El desastre climático a debate en la cumbre del clima de Paris, la COP21
Un clamor mundial desafía el equilibrio económico y político de los países poderosos: exige la adopción de acuerdos internacionales urgentes que frenen en el menor tiempo posible el aumento de la temperatura en la superficie de la Tierra. Organizaciones indígenas, campesinas, sindicales, sociales, civiles, científicas, ambientalistas, ecologistas, demandan acciones eficaces frente al desastre climático que cada año tiene mayor costo ecológico y económico. La gran acumulación de denuncias sociales y datos científicos sobre eventos atípicos o extraordinarios ligados a los climas del mundo: tormentas, huracanes, sequias, derretimiento de glaciares, acidificación de los mares, dispersión de enfermedades, y otros aspectos ecológicos, económicos y sociales, convierten a la próxima cumbre climática de Paris, la COP21, en un acto político de la mayor trascendencia para nuestras vidas. Este fenómeno se acelera. Cada año se rompen miles de records de temperaturas en el mundo. Queda poco tiempo para evitar catástrofes apocalípticas. Están en juego: la muerte de mares, selvas, glaciares, territorios productivos, y desde luego, la muerte de decenas o centenas de millones de personas en las próximas décadas.
¿Qué parte de la Naturaleza no ha destruido la industria, la urbanización y la ciencia y la tecnología? ¿Por qué no habría de destruirse el equilibrio climático de la Tierra, por la quema de más de 90 millones de barriles diarios de petróleo o de 4.050 millones de toneladas de carbón al año, o por la aplicación de millones de toneladas de productos químicos en el campo y la ciudad, o por la pavimentación de territorios, o por el uso del auto, el avión y los trenes rápidos, o por el funcionamiento de tubos y bombas? La producción de gases que dañan el clima o Gases de Efecto Invernadero,GEI, como el dióxido de carbono-CO2 o el metano-CH4, aumenta continuamente en el mundo, provocando el desastre climático. Están ya severamente dañados los mares, los ríos, los glaciares, los manglares, los corales, los acuíferos, los suelos, los bosques, las selvas, las especies, las culturas, las sociedades, las personas y el clima. El modo o estilo de vida de los estadounidenses se confirma ahora como la causa principal de este desastre climático, por su carácter aspiracional y adictivo. La mayor parte de los habitantes del mundo desean vivir en Estados Unidos o vivir como en ese país que tiene los más altos consumos históricos per cápita de carbón, petróleo, gas, agua, carnes, metales y otras materias primas. Se requerirían los recursos de siete planetas Tierra, para ofrecer este modo de vida a todos los habitantes de este planeta.
Virtualmente, la totalidad de los científicos que integran el Panel Internacional del Cambio Climático, el IPCC, órgano que informa a las Naciones Unidas sobre este tema, acepta que el "cambio climático" está relacionado con las actividades del ser humano, que es "antropogénico", un eufemismo que sirve para ocultar la realidad. Está más bien relacionado con las decisiones del último siglo de los banqueros, políticos y grandes empresarios. Los científicos demandan acciones gubernamentales radicales, con el fin de evitar que la temperatura terrestre aumente mas allá de 1.5 grados arriba de la temperatura de la era pre industrial. Se ha elevado 0.9 grados. Todo indica que nos encaminamos hacia los 4 grados de elevación de la temperatura. Se sabe que los corales no soportan un aumento mayor a un grado. ¿Hasta donde podrá subir la temperatura sin que nuestro sistema terrestre particularmente sensible no se descomponga totalmente? No hay respuesta científica en estos dominios. El agotamiento de acuíferos y el desplome de la producción agrícola, provocado por el desastre climático, complica aún más la situación.
Las cumbres climáticas de los últimos 20 años- las Conferencias de las Partes o COP- han sido saboteadas por los países poderosos, por medio de la aprobación de falsas soluciones, como: los mercados de carbono, los mecanismos de desarrollo limpio, los programas REDD+ y otros engaños, como el "desarrollo sustentable", la economía verde", el "crecimiento verde", la "tecnología verde", así como, por medio de las promesas incumplidas, no verificadas o trucadas de reducción de emisiones. Los países desarrollados han rechazado los acuerdos vinculantes, las responsabilidades diferenciadas y la deuda histórica que tienen con los países menos desarrollados. Para la cumbre de París preparan otra vez ofrecimientos de reducción de emisiones engañosos que en la realidad representan promesas de aumentar la producción de gases que dañan el clima. Sin embargo, cientos de miles de personas acudirán a París a exigir soluciones reales frente al colapso climático, a pesar del cierre de las fronteras francesas y los atentados en esa ciudad que parecen orientados a frenar cualquier acuerdo vinculante para frenar el avance del desastre climático. La economía mundial crece gracias al desastre climático, el costo de los daños producidos por este fenómeno excede al 5% anual del PIB mundial; a los economistas les gusta contabilizar como positivo el costo de la destrucción ecológica y social. En algunos lustros la economía mundial y los estados nacionales podrían venirse abajo por el desastre climático.
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Miguel Valencia
ECOMUNIDADES
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