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martes, 19 de noviembre de 2024

 En torno a Los Cronofagos de Jean Robert: comentarios en Queretaro

Presentación en Querétaro de Los Cronófagos de Jean Robert 

25 de octubre de 2024

Miguel Valencia Mulkay

Dos dimensiones determinan la armonía del ser humano con la naturaleza, la comunidad, la sociedad, la familia y consigo mismo: el Tiempo y el Lugar o lo que llaman Espacio. Sin esta armonía no sólo desaparece el Buen Vivir o lo que llaman “calidad de vida”, aparece el desquiciamiento, la enfermedad, la locura y la autoaniquilación.  De la distorsión general que crean los transportes en el medio humano, de esto se ocupa Jean Robert en sus libros sobre el transporte.

En Los Cronófagos, Jean nos advierte que se ocupa de la puesta en movimiento de seres capaces de moverse por sí mismos, no de mover mercancías- aunque no dice que el transporte convierte a estos seres en mercancías- y de qué manera los transportes alteran la movilidad innata de la gente y fabrican industrialmente esta capacidad de caminar. Insiste: Caminar no es un transporte a pie. La bicicleta no es una forma de transporte heterónomo: a diferencia del automóvil, es una actividad autónoma al igual que caminar.

Analiza la sinergia positiva entre la autonomía y la heteronomía y concluye:

·         Todo vehículo estorba la circulación de los otros.

·         El tráfico motorizado vuelve el caminar y el andar en bicicleta difíciles y peligrosos.

·         El modo de circulación dominante paraliza la capacidad de imaginar otras formas de circular en la ciudad, como las que quiere ilustrar.

Afirma que el transporte motorizado dominante busca conjugar dos exigencias contradictorias: Quiere evitar pérdidas de tiempo de los usuarios al mismo tiempo que quiere permitir, como un falso signo de libertad, un gran espectro de velocidades posibles en las vías públicas de la ciudad.  

En los hechos, la sinergia positiva sólo puede lograrse reduciendo drásticamente el espectro de velocidades. El dicho “dime a qué velocidad viajas y te diré quién eres” es la receta para un transporte cada vez más cronófago. Es un espejismo de que la velocidad que es un privilegio de ricos puede ser extendido a los pobres. De esta forma se crea lo que él llama la “velocidad paralizante”, creada por los que van más rápido. Después de una velocidad óptima- unos 15 kph- los que van más rápido frenan a los que van más lentos.

Si bien Jean Robert destaca en Los Cronófagos aquel aspecto que más quieren ocultar los gobiernos, los economistas y los ingenieros de transporte; es decir: el tiempo perdido en el transporte urbano, también nos muestra datos muy valiosos sobre los costos y los beneficios de la velocidad en los pueblos antiguos y en los países desarrollados; los costos monetarios, energéticos, ecológicos, en vidas humanas, para demostrar que producen lo contrario de lo que prometen hacer.  

Jean llama pendularidad a ese fenómeno de las ciudades y megalópolis de los viajes del domicilio de los trabajadores hacia sus centros de trabajo, por las mañanas en los días laborables y los viajes en sentido contrario, por la tarde, hacia sus domicilios.  

En las grandes ciudades, como París, Los Ángeles o la Ciudad de México, la pendularidad supera las 4 horas diarias dedicadas al transporte, por los trabajadores más pobres; es probable que muchas ciudades tengan, como la ciudad de México, cerca de 5 horas.

La pendularidad, según estudios consultados por Jean Robert, hace unos 40 años cada año subía unos minutos y unos kilómetros más en cualquier ciudad, independientemente del crecimiento o decrecimiento de la población; sobre todo por los cambios de modo de transporte. A lo largo de los años va en aumento el tiempo dedicado al transporte, independientemente de la novedad tecnológica que se use.

En la realidad, el transporte sirve para bajar los salarios y reducir los empleos al concentrar sus rutas en las zonas urbanas centrales.  Y sirve para transferir privilegios de los pobres a los ricos.

El tiempo dedicado al transporte los días de trabajo es el peor tiempo posible: no hay descanso, no hay aprendizaje de valor, no hay amenidad, no hay paga. Sin embargo, mata los tiempos para comer bien; mata la relación familiar, los tiempos dedicados al cultivo personal y crea en todos los habitantes de las ciudades un sentimiento de ansia, stress y tensión permanente: mata la alegría, la vitalidad y los potenciales de una sociedad. Es un tiempo embrutecedor que destruye las capacidades humanas. 

  Es la mayor explotación del ser humano bajo el cuento de crear empleos.  El transporte moderniza la desigualdad y no la reduce. No hay lugar a los que quiera llegar el trabajador a los que pueda llegar con sus pies, todo le queda muy lejos; el transporte fabrica distancias a recorrer todos los años.

