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martes, 9 de septiembre de 2025

 Segunda parte: La ciudad de México y el descrecimiento

¡Descrecimiento urbano o colapso!

Por Miguel Valencia Mulkay

7 de septiembre de 2025

El Distrito Federal en los años 80

A 40 años del 19 de septiembre de 1985


https://dialogosenpluralidad.com/segunda-parte-la-ciudad-de-mexico-y-el-descrecimiento/09/08/2025


A partir de los años 80 del siglo pasado las secuelas de las grandes crisis de los años 70 empiezan a dañar mucho a México, y por supuesto a la ciudad de México:

·         el shock petrolero de los años 70; la primera gran crisis petrolera mundial producto de un conjunto de factores; de fondo: el agotamiento del petróleo convencional en EU y de coyuntura, tales como: el embargo petrolero de la OPEP, por la guerra del Yom Kipur y la caída de la producción petrolera en Irán, por la revolución que derroca al Sha, provocan elevaciones radicales del precio del petróleo en el mundo y años después su desplome.

·         la crisis de crecimiento económico en los países “desarrollados” y “en desarrollo”, como México, por el agotamiento de la economía keynesiana de la posguerra y los “treinta años gloriosos”

En los años 80 la economía mexicana se vuelve muy tormentosa y por ello muy pobre la gestión gubernamental en todos los aspectos, incluida la gestión del entonces Distrito Federal, debido a:

·         el manejo imprudente de los asuntos financieros y petroleros del país durante el sexenio de López Portillo.

·         la creciente confusión e impopularidad de los gobiernos priistas durante la gestión de Miguel de la Madrid.

·         la introducción en México de las certidumbres neoliberales de Margaret Thatcher- “No hay otra alternativa” (THINA), ahora adoptadas por Ronald Reagan.

En el Distrito Federal se agudizan en esos años muchos males; aparecen nuevas vulnerabilidades y un gran malestar por el mal vivir, y cambian sus dinámicas de crecimiento; para esta ciudad, estos años son un parteaguas histórico. 

En 1982, al terminar el sexenio de López Portillo, se detiene la construcción de megaproyectos en el DF, como: líneas de Metro, el sistema Cutzamala, los ejes viales y otras grandes obras, sin embargo, comienzan a sentirse mucho los efectos negativos de su excesivo crecimiento- desde el sexenio de Miguel Alemán-, en la urbanización, la industrialización y el poblamiento; los efectos calamitosos de la modernización de la posguerra en este territorio, y de la aplicación, por décadas, de las políticas para el “desarrollo” y el crecimiento económico del Banco Mundial y del FMI y los grandes subsidios a la industria y a los servicios.  

Concretamente, en los años 80 del siglo pasado comienza a observarse un gran aumento en:

·         el tiempo promedio diario dedicado al transporte de los trabajadores,

·         el tamaño y duración de los congestionamientos de las “vías rápidas”,

·         la intensidad y duración de la contaminación del aire.

·         la inseguridad en las zonas centrales de la ciudad.

·         el despoblamiento o expulsiones de vecinos de los barrios y colonias de las demarcaciones centrales: Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Venustiano Carranza. Expulsiones de vecinos hacia las demarcaciones de la periferia del DF y   hacia el Estado de México y otras entidades.

·         las muertes y minusvalías de perros y otros animales, peatones, ciclistas y automovilistas, por accidentes de tránsito.

·         las muertes y enfermedades por la contaminación del aire y las aguas.

·         la segregación de quienes no pueden acceder al uso del auto: indígenas, campesinos, niños, mujeres, ancianos, que ahora deben utilizar mucho transporte público diariamente.

·         la ocupación del suelo urbano por el transporte que pasa de un 20% a más de 40% del suelo urbanizado, provocando el alejamiento de todos los destinos y aumentando las distancias a recorrer.

·         la altura permitida a los edificios que se construyen en las zonas centrales de la ciudad; de unos 7 pisos a más de 15 pisos.

