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martes, 29 de mayo de 2018

Una estafa, las energías renovables






Los datos presentados por Edgar Ocampo, en su conferencia del 21 de marzo en la PAOT, sobre las energías renovables y el consumo de gas y el petróleo, ratifican lo que hemos advertido desde hace muchos años en Ecomunidades: las energías renovables que impulsan los gobiernos y la mayor parte de los investigadores de las grandes universidades- las solares y eólicas y otras energías renovables industrializadas-, solamente sirven para frenar la introducción de los cambios que se necesitan en los asuntos de la electricidad y las gasolinas y para elevar los riesgos de shock o conmoción económica y política mundial. No sirven para lo que se dice que sirven: para realizar una transición hacia el consumo de una energía limpia y sustentable.   Las energías renovables no pueden reemplazar el consumo de gas y petróleo, sirven principalmente para prolongar la existencia de este consumo deletéreo. Además, hoy sirven de apoyo a un nuevo Poder Factico (Lobby), integrado por políticos, empresarios e investigadores de poca solvencia moral.



Ver conferencia de OCAMPO en la PAOT: https://www.youtube.com/watch?v=MM49YQYSU3o



El fracaso de las enormes inversiones de Alemania, de muchos años, para depender menos de la electricidad producida por combustibles fósiles- sólo el 13% de su consumo energético proviene de renovables-, y la relación de sus excesivos daños socioambientales, así como su gran dependencia de los combustibles fósiles, ratifican la poca solidez, la estafa energética que representa la descomunal inversión en las solares, las eólicas y demás energías renovables industrializadas. Este fracaso se debe tanto a las grandes limitaciones inherentes a las renovables como a la gran dificultad que tiene el sistema político y económico, de abandonar el fundamento de su existencia: el crecimiento en el consumo de gasolinas y electricidad. Las energías renovables vienen a apuntalar la vigencia de este aberrante crecimiento.
Se sacrifican selvas, bosques, mares, territorios, culturas, comunidades, países, economías, gobiernos, así como millones de animales, cientos de miles de personas cada año, con tal de mantener bajo el precio del gas y el petróleo. El sistema político y económico es tan adicto al gas y el petróleo que debe provocar convulsiones políticas y económicas, guerras, genocidios y ecocidios, con tal para sostener el desfalleciente crecimiento económico mundial. Con sus investigaciones, Edgar Ocampo confirma nuevamente lo que hemos dicho por varios años: la extracción de gas y petróleo no convencional, por medio del fracking o en aguas profundas, en mares protegidos, o de arenas bituminosas, productos agrícolas (agro- combustibles) y la expansión de la generación de energía producida por energías renovables, son una clara señal del agotamiento del gas y el petróleo de bajo costo o convencional y de la entrada en la era del alto riesgo energético, político, económico, social, climático y ecológico . Es la hora de pensar en lo impensable.
Colapsa la era de la gasolina y la electricidad baratas.  Se rompen miles de récords de temperatura en el mundo; colapsa el clima de la Tierra. Crece la rebelión mundial contra la extracción de gas y petróleo obtenido por medio del fracking, se multiplican las protestas contra las eólicas y las solares, los oleoductos y la perforación en aguas profundas. Se radicaliza la protesta mundial, por el fracaso del Acuerdo Climático de Paris.
El crecimiento desquiciado en el consumo mundial de gasolina y electricidad crea las condiciones para que las catástrofes humanitarias se multipliquen, para que el malvivir sea universal e insoportable. La transición energética serena, no catastrófica, y la mitigación del desastre climático únicamente puede lograrse por medio de la Reducción Radical del Consumo de Gasolinas y Electricidad; sólo puede conseguirse por medio del descrecimiento en materia de consumo de gas y petróleo. Es necesario revisar las actividades industriales que más desperdician el gas y el petróleo.


Una estafa, las energías renovables

En el marco de las actividades preparatorias de la 2018 North South Conference on Degrowth-Descrecimiento, Mexico City  http://degrowth.descrecimiento.org/ En el marco de la organización de la sesión especial sobre asuntos energéticos de esta Conferencia.

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viernes, 18 de mayo de 2018

Abandonar el desarrollo, construir el postdesarrollo.