El transporte crea la cautividad del usuario; es obligatorio usar transporte, casi para ir a cualquier lugar. Los transportes mueven los usos del suelo a lo largo de los años, por lo que acercan puntos, pero alejan todos los lugares a los que queremos ir.

Jean Robert dedica un capítulo a lo que llama “velocidad paralizante”

Nos recuerda que, hasta las guerras napoleónicas, los seres humanos nunca viajaron a una velocidad mayor a la del caballo a galope y también nos recuerda, la fascinación que manifestaron aquellos que empezaron a viajar en los trenes que empezaban a superar la velocidad de 50 kilómetros por hora. La velocidad es una fascinación que subyuga a buena parte de los seres humanos, por lo que los transportes explotan esta debilidad.

Describe la diferencia entre la velocidad técnica de un vehículo la velocidad de circulación, la velocidad puerta a puerta y la velocidad generalizada en la que incluye todos los tiempos que dedicamos al transporte, desde el tiempo para ganar dinero para comprar un transporte y concluye que solo los ricos ganan tiempo con el transporte.

Y dice: Las sociedades industriales consagran entre un cuarto y un tercio de su presupuesto de tiempo social activo a la producción de condiciones de velocidad

Dice: Toda vía rápida es una sutura- corte que une en una dirección y separa otra: aumenta para la mayoría la lentitud. Una vía urbana cuya velocidad media de circulación es superior a 20 kph no solo hace más lentos a los camiones de pasajeros, también a los autos que circulan por las calles más lentas.

Al aumentar la velocidad de los autos aumentan las distancias entre ellos. La mayor capacidad de circulación en una vía se establece a una velocidad cercana a 5 kph. Analiza el congestionamiento: a medida que aumenta, el comportamiento de un automovilista individual empieza a tener una influencia considerable en la eficacia del transporte de los demás. evitar el colapso de la circulación, por medio de rodeos que alargan Describe la manera en la que los ingenieros exportan el congestionamiento, para mucho las distancias a recorrer.

Los autos diseñados para correr a más de 200 kph, en la ciudad viajan a no más de 15 kph en cualquier ciudad moderna. Con base en los estudios de transporte, Jean Robert propone fijar una velocidad máxima obligatoria en las ciudades no mayor a 25 km por hora, para optimizar la eficacia de los transportes. Permitir velocidades mayores solo tiene el efecto de que la mayoría viaje a velocidades promedio inferiores a 15 km por hora, menos que la velocidad promedio de una bicicleta. 

Además, los transportes generan la más extrema segregación, no todos tienen auto. Los transportes producen segregación espacial: todo cada año más lejos. Los transportes funcionan con muy elevadas tasas de accidentalidad: demasiadas personas mueren en espantosos accidentes o quedan minusválidas debido al exceso de velocidad que se permite.

Los transportes demandan una gran cantidad de suelo urbano y hacen crecer la mancha urbana, aunque no crezca la población de la ciudad.

Por otra parte, los transportes son el origen principal de la contaminación del aire, del consumo de gas, petróleo y carbón y por ello las ciudades son las principales generadoras de gases y humos que alteran radicalmente el equilibrio del clima.

El derecho al transporte barato o subsidiado ha matado la libertad de moverse. Solo se camina para llegar al transporte: han sido inhabilitados nuestros pies.  

 

 

Los Cronófagos, 40 años después de su publicación original, según Jean Robert (enero de 2020)

·         Hoy día, las ciudades se han fusionado a un Sistema Global en el que se han fusionado otros servicios, como la Salud o la Educación.

·         Los usuarios de estos sistemas se han vuelto parte del Sistema global; están en las garras del sistema y no saben por qué.

·         El urbanismo actual es producto del sistema de transportes.

·         Cada día, las ciudades se parecen más entre sí y son más uniformes.

·         Desaparecen cada día más las diferencias entre el campo y la ciudad.

·         Los migrantes a las ciudades rápidamente se convierten en “migrantes alternantes o pendulares”

·         Los transportes son hoy día la peor forma de explotación más allá de la plusvalía.

·         El gran obstáculo: el transporte es considerado como un derecho que al mismo tiempo impone la lentitud, la pérdida de tiempo.

·         En la Ciudad de México y otras ciudades, la pendularidad anda por 5 horas diarias, para los trabajadores.

·         A causa de las vías rápidas, se fortalecen los “capitalistas de la velocidad”

·         La velocidad profundiza la discriminación social; la transferencia de privilegios de los pobres a los ricos.

·         De acuerdo con los estudios del transporte -Ruben Smeed- la velocidad media en la urbanización moderna no puede rebasar una velocidad promedio de 16 kph, sin condenar a la mayoría a una velocidad inferior a la media.

