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jueves, 3 de noviembre de 2016

CONVOCATORIA A APOYAR LA ORGANIZACIÓN DE UNA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE DEGROWTH (DESCRECIMIENTO) EN MÉXICO.


CONVOCATORIA A APOYAR LA ORGANIZACIÓN DE UNA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE DEGROWTH (DESCRECIMIENTO) EN MÉXICO.

Convocamos a las personas, los grupos, redes, organizaciones sociales y civiles, instituciones educativas, académicas o centros de investigaciones, cooperativas, pequeños empresarios, gobiernos municipales o delegacionales, asambleas legislativas locales, a apoyar  la organización de una conferencia internacional de Degrowth (descrecimiento) en México, en 2018. 

México se encuentra en una encrucijada. La mayoría de sus ciudadanos viven un ambiente atroz. En los últimos años crecen desmedidamente: las matanzas, los asesinatos, la desaparición de personas, la violencia intrafamiliar, escolar, laboral, urbana,  el crimen común y el  transnacional, la miseria moral y económica, la concentración de la riqueza en pocas manos, la corrupción, el fraude, la extorsión, el secuestro, la inseguridad en todas sus expresiones. Además, aumentan sin freno: la intensidad de las sequías, las  tormentas, los huracanes, las olas de calor, la devastación de los suelos y el subsuelo; al igual, la devastación de los ríos, los lagos, los humedales, los mares, las atmosferas, los climas.