En nombre del desarrollo, los bancos financian la extracción de combustibles fósiles y minerales, centrales nucleares, termoeléctricas, aeropuertos, supercarreteras, trenes de alta velocidad, presas, trasvases de agua, incineradores de basura, vías rápidas elevadas (segundo, tercer o cuarto piso), puentes, túneles, desarrollos turísticos, zonas o áreas de desarrollo especial, plantaciones de árboles,  inteligencia artificial, robótica, biotecnologías, nanotecnologías, geoingeniería, entre otros megaproyectos que prometen crear muchos empleos, aumentar el bienestar, elevar el crecimiento económico y  reducir las contaminaciones.
Creyendo en sus promesas, una buena parte de los ciudadanos de las sociedades modernizadas apoyan estos megaproyectos. Sin embargo, estos proyectos desarrollistas devastan rápidamente el clima, los mares, los ríos, los bosques, las selvas, las especies animales y vegetales, los suelos, los acuíferos, los lenguajes, las comunidades indígenas y campesinas, los pueblos, los barrios, las ciudades, la seguridad personal, la salud, la ética de los científicos, la probidad de los funcionarios, el empleo, la economía popular, la cultura, la justicia, la legislación, los gobiernos, las relaciones internacionales, la Paz: ponen a la humanidad en peligro de extinción.  Los megaproyectos son armas de destrucción masiva.
La necesidad de conservar altas tasas de interés bancarias sostiene la proliferación de megaproyectos inútiles. En nombre del desarrollo, los políticos y los grandes empresarios- poco se distinguen hoy en día- hacen jugosos negocios con muy diversos megaproyectos: exigen infraestructuras, “motores del desarrollo”, “seguridad a las inversiones”; hacen propaganda y relaciones públicas: inventan el “desarrollo social” , el “desarrollo humano”, el “desarrollo personal”, el “desarrollo organizacional”, el “desarrollo urbano”, el “ecodesarrollo”, el “desarrollo científico y tecnológico”, entre muchos desarrollos que según ellos “nos ayudan a vivir mejor” y que promueven las olimpiadas del crecimiento económico perpetuo, esa guerra multidimensional contra los “improductivos” -la mayor parte de la población humana-, contra la Sociedad, el Clima y la Ecología.
Las Naciones Unidas, al servicio de las empresas transnacionales, impulsa la idea del desarrollo (Los Objetivos de Desarrollo del Milenio), con base en los irrepetibles logros de los “30 años gloriosos” (1945-1975) de la guerra fría, edad de oro del desarrollismo. Tan importante es el concepto de desarrollo para el gobierno de EU que presiona a las Naciones Unidas (Ignacy Sachs), para que la idea de sustentabilidad se encuentre siempre ligada al desarrollo, por medio del concepto “desarrollo sustentable”, una guerra pacífica, una oscura claridad: estafa que sostiene a los ministerios del medio ambiente y de la preservación de los recursos naturales.
En las sociedades escolarizadas, industrializadas, urbanizadas, prevalecen las ideas, las promesas, las ilusiones, asociadas al concepto del Desarrollo. La educación que se imparte en sus escuelas, su formación universitaria, sus mensajes publicitarios, su modo de vida “desarrollado”, sus infraestructuras, sus legislaciones, han logrado destruir las defensas mentales de muchas generaciones, han conseguido imponer a la sociedad las muy contaminantes “necesidades básicas” que definen al desarrollo: vivir como en EU y la UE, ser adicto a estos modos de vida.   Después del famoso discurso del presidente Truman, el 20 de enero de 1949, el gobierno de EU, con el apoyo de los países colonialistas y la banca internacional, consigue imponerle al mundo, a lo largo de más de seis décadas, el concepto, la doctrina del desarrollo, con el fin de dominar las aspiraciones, los sueños, el imaginario social de los países y las zonas “más pobres” del mundo, a partir de esa fecha definidos como “subdesarrollados”. Para ello, se fundan los bancos de desarrollo. Se quiere lograr que la mayor parte de los pobres tengan las mismas aspiraciones que los ricos.
Desde entonces, la diversidad cultural -indígenas, campesinos, artesanos, queda definida como atraso, resistencia al cambio y al progreso, obstáculo al crecimiento económico, objetivo de las acciones misioneras por el desarrollo, de los políticos, los banqueros, los empresarios y los académicos desarrollistas. El desarrollo de un país queda definido así, por la calidad y cantidad de sus bombas nucleares, naves espaciales, satélites, cohetes, misiles, aviones, tanques, telecomunicaciones y otras armas; por la cantidad y calidad de sus infraestructuras: plantas de generación de electricidad, aeropuertos, supercarreteras, hospitales, universidades; por el uso que hacen sus ciudadanos del avión, el auto, la computadora; por el consumo por persona de agua, electricidad y petróleo; por la producción que tiene de nuevas tecnologías o por su parecido al modo de vida de EU. Las sociedades quedan condenadas al crecimiento perpetuo.
Desde las primeras “décadas del desarrollo” esta modernización demuestra con hechos que el desarrollo produce lo contrario de lo que promete: la pobreza se moderniza en la forma de miseria, la riqueza se concentra a lo largo de los años, las migraciones aumentan, los mares, los ríos, los lagos, se vuelven cloacas, la basura invade los suelos, el aire de las ciudades se vuelve irrespirable, el clima se desquicia. El desarrollo produce una explosión de desigualdades, un ser humano banal, intercambiable, sin arraigo, unas masas embrutecidas, guerra de todos contra todos, consumismo extremo, toxicomanía (drogas, alcohol, juego de azar), obesidad, depresiones, suicidio, conductas de riesgo, angustias, esquizofrenias, psicosis, violencia intrafamiliar, escolar, laboral, servidumbre voluntaria, judicialización de la política, inseguridad generalizada, entre otros muchos males. El desarrollo es un concepto tóxico que hace infelices a pobres y ricos. El descrecimiento propone rutas para abandonar el desarrollo y construir el postdesarrollo.   
Miguel Valencia Mulkay