·         Siguen pareciéndose mucho las velocidades promedio máximas de las grandes ciudades, como Nueva York, París, Londres Ciudad de México y otras: unos 15 kph

·         Sin tope o límite superior de velocidad, la ciudad sistémica creada por el transporte se aleja de la cultura que contiene y detiene y queda sometida totalmente a las reglas de la economía que fabrica riqueza y pobreza extrema; velocidad a costa de la lentitud de las mayorías.

·         La búsqueda de vías rápidas de los automovilistas reduce la capacidad de cada km recorrido por las vueltas inútiles.

·         El propósito de Los Cronófagos: buscar una forma urbana convivencial; es decir no destructiva de la Naturaleza, el Medio Ambiente y el Buen Vivir.

·         Por ello se propone que todos los transportes circulen a una velocidad máxima no mayor a 25 kph (Illich) o 16 kph (Robert)

·         Salir de la fascinación de la velocidad.

 

 

Comentario postmortem del matemático francés, Jean Pierre Dupuy, coautor del primer libro de Jean Robert, sobre el transporte: La Traición de la Opulencia: el dislocamiento del tiempo y el espacio de 1975

 

·         De la muy original crítica de Iván Illich al modo de producción industrial, se desprende que en su núcleo se encuentra la lógica del desvío de la producción: el ser humano se caracteriza por su capacidad de dar rodeos para conseguir mejor sus fines.

·         Racionalidad instrumental, justificación del mal, lógica económica están estrechamente relacionadas y constituyen la matriz de la Razón moderna. El sacrificio es un “costo de producción”; es el desvío indispensable para obtener el máximo bien neto.

·         Especialmente sobre la contraproductividad de los transportes, en el libro Energía y Equidad de Iván Illich (1975),

·         Después de 3 años de investigaciones y trabajo conjunto, Jean Pierre Dupuy y Jean Robert publican en 1975, en París, el libro La Traición de la Opulencia en la que defienden la tesis siguiente: La lógica del desvío constituye, en efecto, un elemento clave de la modernidad y es el corazón de la racionalidad económica.

·         Tanto Iván Illich como Jean Robert en nombre de la racionalidad instrumental nos hacen ver lo absurdo del sistema de transporte motorizado. ¿quieren ir lo más rápido posible para llegar a los destinos deseados? Si este es su objetivo se equivocarán si confían en los medios industriales de transportes.  

·         Jean Robert nos lleva a considerar, con gran agudeza, la contraproductividad social y estructural de los transportes industriales.

·         Los transportes están para servir de remedio al mal que contribuyen a crear.

·         Nos pasamos el tiempo en el campo, las oficinas y las fábricas para pagar los medios para desplazarnos. Si en el cálculo del tiempo dedicado al transporte incluimos este tiempo de trabajo, el rendimiento del transporte motorizado se vuelve irrisorio, a veces inferior a lo que podríamos conseguir en una bicicleta o incluso a pie.

·         Pero, el trabajo, a diferencia del transporte no es solo un medio: en el capitalismo es también un fin en sí mismo. Las producciones que se consideran superfluas o incluso perjudiciales se legitiman por el trabajo, por el empleo que proporcionan a la población.

·         El auto privado, campeón de la mentira y la ceguera, consigue dar una imagen de sí mismo que es en todo contraria a la realidad: la imagen de movilidad, autonomía, e independencia; pero la realidad es congestión y dependencia radical de la servidumbre de la carretera y del comportamiento de los demás.

·         La destrucción del espacio-tiempo humano- algo tan calamitoso como el colapso climático o el colapso ecológico global-fue percibido por Jean Robert muy anticipadamente: percibió la destrucción de ese marco de nuestras vidas.       

 

Opinión de Miguel Valencia

Ha sido una tradición gubernamental, economista y hasta académica, magnificar los beneficios e ignorar los daños y perjuicios del transporte en general y en particular, del transporte urbano, como: el Metro, el Metrobús, los trenes suburbanos e interurbanos, las vías rápidas o Freeways, los segundos pisos, los distribuidores viales, los circuitos viales, los pasos a desnivel, los deprimidos, líneas de microbuses o autobuses urbanos.

Nos han hecho creer que cualquier inversión en el transporte urbano es un gran beneficio para los habitantes de las ciudades y que son menores y corregibles sus impactos socioambientales.

Esta mentira lisa y llana- este gran embuste-, ha sido protegido por medio de cinco políticas públicas:

1.      Desalentar cualquier investigación que busque demostrar que, después de cierto umbral de su utilización, el transporte motorizado empieza a producir mucho más daño que beneficio.

