero.
Fomentar la colaboración Sur-Sur.
Anular la deuda externa de América Latina,

Entre otros consensos que daremos a conocer en los próximos días.

  Cuando todos trabajan todos trabajan menos. Primera parte ¡Descrecimiento o colapso! Por Miguel Valencia Mulkay Publicado originalme...

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