·         La degradación de los muchos pueblos y colonias devorados por la urbanización de la ciudad (la conglomeración), tanto en el DF, como en el Estado de México que ahora se convierten en simples suburbios de la ciudad de México.

·         la virtual muerte del Centro Histórico del DF, por la casi total expulsión de sus vecinos y la invasión de comercios y bodegas y la creación de un gran Vacío Nocturno, muy peligroso por la noche.

·         las invasiones de tierras de vida silvestre en las sierras al sur y al poniente del DF y de zonas lacustres de la Cuenca en: Iztapalapa, Iztacalco, Netzahualcóyotl, Chimalhuacán, Ixtapaluca, Chalco, Ecatepec, Texcoco, Zumpango, así como partes altas de los cerros de la sierra de Guadalupe, al norte de la Ciudad y la sierra Santa Catarina, los pedregales del sur de la ciudad, las lomas del poniente Magdalena Contreras, Álvaro Obregón y Cuajimalpa.    

·         el número y tamaño de industrias en Azcapotzalco, Gustavo A Madero, Iztacalco y en Naucalpan, Tlanepantla, Tultitlan, Cuautitlán. 

·         la gran contaminación de sus más de 30 ríos y humedales de Xochimilco y Tláhuac  

·         la penuria de agua en casi todas las colonias populares.

·         el consumo excesivo de agua en la zona poniente de la ciudad: más de 350 litros por persona.     

·         el inmenso desperdicio de agua debido a las fugas en las tuberías de distribución, muchas de asbesto o muy antiguas: más de 40% del agua bombeada.

·         la basura y los residuos en lugares públicos y los sumideros y “rellenos sanitarios”  

·         la población nacida en el DF que migra a los nuevos fraccionamientos en los municipios junto o cerca de esta entidad: Tecamachalco, La Herradura, Huixquilucan, Naucalpan, Echegaray, Satélite, San Mateo, Santa Mónica, Las Arboledas, Coacalco, Ecatepec, Aragón, La Paz, Ixtapaluca, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán.

·         los vecinos de esta ciudad que migran a otras ciudades del país, especialmente hacia nuevos centros turísticos, como Cancún y Baja California, o a otros países.

·         los vecinos de esta ciudad que viajan los fines de semana y los días de descanso o vacaciones fuera de la ciudad hacia pueblos y ciudades de estados vecinos al Distrito Federal

·         la insensibilidad de las autoridades del DF ante la gran cantidad de fallas en los servicios públicos y las grandes contaminaciones.   

En estos primeros años de la década de los 80 parecía que no había en el Distrito Federal muchas personas que quisieran estar muchos días en esta ciudad o residir muchos años en ella; o que quisieran defender su riqueza natural, su medio ambiente o el arraigo de sus vecinos. El desarraigo vecinal provocado por el crecimiento económico había multiplicado los daños ambientales, sociales y económicos.   

En esta terrible situación social y económica, suceden dos grandes catástrofes que conmovieron mucho a la población del DF y a su nueva gran “Zona Metropolitana” en los estados de México e Hidalgo: la explosión de grandes depósitos de gas LP y gasolinas en San Juan Ixhuatepec el 19 de noviembre de 1984 y el gran sismo del 19 de septiembre de 1985 que derribó cientos de edificios y murieron probablemente unas 30,000 personas.  

La pésima respuesta del gobierno mexicano a la catástrofe del 19 de septiembre de 1985 desató en el DF una gran respuesta de solidaridad popular que en los años siguientes creó movilizaciones vecinales, ecologistas y políticas que empezaron a cambiar profundamente a esta ciudad y sus gobiernos y legislaciones. Las catástrofes enseñaron a los vecinos que poco se puede esperar de los gobiernos, para prevenirlas o mitigarlas.