2.      Ignorar cualquier investigación que demuestre que, después de cierto umbral de su utilización, el transporte motorizado empieza a producir mucho más daño que beneficio, como es el caso de la investigación realizada hace unos 50 años, por el arquitecto Jean Robert, junto con el matemático Jean Pierre Dupuy (La Traición de la Opulencia, Paris, 1975) y hace unos 45 años, por el arquitecto Jean Robert (Los Cronófagos, París, 1980)

3.      Ocultar la verdadera cifra del tiempo diario promedio que dedican los trabajadores al transporte en la Ciudad, en días laborables de puerta a puerta, aquello que Jean Robert llama Pendularidad; es decir: ese nefasto tiempo perdido que, en las grandes ciudades, como la Ciudad de México, puede promediar hasta 5 horas diarias o la tercera parte del tiempo social productivo:

4.      Mantener muy lejos de la opinión pública la labor de los responsables del diseño del transporte urbano: los matemáticos que se ocupan de realizar la ingeniería del transporte.

5.      Ocultar el hecho de que los transportes motorizados acercan puntos a los que podemos llegar al mismo tiempo que alejan todos los destinos a los que queremos llegar.

 

Jean Robert apoyó las luchas que sostuvimos en la ciudad de México contra diversos megaproyectos de transporte, tales como El Tren Magnético o Tren Elevado Bellas Artes- Santa Mónica, impulsado por Salinas de Gortari en 1992. La Línea B del Metro de Buenavista a Ciudad Azteca 1995; la carretera la Venta- Colegio Militar 1996; el Segundo Piso en Viaducto y Periférico 2001-2003, la Línea 12 del Metro a Tláhuac 2009-2011.

 

Además, Jean Robert nos apoyó en las reuniones y seminarios que entre 2002 y 2004, condujeron en 2013 a la eliminación de la vieja Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal y la creación de la Ley de Movilidad del DF y posteriormente a las leyes estatales y federales de Movilidad que hoy existen en México.

 

Mucho le debemos al gran maestro y amigo Jean Robert.  


 D.  La batalla contra el Segundo Piso en el Viaducto y el Periférico y la creación de la Ley de la Movilidad del DF

La huella de Jean Robert en el descrecimiento

Tercera parte: ¿Qué entendemos por descrecimiento?

Por Miguel Valencia Mulkay

4 de septiembre de 2024



En 2001, López Obrador, como nuevo jefe de Gobierno del Distrito Federal, para mi gran sorpresa lanza el aviso de la construcción del megaproyecto de Segundo Piso sobre el Viaducto y el Periférico de esta ciudad.  En su campaña electoral nada leí o escuché de este megaproyecto a pesar de que la apoyé. 

Otra vez, con fundamento en mis convicciones de años, en torno al excesivo daño socioambiental de los megaproyectos de transporte- sustentadas en gran parte en las ideas de Jean Robert sobre el transporte urbano-, me veo obligado a objetar públicamente este megaproyecto, por medio de cartas, artículos y manifestaciones callejeras, en alianza con una red de ciclistas de esta ciudad (Bicitekas) y con grupos vecinales de las primeras colonias afectadas por el primer tramo de esta obra (Nápoles, Ciudad de los Deportes, Nochebuena, San Pedro de los Pinos). En esos años, tenía mi domicilio en la colonia Nápoles y era parte del comité vecinal de esa colonia.

Me parecía inaudito que un gobierno de izquierda promoviera este tipo de megaproyectos que tanto aprecian las armadoras de autos, las multinacionales en general y los grandes intereses inmobiliarios: refuerzan el maligno reinado del automóvil en la ciudad. Ahora creo que ha sido muy poco lo que han podido hacer los gobiernos de izquierda de los países del Sur global, frente al inmenso daño que hace el transporte urbano al Medio Ambiente y los “Recursos Naturales”: la religión de la economía y el culto a la ciencia y la tecnología dominan el imaginario social de nuestros países. 

En una fría mañana de enero de 2002 cerca de un centenar de ciclistas y algunos ecologistas nos presentamos hacia las 6 de la mañana a las puertas del edificio del gobierno del DF en el Zócalo, con bicicletas y mantas contra el Segundo Piso. A esta hora López Obrador acostumbraba llegar a sus oficinas, para atender brevemente las demandas de decenas de personas que se colocaban en una larga cola a las puertas de estas oficinas. Nos dedicó más de 20 minutos, para escuchar nuestras demandas y nos ofreció una cita con la Dra. Claudia Sheinbaum en sus oficinas horas más tarde.

Ella nos recibió después de las 9 de la mañana y escuchó nuestras demandas; rápidamente mostró simpatía por la demanda reiterada de los representantes ciclistas: construir ciclopistas o ciclo vías en lugar de segundos pisos, para autos.