Crecen sin control, la extracción de gas y petróleo no convencional (fracking) y de minerales a tajo abierto, la tala de árboles y el tráfico de especies en peligro de extinción. Igualmente, se incrementa:  la destrucción de comunidades indígenas y campesinas, de los pueblos y los barrios antiguos, de sus paisajes, comidas y artesanías, la desaparición de las lenguas, las culturas y las tradiciones, la mercantilización de las ruinas y vestigios arqueológicos; se disparan los índices de: la obesidad, la depresión, la bipolaridad,  el estrés, la esquizofrenia, los desórdenes alimentarios, las psicosis, las adicciones( por drogas, alcohol, juegos de azar, videojuegos, etc.),  las muertes por cáncer, diabetes y cardiopatías, el racismo, el sexismo, el consumismo, el trato y el pensamiento autoritario, simplista, mentiroso; aumenta desproporcionadamente , el uso del automóvil, el avión y el tren rápido,  la pavimentación del territorio, el tiempo perdido, la accidentalidad y la discriminación en el transporte, la urbanización, las megalópolis, la contaminación del aire, el agotamiento de los acuíferos,  los cambios drásticos en las economías locales y las contaminaciones  en los pueblos, ejidos, barrios y colonias, los megaproyectos,  el cambio amañado en el uso del suelo. 
Además, se incrementa: el desempleo, la precarización del empleo, la debilitamiento de los sindicatos, el poder de las organizaciones criminales, la financiarización de la vida, las desmedidas utilidades y desmanes de los bancos y las empresas transnacionales, los robos y fraudes en la web, las devaluaciones , la inestabilidad económica y financiera, las grandes quiebras, la disminución real  de las pensiones. Y sobre todo: crecen descaradamente: la falta de legitimidad de los gobernantes, de los candidatos, de las instituciones electorales; aumentan: la corrupción en los más altos niveles de gobierno y  en el sistema judicial,  las reformas constitucionales y los tratados de libre comercio, que son rechazados por la mayoría de la población, mientras se multiplican los falsos valores, los delitos de cuello blanco, la descomposición del Estado y la clase política y muchas más lacras, vicios y defectos sociales crecen como el cáncer en México. Los mexicanos sentimos que el país se nos cae en pedazos.
Estos crecimientos sin freno también están presentes hoy día en casi todos los países del mundo, aunque generalmente en menor escala que en México: frecuentemente ganamos los primeros lugares mundiales en estos rubros. No obstante, estos crecimientos desbocados son causados principalmente por las actividades de los países ricos y poderosos, como es el caso del desastre climático, el agotamiento del petróleo convencional, la muerte de los mares, la contaminación química, electrónica, nuclear, genética, nanotecnológica, el tráfico de armas, drogas y personas, el transporte excesivo de mercancías y muchas cosas más. Sin embargo, debido a los tratados de libre comercio, México magnifica muchos de estos males, vicios y defectos.  
Estos crecimientos cancerígenos tienen mucho que ver con los valores  que ha impuesto el sistema económico mundial: un solo dios, el Progreso, un dogma único, la economía política, un solo edén, la opulencia, un rito único, el consumo, una sola plegaria: Nuestro crecimiento que estás en los cielos. En todos lados, el exceso de los ricos y poderosos guarda reverencia a los mismos santos- el desarrollo, la tecnología, la mercancía, la velocidad, el frenesí- , persigue a los mismos herejes- los que están fuera de la lógica del rendimiento y de la productividad-, dispensa una misma moral- tener, nunca es suficiente, abusar, nunca es demasiado, tirar, sin descanso, después recomenzar, de nuevo y siempre. Se han vuelto valores positivos y principales, la agresividad, el cinismo, la seducción manipuladora, la capacidad de dar golpes cada vez más bajos, la indiferencia ante los sufrimientos de los demás, cercanos y lejanos, la complacencia del consumidor irresponsable. Un espectro los persigue en las noches: la caída en el consumo. Una pesadilla los obsesiona: los sobresaltos del Producto Interno  Bruto. Estos crecimientos cancerígenos también tienen que ver con los conceptos, las estructuras, la distribución y la deslocalización que ha impuesto el sistema económico mundial globalizado.
Pensadores e investigadores de diversos países, principalmente desarrollados, han estudiado a fondo estos males de la modernidad, los han discutido desde hace décadas en seminarios, simposios, conferencias y se han unido desde 2008 bajo una consigna política internacional ¡DEGROWTH! –, que en México hemos traducido  como descrecimiento-, con el fin de cambiar la tendencia ecocida, genocida que llevan los países desarrollados y emergentes. Cada dos años, desde 2008, se celebra una conferencia de DEGROWTH en Europa; la ultima, en septiembre de 2016, en Budapest, Hungría. Se pueden consultar en www.degrowth.org  
La celebración de una conferencia internacional de Degrowth en México, nos permitiría:
  • Someter a debate las causas de fondo que producen los colapsos mundiales. ¿Qué une al colapso climático, energético, hídrico, de la biodiversidad, de la limpieza, de las culturas, de la salud, de la alimentación, de la seguridad personal, de las comunidades, de las ciudades, del tejido social, de las economías, de las instituciones, de la persona humana? ¿Por qué hoy se colapsa el mundo o la modernidad?
  • Someter a cuestionamiento las políticas, los esfuerzos, las inversiones, los tratados comerciales, los "motores del crecimiento", las tecnologías, los megaproyectos, los índices del crecimiento (PIB), tanto de la economía mundial como la nacional y local.
  • Someter a debate las alternativas que se proponen frente a estos colapsos mundiales, tanto en lo individual como en lo colectivo. Alternativas personales o individuales, familiares, comunitarias, municipales, urbanas, estatales, nacionales, regionales, continentales, mundiales.
Los invitamos a ponerse en contacto con el grupo que impulsa esta iniciativa.

Ciudad de México, 1 de noviembre de 2016
Adriana Matalonga, Aleida Azamar, Alejandra Medina, Andrés Vázquez, Anahi  Martínez Encinas, Ana María Yustis, Beatriz Eugenia Romero, Bernardo Salas, Carlos Padilla, Carlos Ramírez, Carmen Buerba Franco, Dominique Jonard, Edgardo Mota, Edith Gutiérrez, Edith González, Eduardo Farah, Eduardo Rincón, Elías García, Gabriela Baeza, Gabriel Valencia Mulkay, Gustavo Romero, Héctor Emanuel León, Humberto Urquiza, Jaime Lagunez, Jorge Márquez,  José Arias, José Ignacio Félix Díaz, José María Simón Ruiz, Jovita Pardo Villafaña , Laura Collin, Lucía Alvares, Manuel Martínez Camarillo, Mara Rosas Baños, Mauricio Villegas,  Miguel Valencia, María del Socorro Cervantes Carreón, María Soledad Cervantes Ramírez, Patricia Gutiérrez Otero, Pedro Luis Burrola, Rafael Huacuz, René Torres Bejarano, Ricardo Zúñiga, Roberto Villa, Rodolfo Buentello, Rodolfo Maccosay Cuevas,  Samuel Brugger, Sergio González, Yolanda Boerci.