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jueves, 17 de mayo de 2018

La radiación que emiten los teléfonos celulares, ¿es segura?



La radiación que emiten los teléfonos celulares, ¿es segura?
Elaborado por la QB Mercedes Cabañas

Artículo derivado de la conferencia: Ver en Youtube



Texto

La vida surge hace unos 3 500 millones de años, en presencia e interacción de la energía radiante del sol y, los campos eléctricos y magnéticos de muy baja intensidad de la Tierra. Estos campos magnéticos terrestres, han permitido la orientación y la navegación de diversos tipos de organismos, como los de algunas especies de bacterias, termitas, peces, abejas, aves y ballenas.

Se ha observado que los Electroencefalogramas (EEG), de los gatos, perros, delfines, reptiles y de los humanos, entre otros, coinciden con las bandas de respuesta al estímulo eléctrico. Lo que muestra una interacción evolutiva de adaptación a la Resonancia Shumann, que es un campo magnético débil, entre la superficie de la Tierra y la ionósfera y, cuyos rangos de frecuencia o ciclos por segundo en Hz o hercios coinciden perfectamente, lo que posibilita la absorción de estas frecuencias con el cerebro de estos organismos.

Con el advenimiento inicial de la energía eléctrica y posteriormente de la electrónica, se han generado, un sin número de diferentes tipos de campos electromagnéticos (CEM) artificiales, con propiedades diferentes a los de origen natural, muy bioactivos y emitiéndose con elevados niveles de intensidad. Estas radiaciones de origen tecnológico, siguen aumentando de forma exponencial, sobre todo con las innovaciones electrónicas.

La contaminación electromagnética no ionizante de origen tecnológico, es especialmente
perniciosa porque escapa a la percepción de los sentidos humanos, circunstancia que tiende a fomentar una actitud bastante inconsciente en relación a la protección personal. La magnitud de esta contaminación es tal que, literalmente, NO HAY LUGAR DONDE ESCONDERSE. Además, dado el tiempo relativamente corto, durante el cual los seres vivos se han visto expuestos a ella, NO HAY NINGUNA INMUNIDAD EVOLUTIVA NI: contra los efectos nocivos que directamente pudiera tener sobre los organismos vivos ni, contra las posibles interferencias con los procesos electromagnéticos naturales, de los que dependen las funciones de los organismos vivos, como es el caso de las ballenas que pierden la línea geomagnética terrestre de navegación, por las maniobras militares con radares y sonares, muriendo encalladas en las playas.

Los CEM artificiales de Frecuencia Extremadamente Baja (FEB), de 30 Hz a 300 Hz, se producen por los cables de alta tensión, los trenes eléctricos, como el metro y por los equipos electrodomésticos y electrónicos, entre otros. Los CEM de Radio Frecuencia y Microondas (RF/MO) de 300 MHz (MegaHerz) a 3 GHz (GigaHertz), son emitidos por los hornos de microondas, teléfonos móviles, teléfonos inalámbricos “fijos”, WiFi, computadoras de escritorio y portátiles, las tabletas y radares.