Desde ese momento los ciclistas de Bicitekas empezaron a tener una buena relación con ese gobierno: la Sra. Sheinbaum les ofreció tener en menos de un mes una propuesta de ciclo pista sobre las vías abandonadas del viejo ferrocarril a Cuernavaca, por las lomas del poniente del DF. El gobierno de López Obrador quería evitar la invasión del derecho de vía de este antiguo ferrocarril y la ciclovía le daba una razón “ambientalista” para construirla.

En efecto, meses después se inició en esas viejas vías la construcción de esta primera ciclopista de gobiernos ligados a López Obrador; una ciclo-pista con un diseño muy deplorable, producto de una mentalidad de diseñador de vías rápidas y segundos pisos, para automóviles.

En cambio, a partir de esa reunión tuve una conflictiva relación con la Dra. Sheinbaum, por la gran molestia que le provocaron los argumentos ecologistas que en ella le expuse, para rechazar totalmente el proyecto de Segundo Piso en el Viaducto y el Periférico. Me parecía increíble que una secretaria del Medio Ambiente defendiera un proyecto que sólo servía para promover el uso del auto en la ciudad de México y los negocios multinacionales.

El Segundo Piso tal vez podría reducir un poco el congestionamiento de autos en los primeros años, para luego multiplicarlos, como sucede habitualmente con estas infraestructuras que tienen retroalimentación positiva: inducen o fabrican una espiral de crecimiento sin límites en la demanda de construir más y más “vías rápidas”

A pesar de las protestas ciclistas, vecinales y ecologistas realizadas entre 2002 y 2003 y de un amparo a los vecinos afectados, apoyado por el muy destacado abogado Ignacio Burgoa- que me reconoce como perito en la materia-, las obras se iniciaron y avanzaron, con la supervisión de la obra por parte de la Dra. Claudia Sheinbaum; en 2004 se concluyó la primera parte del megaproyecto: el horrendo Distribuidor Vial San Antonio, el primer distribuidor vial construido en México con grandes vigas de concreto prefabricadas (ballenas).

Por otra parte, meses después de nuestra primera reunión con la Dra. Sheinbaum y nuestras primeras protestas vecinales contra el Segundo Piso, aparece una entidad ambientalista profesional en apoyo al gobierno del DF en asuntos del transporte urbano - el Centro de Transporte Sustentable-, ligado a la gran ONG ambientalista CEIBA, relacionada con la famosa ambientalista Julia Carabias que en años pasados se había desempeñado en el gobierno federal como secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT)

La resistencia vecinal y ecologista contra el Segundo Piso abrió una nueva vertiente de nuestra acción ecologista que tendría cierta trascendencia en México, en los asuntos del transporte urbano:  la discusión de la alternativa o alternativas a la construcción de este Segundo Piso, actividad que condujo años después a la creación de las primeras leyes estatales de la Movilidad Urbana o Sustentable. 

En 2002, con el apoyo de la Cooperativa CAMBIOS, convocamos en sus instalaciones de la Av. Cuauhtémoc, a ecologistas, ciclistas, activistas de muy diversas causas y técnicos en los asuntos del transporte, a discutir alternativas a este terrible megaproyecto de transporte urbano, en las muchas reuniones de trabajo que se hicieron para este efecto.

De estas reuniones y de la interpretación de las ideas de Jean Robert, en 2002 nacieron las Siete Tesis sobre la “Movilidad Sustentable” en las que se presentaban las líneas de acción que se podrían aplicar en esos años en los asuntos del transporte urbano, para tratar de reducir en el Distrito Federal:

·         el tiempo social perdido (vivir para moverse),

·         la discriminación social (no todos motorizados),

·         la segregación espacial (todo cada vez más lejos),

·         los accidentes en la circulación (una guerra de baja intensidad), así como:

·         el crecimiento de la mancha urbana: la ocupación del suelo (superficie urbana dedicada a los automóviles)

·         el Ruido,

·         la contaminación del aire

·         el consumo de combustibles fósiles.

Además, estudiar las formas de apoyar en esta ciudad la protección de las únicas formas autónomas y “sustentables” de la movilidad: los desplazamientos de los animales, el peatón y el ciclista, y de reducir radicalmente el uso del automóvil privado y del transporte público, por el excesivo daño que hacen a la sociedad y al Medio Ambiente: después de cierto umbral de su utilización, los transportes se convierten en los mayores depredadores del Buen Vivir y el Medio Ambiente del territorio; hay un nivel óptimo de uso del transporte, invariablemente ignorado por los gobiernos.

Inspirados en el concepto de “hipermovilidad” de nuestros amigos españoles ecologistas- críticos radicales del transporte urbano-, adoptamos la palabra “movilidad” para describir todas las formas de desplazamiento en la vía pública, sustentables y no sustentables. 