Semanas después del sismo de 19 de septiembre de 1985 nacen uniones o coordinaciones de vecinos y damnificados, en Tlatelolco, los barrios del Centro Histórico, las colonias Roma, Doctores, Morelos y en otras demarcaciones; se moviliza el Movimiento Urbano Popular. Las luchas por la vivienda digna se vuelven numerosas y poderosas.

Por otra parte, en esos mismos años 80 comienzan a influir en México las críticas de los ecologistas de los países “desarrollados” a las calamidades mundiales o internacionales, creadas por las actividades de la industria, los servicios y los gobiernos:

·         las crecientes contaminaciones de los suelos, las aguas y los aires;

·         la gran devastación de bosques y selvas, de especies vegetales y animales y de los mares, los ríos y los humedales;

·         los agroquímicos utilizados en exceso en los monocultivos de la agroindustria.  

·         la construcción de centrales nucleares, sumideros, rellenos sanitarios, confinamientos de residuos tóxicos o peligrosos

·         el uso del automóvil y el transporte en general

·         el gigantismo urbano y la urbanización concentracionaria  

·         los daños sociales y culturales de la educación primaria obligatoria y de la medicina institucional.

·         el consumo excesivo de energía

·         las desigualdades del crecimiento

·         el trabajo alienado

·         los efectos negativos de la productividad y de la economía de crecimiento

·         las multitudes en pánico detrás de la economía.

·         la deslocalización de la producción y el consumo

·         la omni mercantilización del mundo.  

·         el culto a la ciencia y la tecnología: las ambigüedades de la tecnología.

·         la anomía o mal funcionamiento de la sociedad creada por la sociedad industrial

·         el consumismo y la sociedad del espectáculo.

·         los reversos del progreso o el desarrollo

·         la colonización del imaginario social, por la educación primaria obligatoria y la publicidad.

·         el consumo excesivo de gas, carbón y petróleo en los países “desarrollados” del “primer mundo” y el aumento de la temperatura sobre la superficie de la Tierra.

·         La gran insostenibilidad del modo de producción industrial.

También, empezaron a influir en México las críticas a la sociedad industrial y a la economía moderna de la Escuela de Cuernavaca, animada por Iván Illich y Valentina Borremans, por medio del Centro Intercultural de Documentación, CIDOC, que funcionó en esa ciudad entre 1969 y 1976, y posteriormente, por medio de la labor del maestro Jean Robert y el arquitecto, Cesar Añorve.

Los libros de Iván Illich: Energía y Equidad, la Convivencialidad, Alternativas, Némesis Médica, La sociedad desescolarizada, escritos en Cuernavaca en la década de los 70, tuvieron un gran impacto en Europa y fertilizaron las ideas del movimiento ecologista europeo. En México, El Colegio de México ayudó mucho a su difusión.  

En 1985, con el apoyo del gobierno mexicano, nace el Pacto de Grupos Ecologistas y meses después, empieza la gran lucha contra la construcción de la central nuclear de Laguna Verde.

 Al comenzar 1986, me resuelvo a realizar algunas acciones ecologistas voluntarias: comienzo mi propia campaña de varios años en contra del uso del auto particular en el Valle de México y a favor de la aplicación de un impuesto local del 30% al consumo de gasolina en la zona comprendida dentro de un círculo de 100 km de radio, con centro en el centro del Zócalo de la ciudad de México.

De ser aprobado este impuesto local, proponía que el dinero recaudado se entregara para pagar los gastos que hace el gobierno y otras instituciones con el fin de mitigar los enormes daños que crea la contaminación del aire en el DF.

Este impuesto fue aprobado en 1988, con grandes modificaciones, por el gobierno de Salinas de Gortari, y el dinero recaudado fue utilizado hasta su cancelación a final del siglo, en la eliminación de la gran cantidad de viejos tanques subterráneos perforados de muchas viejas gasolineras de la ciudad de México.