Asociación de Tecnología Apropiada, Comité de Defensa Ecológica de Michoacán, Colectivo Economía Ecológica de la Facultad de Economía de la UNAM, Comunidad Terapéutica Madreselva,  ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México, EDENAT, En Defensa de la Naturaleza, EcoMorelia,  ¡Descrecimiento o colapso!, Dirección de Ciencias Sociales de la UAM-Xochimilco, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Grupo ¡Salir del petróleo!,  Programa de Bioetica de la UNAM,  Programa de Ciudades del Centro de Investigaciones en Ciencias y Humanidades de la UNAM, Red en Defensa de la Ciudad de México, Universidad de Londres.



Miguel Valencia
ECOMUNIDADES
Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México

decrecimiento:::: ​ ¿Es el objeto de una civilización cambiar de coche cada tres años?

decrecimiento

¿Es el objeto de una civilización cambiar de coche cada tres años?

Posted: 02 Nov 2016 10:14 AM PDT



Sólo una actividad autónoma de la colectividad puede instaurar una sociedad autónoma. Y tal actividad presupone que los hombres adopten fuertemente otra cosa que la posibilidad de comprar una nueva televisión a colores. Más profundamente, presupone que la pasión por los asuntos comunes, por la democracia y la libertad, ocupe el lugar de la distracción, del cinismo, del conformismo, de la carrera al consumo. En una palabra, presupone, entre otras cosas, que lo 'económico' deje de ser el valor dominante o exclusivo. Este es el 'precio a pagar' por una transformación de la sociedad. Digámoslo más claramente aún: el precio a pagar por la libertad es la destrucción de lo económico como valor central, y de hecho, único.

¿Es un precio muy alto? Para mí, ciertamente no: prefiero infinitamente ganar un nuevo amigo que un nuevo coche. Preferencia subjetiva, sin duda. Pero ¿'objetivamente'? Cedo con mucho gusto a los filósofos políticos la tarea de 'fundar' el (pseudo)consumo como valor supremo. Pero hay algo más importante. Si las cosas siguen su carrera presente, de cualquier modo tendrá que pagarse ese precio. ¿Quién cree que, con el ritmo actual, la destrucción de la Tierra pueda durar un siglo? ¿Quién no ve que se aceleraría aún más si los países pobres se industrializan? ¿Y qué hará el régimen cuando ya no pueda sujetar a las poblaciones suministrándoles constantemente nuevas chácharas?

Si el resto de la humanidad debiera salir de su insostenible miseria y si la humanidad entera quiere sobrevivir sobre este planeta en un "steady and sustainable state", tendrá que administrar los recursos del planeta como buen padre de familia, dominar radicalmente a la tecnología y a la producción, aceptar una vida frugal. No he vuelto a hacer los cálculos, que de cualquier modo estarían plagados de inmensos márgenes de incertidumbre. Pero, para darnos una idea, podríamos decir que ya sería bastante si pudiéramos asegurar 'indefinidamente' a todos los habitantes de la Tierra el 'nivel de vida' de los países ricos en 1929. Lo cual puede ser impuesto por un régimen neofascista; pero también lo puede hacer libremente la colectividad humana, organizada democráticamente, invistiendo otras significaciones, aboliendo el monstruoso papel de la economía como fin y dándole su justo lugar, el de un simple medio de la vida humana. Independientemente de una multitud de otras consideraciones, bajo esta perspectiva y como un momento de esta inversión de valores, la igualdad de salarios y rentas me parece esencial.

Es cierto -lo vi y lo dije antes que muchos otros- que nada de esto, al parecer, corresponde con las aspiraciones de los hombres contemporáneos. Más aún, los pueblos son cómplices activos de la evolución en curso. ¿Lo serán indefinidamente? ¿Quién podría decirlo? Pero una cosa es cierta: no será corriendo tras 'lo que se ve bien' o 'lo que se dice', emasculando lo que pensamos y queremos, como aumentaremos las oportunidades de la libertad. Lo que es no nos necesita, sino lo que podría y debería ser.

Cornelius Castoriadis.
 'Hecho y por hacer'. 1989.

  Cuando todos trabajan todos trabajan menos. Primera parte ¡Descrecimiento o colapso! Por Miguel Valencia Mulkay Publicado originalme...

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