El tema del tiempo social perdido en el transporte- elemento central de la tesis de Jean Robert[1] en estos asuntos- fue también una preocupación central en la formulación de las Siete Tesis sobre la Movilidad Sustentable.

El tiempo que dedicamos al transporte los días de trabajo, para ir al lugar donde nos pagan por trabajar (empleo escaso, creado por el transporte) y regresar a nuestro domicilio – la pendularidad urbana- es una tortura de baja intensidad que los grandes empresarios y los gobiernos que los apoyan mucho ven con cierta satisfacción, por sus efectos embrutecedores sobre el usuario del transporte: normalmente, destruye el tiempo dedicado a la convivencia familiar, a la comida lenta ( saludable), a la cultura, la reflexión y la curiosidad intelectual del trabajador (aprendizaje autónomo)

Mientras viajamos en un transporte, para ir al trabajo por la mañana y regresar a casa por la tarde, normalmente no hay descanso, no hay amenidad, no hay aprendizaje, no hay pago por hacerlo: posiblemente son los peores tiempos perdidos de nuestras vidas.

Desde hace muchas décadas, en el Distrito Federal- en la ciudad de México-, el tiempo promedio dedicado al transporte en días laborables ha ido en aumento virtualmente todos los años debido a los efectos diferidos de la construcción de infraestructuras de transporte (Metro, Metrobús, Vías Rápidas), sin embargo, los gobiernos de esta entidad han hecho los mayores esfuerzos por ocultar esta realidad. Con estas infraestructuras de transporte, todos los destinos se alejan mientras más se acercan los puntos a donde podemos llegar.

Hace ya más de 30 años que aparecen en esta ciudad los testimonios de trabajadores que hablan de tiempos mayores a cuatro horas diarias de tiempo dedicado al transporte cotidiano. Es probable que en algún momento hemos llegado ya a las cinco horas promedio de pendularidad. El tiempo perdido en el transporte en días laborables en la ciudad de México prácticamente equivale a la tercera parte del tiempo social disponible para realizar actividades creativas. En tiempos preindustriales no se dedicaba más del 7% del tiempo social al transporte diario en días de trabajo.

El transporte contamina intensamente el tiempo y los lugares, por su dislocamiento.    

Entre otras cosas, propusimos: la eliminación de pavimento junto a las banquetas (carril verde), para plantar árboles, colocar formas de cultivo de alimentos o técnicas para la captación o distribución de agua a la vista, o tratamiento de agua o para el acopio y tratamiento de residuos u otros diversos usos. Propusimos, la reconversión de las “vías rápidas” en lugares de usos múltiples, como: circulación de bicicletas y del transporte público, huertos urbanos, talleres, depósitos de agua, centros de tratamiento de residuos húmedos, bibliotecas, centros de exposiciones, entre otros usos. 

Propusimos, la eliminación de los grandes apoyos que se le han dado al uso del auto en la ciudad, tales como: la pavimentación excesiva del territorio, las llamadas “vías rápidas” que en pocos años se convierten en algo parecido a un gran estacionamiento; el estacionamiento en la vía pública, el estacionamiento privado y la moratoria a la construcción de infraestructuras, para el transporte.  

Por supuesto, todo esto en apoyo a la Relocalización de las Actividades Económicas, criterio fundamental- estratégico- del descrecimiento: no debería dedicarse al transporte más de 30 minutos al día en promedio. No deberían viajar las mercancías que consumimos más de 50 km en promedio.

En el grupo de trabajo de la Cooperativa CAMBIOS, hicimos una reflexión sobre la Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal que era vigente en esos años y que nos condujo a tomar conciencia de que esta legislación servía para imponer en la vía pública el dominio brutal e irrestricto de los motores; del transporte urbano; de la violencia mecánica extrema.

Con el fin de difundir las Siete Tesis sobre la “Movilidad Sustentable”, en 2003 decidí acercarme a los jóvenes que empezaron a trabajar en el nuevo Centro de Transporte Sustentable (CTS) y a Martha Delgado, de Presencia Ciudadana y de la Unión de Grupos Ambientalistas[2], candidata a diputada local de un nuevo partido- México Posible- quien se mostró muy interesada en los asuntos de la Movilidad Sustentable y que logró en ese año convertirse en vicepresidenta de la comisión de Transporte y Vialidad de la entonces nueva legislatura del Distrito Federal (2003-2006)[3]

De este acercamiento nace la convocatoria conjunta que hicimos varios grupos, incluyendo organizaciones ciclistas, a participar en el histórico seminario “Hacia Otra Visión del Transporte Urbano” que tuvo lugar en septiembre de 2003, en la Universidad de Londres de la colonia Roma, con la participación de Jean Robert, como principal expositor y el apoyo de nuestra amiga, la Dra. Gabriela de la Vega, rectora de esa universidad.