En 1987 nace la Asamblea de Barrios que unifica luchas vecinales en varias demarcaciones. Por otra parte, el Pacto de Grupos Ecologistas se divide en dos corrientes: la primera: los ecologistas cercanos al ingeniero y economista Gabriel Quadri, líder o coordinador de su grupo ejecutivo, muy ligado al grupo priista de Salinas de Gortari y la segunda: los ecologistas que condenan la actuación de Gabriel Quadri, por las declaraciones que hace en defensa de las acciones del gobierno mexicano que consideran inaceptables. Pronto Quadri abandona el Pacto y se convierte en funcionario gubernamental.

En 1988, nace la comisión del Valle de México del Pacto de Grupos Ecologistas que pronto adopta la lucha contra los megaproyectos, como reacción a la propuesta de Salinas de Gortari en su campaña como candidato a la presidencia de la República, de “construir varios megaproyectos”.

En nuestra opinión, el gigantismo de las infraestructuras multiplica exponencialmente los daños socioambientales de los proyectos. También, la comisión acuerda apoyar la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia de la República.  

En los años 80, la población del Distrito Federal se estabiliza cerca de los 9 millones de personas y en adelante no vuelve a crecer: el crecimiento será en los municipios del Estado de México e Hidalgo en la Cuenca de México.   

El Distrito Federal en los años 80

A 40 años del 19 de septiembre de 1985

Segunda parte: La ciudad de México y el descrecimiento

¡Descrecimiento urbano o colapso!

Por Miguel Valencia Mulkay

7 de septiembre de 2025

 La ciudad de México y el descrecimiento

Primera parte.

¡Descrecimiento urbano o colapso!

Por Miguel Valencia Mulkay

2 de agosto de 2025


https://dialogosenpluralidad.com/la-ciudad-de-mexico-y-el-descrecimiento-primera-parte/08/04/2025


La aplicación de acciones colectivas por el descrecimiento exige tres condiciones fundamentales: concreción, globalidad y memoria histórica; es decir: tratar de casos y asuntos concretos y eliminar al máximo las abstracciones; aplicar conocimientos globales a las temáticas del caso a tratar y tener conocimiento de la historicidad de los cambios tecnológicos, económicos y políticos del caso concreto. 

La urbanización y la industrialización son virtualmente insostenibles: sus conceptos tecnológicos hacen un daño excesivo a la riqueza natural y cultural de cualquier cuenca o territorio: desde hace algunas décadas su crecimiento no ha hecho otra cosa que agravar los daños que provoca, los riesgos de catástrofe y la amenaza existencial de pueblos y ciudades. Es ya muy reconocida la desaparición en el mundo del agua dulce y de especies vegetales y animales, así como el aumento en los eventos climáticos sin precedente, cada año. Estamos en plena emergencia climática y ecológica: para mitigar sus efectos catastróficos, urge cambiar los fundamentos urbanísticos de las ciudades occidentalizadas, como la Ciudad de México.

El crecimiento de la urbanización y la industrialización de la cuenca o el territorio determina la rapidez con la que se destruye la riqueza natural y cultural de la cuenca o el territorio, así como la intensidad de su devastación social, económica, política y simbólica y los riesgos de catástrofe y amenazas existenciales que podrían enfrentar las ciudades o los pueblos, barrios y colonias.

Determinan esta rapidez, también, el crecimiento de la población y el desplome en ella de la cultura de la conservación del agua, los bosques, la diversidad biológica, del arraigo, el tejido social, la inseguridad y del Buen Vivir.

Concretamente, el crecimiento de la urbanización puede entenderse como el crecimiento de:

·         la pavimentación, las tuberías, los drenajes, los tendidos eléctricos, y otras infraestructuras;

·         el transporte motorizado que utilizan las urbanizaciones, tanto público- Metro Metrobús, Autobús, -, como privado- auto, SUV, camión, tráiler.