Los efectos de los CEM de origen tecnológico sobre los seres vivos son de tipo térmico y no térmico, siendo estos últimos los más preocupantes, y esto es así, ya que sólo los seres vivos responden a este tipo de energía radiante, siendo alterados en diferentes funciones principalmente las del cerebro. Aún sin elevación de la temperatura se han demostrado ampliamente, daños adversos a la salud en múltiples estudios de tipo epidemiológico, en animales de laboratorio, en cultivo de tejidos humanos y de animales, así como en estudios genéticos.

Existe una fuerte correlación entre el financiamiento de la investigación y los resultados, como  encontró en 2006 la Universidad de Berna, Suiza, en relación a la RF/MO y los teléfonos móviles. Con fondos públicos se encuentra un 80% de efectos nocivos en el organismo, mientras que con fondos privados sólo encuentran un 33% de daños en el organismo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002, estableció que las FEB, son un posible cancerígeno para humanos. En 2012, en una revisión sobre la leucemia infantil, M. Kundi, llegó a la conclusión de que estas radiaciones electromagnéticas deben ser clasificadas como cancerígeno humano definitivo.

Para 2011 la OMS clasifica a la RF/MO, a la que operan los teléfonos celulares como posible cancerígeno y, en 2012 de acuerdo a una amplia revisión de L. Hardell y M. Carberg, porponen, de acuerdo a las normas establecidas por la OMS, que la RF/MO son cancerígeno humano definitivo.

Una nueva patología generada por la exposición a los CEM artificiales, es la Electrohipersensibilidad (EHS) que presenta principalmente síntomas neurológicos, además de síntomas respiratorios, musculo esqueléticos, cardiovasculares, gastrointestinales y dermatológicos entre otros.

La OMS ha delegado históricamente el establecimiento de la normatividad respecto a los CEM de origen tecnológico, en la Comisión Internacional para la Protección de las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP), reglamentación que no protege a la población, puesto que únicamente toma en cuenta los efectos térmicos inmediatos e ignora los efectos no térmicos, como la EHS y el cáncer, entre otros daños.

El biofísico M. Repacholi fue de 1996-2006 el líder del Proyecto de CEM de la OMS. Estableció inmediatamente una estrecha colaboración entre la OMS y la ICNIRP (siendo director de ambas organizaciones), invitando a las industrias eléctricas, de telecomunicaciones, de nergía y militares a las reuniones. Organizó gran parte del proyecto CEM de la OMS financiado por las actividades lobísticas de las organizaciones de la industria de las telecomunicaciones. Repacholi contrató a Emilie van Deventer para este proyecto en el año 2000 y es la actual directora del mismo. Ella ha sido miembro mucho tiempo de la organización dominada por la industria, el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE) de USA. El IEEE es la federación de ingenieros más poderosa del mundo, sus miembros son o han sido empleados en empresas u organizaciones, como las compañías eléctricas, las empresas de telecomunicaciones y la industria militar. El IEEE ha priorizado los esfuerzos de los lobbies durante décadas especialmente dirigidos a la OMS. Van Deventer es ingeniera eléctrica. No tiene conocimientos previos en medicina, epidemiología o biología, por lo que es sorprendente que haya sido seleccionada para una posición tan importante en la OMS.

DEVASTACIÓN SOCIOAMBIENTAL

La irrupción de la comunicación social a nivel mundial es preocupante, ya que parece que solamente se puede comunicar la gente por estos medios electrónicos. Hay aislamiento, discriminación si no tienes teléfono inteligente, adicción, tecnoestrés, una verdadera incomunicación, contrariamente a lo promovido por la industria y por ejemplo, los adolescentes asiduos usuarios de este medio de comunicación son menos felices, además de tener depresión de acuerdo a diferentes estudios.

En cuanto a los componentes de los teléfonos móviles, pueden tener hasta 80 elementos químicos, 200 minerales y más de 300 aleaciones, además de un 50% de plásticos. En muchos países del Sur, hay extractivismo de los minerales, despojo y devastación ambiental, así como un sin número de conflictos sociales y movimientos de resistencia.

Las tierras raras, importantes elementos químicos de los dispositivos electrónicos, que se producen en la laguna Baotuo de Mongolia Interior, una tonelada de tierras raras produce 2 000 toneladas de residuos tóxicos, con el elemento químico Torio radiactivo. Dicha laguna tiene 10 millones de toneladas de lodos residuales.