De este notable seminario se desprenden: en 2003, la Agenda Ciudadana “Hacia Otra Visión de la Movilidad Urbana” y, en 2004, la organización de un evento dentro y junto a la Universidad de Londres para demostrar la manera de “moderar el tráfico” por medio de una alteración provisional de una calle frente esta universidad y el nacimiento de la efímera Alianza por la Movilidad Humana”, integrada por las organizaciones ciclistas, ambientalistas, ecologistas e integrantes del CTS que participamos en estos eventos y en la redacción de la Agenda Ciudadana.

 A consecuencia de nuestras primeras protestas contra el Segundo Piso, en poco tiempo el gobierno de López Obrador (Claudia Sheinbaum) decidió dividir la oposición a este megaproyecto, apoyando la construcción de ciclo pistas y dando algún gesto de apoyo al peatón en la ciudad de México, por lo que en 2004 la mayor parte de estas organizaciones decidieron colaborar individualmente con ese gobierno y abandonaron la “Alianza por la Movilidad Humana “y las protestas conjuntas contra los megaproyectos de transporte.

Antes de la difusión de nuestras Siete Tesis de la “Movilidad Sustentable”, no se utilizaba en México la palabra “movilidad” para describir las diversas formas de desplazamientos en la vía pública, como lo pudimos confirmar de varias formas en las reuniones en torno al transporte urbano del DF, convocadas por la diputada Martha Delgado en 2003 y 2004, en la Asamblea Legislativa, con la participación de legisladores e investigadores universitarios dedicados a los asuntos del transporte urbano.  

La desintegración de la “Alianza por la Movilidad Humana” y la división y distanciamiento de sus integrantes me llevaron a finales de 2004, a enviar una carta a la diputada Martha Delgado, para transmitirle una de las conclusiones más ambiciosas de las reuniones de 2002 en la Cooperativa CAMBIOS y que habíamos conservado oculta: la propuesta de eliminar la vigente Ley de Transporte y Vialidad del DF, para crear una nueva Ley de la “Movilidad Sustentable” del DF, con nuevos conceptos para “moderar” el uso del transporte urbano, proteger al peatón y al ciclista; para dejar de perder tanto tiempo en el transporte urbano; para reducir el enorme impacto socioambiental de estas infraestructuras.  

Proponíamos que en la Ley de la Movilidad se establecieran las siguientes prioridades o jerarquías en la movilidad urbana de la ciudad de México:

·         en primer término: la prioridad en la circulación de los peatones y los animales por encima de cualquier otra forma de movilidad en la ciudad.

·         En segundo término, la prioridad en la circulación de los ciclistas, por encima del transporte público y el automóvil.

·         En tercer lugar, la prioridad en la circulación en las vías públicas del transporte público, por encima de los automóviles.

Según esta idea de la Ley, estas prioridades deberían ser complementadas por inversiones y gastos públicos en el mismo orden de prioridad.

Esta ambiciosa propuesta ecologista, para cambiar la legislación del transporte del Distrito Federal e introducir la idea de la “movilidad” y el paquete de la “Movilidad Sustentable” , estuvo a discusión entre legisladores de esta entidad entre 2004 y 2013-cuatro legislaturas locales- cuando finalmente, con mayoría de legisladores de izquierda (PRD),  fue aprobada una Ley de la Movilidad del DF que adopta algunas de nuestras propuestas, pero, incluye algunas muy contrarias al espíritu de nuestra propuesta: la iniciativa final fue principalmente promovida por un diputado de extrema derecha(Federico Doring, panista) que buscaba penalizar las marchas y las manifestaciones en la vía pública.  

Semanas antes de ser aprobada esta Ley de la Movilidad del DF, con el apoyo de Jean Robert, la diputada Claudia Quiroz, presidenta de la Comisión de Movilidad y Transporte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, la Dra. Gabriela de la Vega, rectora de la Universidad de Londres y varios activistas y académicos ligados a estos asuntos, ECOMUNIDADES organiza el 7 de septiembre de 2013 en la gran casa de Luis Cabrera No. 9 de la colonia Roma de la Universidad de Londres, el Foro Transporte vs Movilidad Sustentable, para recordar las razones por las cuales propusimos en 2004 la creación de una Ley de la Movilidad Sustentable.  Por meses, Jalisco aprobó la primera Ley de la Movilidad de México.  

Hoy día existe una Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, de carácter federal, y unas 15 leyes estatales de la movilidad. En gran medida están alejadas del espíritu original de nuestras tesis de la “Movilidad Sustentable” de 2002 que le dieron origen.