·         las construcciones privadas o públicas que se apoyan en ellas, como: los edificios, casas, comercios y servicios, tanto por el suelo que utilizan y la superficie creada después de la planta baja (verticalización), como por los usos del suelo.

·         las instalaciones interiores básicas, como los baños, las cocinas, los estacionamientos, las bodegas, las bombas, las plantas de generación de electricidad.

·         los procesos de las industrias y los servicios de medicina, salud y diversión.

·         los megaproyectos: torres, complejos, estadios, aeropuertos, puertos, terminales, campos de golf, parques temáticos, ciudades universitarias, centros de datos, grandes eólicas o solares.

Estos crecimientos urbanos tienen un enorme impacto sobre el medio ambiente, las culturas, el tejido social, las economías locales, los derechos humanos, la justicia y las relaciones de poder en las comunidades y en la región; hacen virtualmente insostenible la urbanización y la industrialización de la cuenca o el territorio.

La ciudad de México en el siglo XX

Desde hace más de cinco décadas, la ciudad de México ha sido un ejemplo mundial de las calamidades que puede crear el crecimiento sin límites de la urbanización y la industrialización de una cuenca o un territorio, como consecuencia de su excesivo impacto socio ambiental debido a los esfuerzos orientados a inducir continuamente el crecimiento económico sin límites (Producto Interno Bruto)

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, en el viejo Distrito Federal - hoy la Ciudad de México-, comienza una gran época de crecimiento económico (y urbano): empiezan “los 30 años gloriosos” los que también gozaron otras grandes ciudades del mundo.  Además, empiezan a construirse en esta ciudad los nuevos conceptos para el “desarrollo urbano” que al terminar esta guerra mundial había aprobado Estados Unidos, con el fin de dar empleo a los soldados que regresaban de los frentes de guerra, ganar la batalla internacional en el imaginario social contra el socialismo, enajenar a los pueblos, por medio del consumismo y, sobre todo, concentrar a la población en urbanizaciones gigantescas, para beneficiar a las multinacionales y fomentar el crecimiento del Producto Interno Bruto, PIB, de los países, con el propósito de conservar muy alta la tasa de ganancia del gran capital.

No obstante, antes de esta era del “desarrollo urbano” al estilo  “americano”, en la primera mitad del siglo XX comenzaron a aplicarse ampliamente en esta ciudad los conceptos urbanísticos que hicieron crecer mucho a las primeras metrópolis o megalópolis de la era industrial- Londres, Nueva York, Berlín, Chicago, París- tales como : la distribución de agua por medio de tuberías y bombas (Filadelfia-Latrobe), los drenajes (Chatwick, Londres): el Gran Canal del Desagüe), los acueductos: el acueducto Xochimilco- La Condesa, la pavimentación y el transporte motorizado (autos, tranvías y camiones), la electrificación de las viviendas y servicios, en las edificaciones, la tubería interior de agua, el Water Closet y la plomería, la iluminación nocturna de las calles, la construcción de algunos bulevares tipo Paris, entre otros conceptos urbanísticos. París, Londres y Nueva York eran el modelo a seguir en este Distrito Federal doblemente colonizado: por Europa y por EU.

Según el censo de 1950, la población del DF era de unos 3 millones de habitantes: un gran salto en el crecimiento de la población, desde 1900 cuando solo tenía unos 350,000 habitantes. Los conceptos urbanísticos del industrialismo del siglo XIX hicieron crecer mucho su población en la primera mitad del siglo XX. 

En los primeros años de “los 30 años gloriosos” de la posguerra, se construyen en el DF grandes obras, para el “desarrollo urbano” durante la presidencia de Miguel Alemán:

·         Una gran Ciudad Universitaria en la periferia, como París, para liberar al centro de la ciudad de sus protestas y actividades y poder encapsularlos en el caso de ser necesario.