La contribución de las tecnologías de la comunicación (TIC´s) a la huella global total de carbono, se espera que crezca de aproximadamente del 1% en 2007 a 3.5% en 2020 y hasta 14% en 2040. En este caso, se consideran todos los dispositivos como PC, computadoras portátiles, monitores, teléfonos inteligentes y tabletas e infraestructura como centros de datos y redes de comunicación. Esto corresponde a la mitad del impacto de carbono de toda la industria del transporte. El iPhone promedio usa más energía que un refrigerador mediano. Aproximadamente 361 kWh si se suman conexiones inalámbricas, uso de datos y carga de la batería para el móvil y, aproximadamente 322 kWh por año para el refrigerador mediano. Cada vez hay teléfonos más grandes y más contaminantes: las grandes pantallas de las últimas generaciones emiten casi un 60% más de gases de efecto invernadero. Cada nueva generación de teléfonos contamina más en su producción y consume más energía eléctrica.

El proceso de ensamblado de los teléfonos celulares Samsung en Vietnam, con 411 000 trabajadores, donde el 80% son mujeres jóvenes es extenuante. Ensamblan 2 000 celulares al día por persona, tienen condiciones de  trabajo agotadoras, con turnos matutinos y vespertinos, de pié durante todo el turno de 9 a 12 hs que puede inducir a insuficiencia venosa crónica, parto prematuro, aborto espontáneo y trastornos musculo esqueléticos. Hay control del tiempo con “tarjetas de aseo” para poder ir al baño y maximizar el tiempo en la línea de producción. Están expuestos a altos niveles de ruido, a CEM y sustancias químicas tóxicas. Tienen desmayos y mareos en el trabajo, daños a la vista, hemorragias nasales, dolores en el  estómago, los huesos y las articulaciones.

La innovación tecnológica y la obsolescencia programada, generan rápidamente toneladas de basura electrónica, en 2016 se produjeron 44.7 millones de toneladas métricas y se espera que para 2021 sean 52.2. Solo se recicla el 20% de la basura electrónica a nivel mundial y de los teléfonos móviles menos del 1%, contaminando el medio ambiente en vertederos o rellenos sanitarios. Lo reciclado representa un negocio de metales y plásticos de 55 millones de euros. Los países recicladores están en China, Ghana y México entre otros. En muchos casos el reciclado se realiza en condiciones completamente inadecuadas e insalubres, quemando los plásticos para recuperar los metales. El humo del plástico quemado es sumamente tóxico, pues contiene dioxinas y/o furanos que son contaminantes orgánicos persistentes y cancerígenos, que tardan muchos años en degradarse.

Tecnología inalámbrica 5G-IoT

Se tiene proyectada la introducción para el 2020, la última generación de celulares, la red del 5G, que sera la base del Internet de las cosas IoT, por sus siglas en inglés. Esta tecnología usa microondas pulsantes de tamaño milimétrico o submilimétrico, con frecuencias más energéticas de 24 a 100 y más GHz. Las velocidades de transmisión de datos serán de hasta 10 Gbit /s para decenas de miles de usuarios simultáneos. Estas MO son bloqueadas fácilmente por obstáculos como las hojas y por tanto necesitan, millones de amplificadores de señales de celulares cerca de las casas o edificios. Se instalarán antenas pequeñas cada 150 metros en la calle y dentro de hospitales, centros comerciales, escuelas, etc.

El 5G-IoT es promovido con la promesa de las ciudades "inteligentes", lo que lleva a una vida más “cómoda, conveniente y eficiente”, SERÁ LA INTERCONECTIVIDAD  TOTAL. Lo cual necesariamente aumentará aún más, la exposición de los seres vivos a CEM artificiales.

Desde 2008 se observó que la piel, el órgano más grande del cuerpo humano, es una matriz de los conductos del sudor, que tienen forma enrollada y se comportan como antenas helicoidales para la banda de microondas milimétrica y submilimétrica. En el intervalo de 75 a 110 GHz hay absorción de estas MO. Esta absorción se correlaciona con el estrés fisiológico manifestado por la disminución de la frecuencia del pulso y de la presión arterial sistólica al inicio de la exposición, permaneciendo éstas a niveles reducidos, suben y bajan en los 30 minutos de exposición observada.

¿Tendrán los seres vivos  mecanismos de defensa biológicos suficientes, para compensar los elevados niveles de radiación electromagnética artificial que plantea la tecnociencia electrónica, con sus numerosas innovaciones y devastación socioambiental que genera? ¿se tendrá que continuar con este costo elevado del “progreso” tecnocientífico de intereses comerciales?. Además, a este tipo de contaminación hay que sumarle, las otras contaminaciones de diferente origen ya existentes.
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  Cuando todos trabajan todos trabajan menos. Primera parte ¡Descrecimiento o colapso! Por Miguel Valencia Mulkay Publicado originalme...

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