·         El entubamiento del Río La Piedad, para construir en su lecho una primera vía rápida, con el propósito de iniciar la imposición del uso intensivo del auto en la ciudad, como el eje de la vida en la ciudad, como en Los Ángeles, Ca.: el Viaducto Miguel Alemán

·         Una gran torre de oficinas en el centro de la ciudad, para convertir el centro de la ciudad en un distrito financiero, tipo Nueva York: la Torre Latinoamericana

·         Una supercarretera, para apoyar las viviendas en urbanizaciones suburbanas- la suburbia-, impulsar el uso del auto y el transporte de carga en ruedas de hule, como en Nueva Jersey: la supercarretera México-Cuernavaca.

·         Un primer trasvase de agua de otra cuenca (Toluca), perforando la montaña

·         : el acueducto del Lerma

·         Un gran complejo de altos edificios de vivienda popular, para modernizar la pobreza: el multifamiliar Miguel Alemán.

·         Dos grandes centros de espectáculos: la mayor Plaza de Toros del mundo y el Estadio Deportivo (Hoy Estadio Azul)

·         Un muy moderno primer suburbio, para familias adineradas: el Pedregal de San Ángel.

·         Una primera cadena de supermercados tipo EU.

·         Un proyecto de Centro Médico.  

Estos primeros grandes proyectos del DF para el “desarrollo urbano” fueron parte de la aplicación de una política de enorme subsidio a la industrialización en las demarcaciones del norte de la ciudad y en los municipios colindantes o cercanos a ellas, en el gran amigo de los grandes inversionistas: el Estado de México, así como la urbanización de la mayor parte de los campos de cultivo en el muy lluvioso DF.

En apoyo a esta industrialización y a la urbanización modernizante se aprueba un gran subsidio al transporte motorizado del DF y al agua entubada. Estos subsidios buscaban hacer crecer esta ciudad y las demás del país, así como el Producto Interno Bruto del país. El propósito: eliminar la cultura campesina que frena el cambio hacia la dependencia universal de un empleo y del transporte, para sobrevivir y concentrar a la mayor parte de la población en grandes urbanizaciones, como la de la Cuenca de México. 

En esos “años gloriosos”, las ideas del desarrollo reemplazan a las viejas ideas (inglesas) de Progreso. El objetivo: copiar el modo de vida de EU; esta era la gran consigna gubernamental y empresarial de México. Rostow desarrolla la teoría del desarrollo (auto sustentable) Los Ángeles, Ca, se convirtió en el modelo mundial a seguir en el “desarrollo urbano”

De esta forma comienza aquello que 30 años después llamamos el Big Bang de la Cuenca del Valle de México: uno de los mayores crecimientos explosivos de la urbanización de un territorio en el mundo. Entre 1950 y 1980, la superficie urbanizada de este territorio se multiplicó unas 20 veces.

En los sexenios siguientes, entre 1952 y 1982, se añadieron varios megaproyectos, como los siguientes:

·         Supercarreteras a Puebla, Querétaro y Pachuca y Las Pirámides, y la ampliación de carretera a Toluca

·         Entubamiento de más ríos, para construir más vías rápidas: Río Mixcoac, Río Churubusco, Río San Joaquín

·         Un periférico entre Cuatro Caminos y Xochimilco

·         Siete líneas de Metro radiales o semi radiales: Pantitlán-Observatorio; Taxqueña- Cuatro Caminos; Indios Verdes-Universidad; Martin Carrera-Santa Anita; Politécnico-Pantitlán; Tacubaya-Pantitlán; El Rosario -Barranca del Muerto.

·         Un Circuito Interior entre La Raza y la Raza

·         Más de 30 ejes viales, para uniformizar la imagen urbana industrial del DF

·         En lugar de reparar las grandes fugas del pésimo sistema de aguas de la ciudad, se construye a un gran costo un gigantesco trasvase de agua: el sistema Cutzamala, para robar el agua a otras cuencas. 

·         Con el fin de proteger las nuevas inversiones inmobiliarias realizadas sobre terrenos lacustres del DF, y evitar el tratamiento de las aguas residuales muy contaminadas de la industria, se construye un primer drenaje profundo para mezclar las aguas residuales y las pluviales y expulsarlas así a otras cuencas.

·         Cuatro grandes terminales de autobuses foráneos en sitios periféricos.

·         Un gran centro médico.

En estos “30 años gloriosos” (1948-1978), el “desarrollo urbano” impuesto por EU en esta ciudad, escala mucho el dislocamiento de la producción y el consumo; por ejemplo: el alejamiento entre la vivienda y el lugar de trabajo; entre el lugar de la extracción de agua y el lugar de su consumo; entre el cultivo de alimentos y el lugar de su consumo. Se desata un proceso calamitoso de bombeo y transporte que daña excesivamente la riqueza natural, el medio ambiente, las culturas, el tejido social y las economías de las comunidades; concretamente:

·         comienza a extraerse demasiada agua, fuera y dentro de la Cuenca de México:

·         las aguas pluviales y residuales comienzan a fluir demasiado lejos y la producción de demasiadas aguas residuales dentro y fuera de la Cuenca del Valle de México.

·         Por el gran bombeo, se genera no sólo un escandaloso consumo de electricidad, carbón y petróleo, también, la devastación avanzada de la cultura de la conservación del agua en la Cuenca del Valle de México; un formidable desperdicio del agua, y una gran devastación de la riqueza natural, social y cultural de las cuencas donde se extrae el agua o donde se descargan las aguas residuales mezcladas con las aguas residuales.

·         El uso intensivo del auto comienza a cambiar radicalmente el diseño de las edificaciones, las calles, las avenidas, las calzadas, los mercados, los parques, los jardines, las diversiones; Estacionamientos para autos en cada casa o edificación; comienza a crearse una gran segregación social entre quienes tienen auto y los que no lo tienen; el mundo se ve radicalmente diferente desde el otro lado del parabrisas. Los automovilistas se convierten en una muy poderosa e insolente clase social. Se devalúa totalmente la caminata, el desplazamiento en bicicleta y el transporte colectivo. Los perros, los gatos y otros animales, los peatones y los ciclistas se convierten en las víctimas mortales más frecuentes en la vía pública. 

·         El uso del auto empieza a devorar el tiempo, el bienestar y la superficie de la ciudad, para obligar a todo mundo a tener un auto y un garaje, a desplazarse por varias horas del día, para evitar la gran desgracia de no tenerlo. Escala cada año el tiempo y las distancias recorridas tanto de los automovilistas como de los que no son propietarios de auto.

·         Por el uso del auto se eleva demasiado la superficie pavimentada y el peso de la estructura metálica que requiere una persona, para transportarse en auto; Aumenta sin medida la superficie de la ciudad dedicada a las personas que utilizan el auto: pavimentación excesiva, tanto para circular como para estacionamiento. Hay que copiar a Los Ángeles, Ca, para democratizar el uso del auto particular, un costoso privilegio que finalmente solo lo consigue en el DF una minoría de la población: el 20%. Esta ciudad californiana ha tenido una superficie urbanizada unas cinco veces mayor a la que ha tenido la ciudad de México. 

·         Debido al uso del auto, el congestionamiento se normaliza por muchas horas del día, imponiendo una velocidad promedio de 12 kph, menor a la de una bicicleta mientras se normalizan muy elevados niveles de producción ozono y partículas la gran mayoría de los días del año.  

·         Por la construcción de vías rápidas y líneas de Metro, los trabajadores se ven obligados a tener su vivienda fuera del Distrito Federal y a viajar más de cuatro horas diarias en días laborables. Las demarcaciones centrales de la ciudad empiezan a perder población a gran velocidad debido a la construcción de estas infraestructuras de transporte que vuelven accesibles lejanas tierras agrícolas de la periferia de la cuenca.

·         El transporte motorizado crece exponencialmente, fabricando distancias a recorrer y tiempos que dedicar al transporte; consumiendo enormes cantidades de gasolinas, gas y electricidad; emitiendo escandalosas cantidades de gases y humos que dañan mucho la salud y el clima; volviendo muy peligrosa la caminata y la circulación en bicicleta; multiplicando los peatones y ciclistas muertos y discapacitados, por accidentes de tránsito, segregando a los que no son automovilistas  haciendo más fácil las actividades delictivas y mayor la inseguridad.

·         La leche, las verduras, el maíz, los huevos, la carne y otros alimentos dejan virtualmente de producirse en el Distrito Federal o en la Cuenca de México y comienzan a llegar en crecientes cantidades de muy lejanos lugares.

·         En gran escala, los campesinos del DF empiezan a ser expulsados de sus tierras de cultivo para crear nuevas colonias, fraccionamientos y urbanizaciones que devoran pueblos y barrios antiguos del Distrito Federal y de la Cuenca de México, para crear una gran conglomeración.

·         Por su origen industrial, el transporte motorizado y el uso del refrigerador, la basura, los residuos sólidos o tóxicos o peligrosos no solo comienzan a aumentar exponencialmente en cantidad, se vuelve obligado su transporte a las nuevas colonias o lugares de sacrificio, cada año más lejanas, en otros estados del país, para su confinamiento.

·         Debido a los grandes subsidios a la industrialización, el transporte, la urbanización comienza una gran época de migración de campesinos de otras entidades a esta gran conglomeración urbana. 

·         A pesar del avance de la ciencia ecológica en estos años y las experiencias con los enormes los sismos en la Cuenca de México, el gobierno mexicano radicaliza la “solución colonial de Enrico Martínez, a las grandes aguas pluviales y los mares o lagos de la Cuenca de México”: multiplica las acciones para  combatir la vocación lacustre de la Cuenca de México y Tenochtitlan, aumentar la superficie urbanizable ganada a  los mares y lagos en gran parte del territorio central del Distrito Federal, por medio de drenajes profundos y grandes bombeos, para sacar las aguas pluviales mezcladas, con aguas residuales muy contaminadas. La colonialidad y la poca legitimidad democrática de los gobiernos mexicanos del siglo XX, los hace construir malas copias de los muy malos conceptos urbanísticos de las grandes urbes occidentales.    

Desde 1986, esta ciudad ha sido objeto de acciones ecologistas de protesta contra:

·         la contaminación de los suelos, las aguas y los aires;

·         el mal uso del agua, el gas, el carbón, el petróleo, la electricidad, los metales, las maderas, las tierras raras;

·         la destrucción de las culturas ancestrales que le dieron esplendor; 

·         la desaparición de la vida silvestre, los bosques, los mares o lagos, los ríos, los arroyos, los manantiales, las ancestrales chinampas;

·         el uso excesivo de los autos particulares, el transporte colectivo, los aviones,

·         los muy altos consumos individuales de agua y energía

·         La muy alta producción de basura y residuos sólidos, tóxicos o peligrosos.

·         Los megaproyectos, la zonificación urbana, la pendularidad, la conglomeración, la tercerización, la gentrificación, la verticalización, la turistificación.

·         La desaparición de las chinampas y la cultura campesina. El dislocamiento de la producción y el consumo de alimentos.

·         La urbanización, la industrialización, la productividad, la competitividad y el crecimiento que no toma en cuenta la naturaleza de su crecimiento.

·         La emergencia climática y ecológica.      

En 1970 el DF tenía ya unos 9 millones de habitantes, un punto de inflexión: a partir de este año la población se estabiliza hasta hoy día en cifras cercanas a estos 9 millones de personas; a partir de ese año, la población comienza a crecer rápidamente sobre el Estado de México y el Estado de Hidalgo, hasta igualar la población del DF hacia el año 2000.

 

La ciudad de México y el descrecimiento

Primera parte.

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