D.  La batalla contra el Segundo Piso en el Viaducto y el Periférico y la creación de la Ley de la Movilidad del DF

La huella de Jean Robert en el descrecimiento

Tercera parte: ¿Qué entendemos por descrecimiento?

Por Miguel Valencia Mulkay

4 de septiembre de 2024

 C. 1995- 2011 Segunda etapa: contra la construcción de megaproyectos de transporte y de agua.

La huella de Jean Robert en el descrecimiento

Tercera parte: ¿Qué entendemos por descrecimiento?

https://dialogosenpluralidad.com/c-1995-2011-segunda-etapa-contra-la-construccion-de-megaproyectos-detransporte-y-de-agua-la-huella-de-jean-robert-en-el-descrecimiento-tercera-parte-que-entendemos-por-descrecimiento/08/20/2024


Por Miguel Valencia Mulkay

 16 de agosto de 2024

En 1995, la Regencia del DF anuncia la construcción de la línea B del Metro, de Buenavista a Ciudad Azteca (Ecatepec); amigos ciclistas en la lucha contra la contaminación del aire me invitan a dar una charla ante vecinos de la colonia Santa María la Ribera, muy preocupados por tener una terminal del Metro en sus terrenos o en su cercanía.

Mi charla tiene suficiente efecto como para provocar la intervención del reconocido arquitecto Jorge Legorreta del Colegio de México que escribía libros sobre el transporte urbano, era parte del Centro de Ecodesarrollo y vecino de la colonia Hipódromo. La asociación de residentes de Santa María la Ribera convocó una gran reunión vecinal sabatina junto al Quiosco Morisco de su famosa Alameda, para escuchar las posiciones del arquitecto Legorreta y la mía, con relación a la construcción de la Línea B del Metro; más de mil vecinos estuvieron presentes. 

Legorreta reprueba la construcción del túnel para guardar vagones del Metro por las noches sobre el eje vial Carpio, en la colonia Santa María; propone que la línea termine en Buenavista y no exista entrada alguna en esta colonia, sin embargo, resalta las bondades del Metro, como un sistema de transporte para el pueblo, masivo, económico, no contaminante, rápido a grandes distancias y otras. Defiende vigorosamente la construcción de esta línea.

Por mi parte, coincidí con Legorreta en el rechazo al túnel y a la construcción de estaciones del Metro en la Santa María, sin embargo, advertí que las líneas de Metro que se habían construido del centro hacia la periferia de la ciudad de México habían servido para expulsar a la población de sus zonas centrales hacia lejanas zonas en la periferia, con el fin de entregar las zonas centrales a la construcción de servicios- torres de oficinas, grandes centros comerciales, hoteles, servicios turísticos, vivienda cara (gentrificación)

Esta expulsión de la población, realizada a lo largo de décadas, había tenido, además, otros efectos catastróficos, como el aumento radical de la pendularidad: había disparado el tiempo promedio diario dedicado al transporte los días laborales de los trabajadores de la ciudad de México: más de cuatro horas diarias; dos cambios en el modo de transporte; casi la tercera parte del tiempo social dedicada a una “actividad” deprimente, embrutecedora, devastadora para la mente de quien la sufre, como para el tejido social, el medio ambiente y las economías locales.  

El aumento radical de la pendularidad urbana viene acompañado del aumento radical en el consumo de energía- electricidad para el Metro generada en termoeléctricas alimentadas con carbón o combustóleo- el alejamiento de todos los destinos, el aumento radical en la contaminación del aire; continuos cambios en el uso del suelo, vacíos nocturnos, muerte del Centro Histórico como barrio habitado, destrucción del tejido social y otros efectos perniciosos.   

La mayoría de los vecinos de la Santa María la Ribera aprueban mi posición. Legorreta se sintió molesto, sin embargo, consiguió que en 1997 Cuauhtémoc Cárdenas lo designara como delegado en la Cuauhtémoc, para imponer la construcción de esta línea B del Metro, por medio de una falsa consulta. En este siglo, con el apoyo de esta línea B del Metro, Ecatepec se convierte en el municipio más poblado del Estado de México. 

En 1996, tuve conocimiento de la gran labor que realizaba el ecologista estadounidense Jan Lundberg en su revista “Auto-Free Times”, en los asuntos del uso del automóvil, la pavimentación y el transporte en general, con cierto apoyo en las ideas de Iván Illich. Me uní pronto a su “Alianza contra la Pavimentación”. Hacia 1999 me convierto en parte del consejo editorial de su nueva revista “Culture Change”. De la labor de Jan en los años 80, nace años después la red mundial de ciudades “libres de autos”- World Carfree Network, WCN, de la que fui parte.

En 1999, recibí ejemplares de las monografías de Alfonso Sanz “Calmar el tráfico” y “La bicicleta en la ciudad”, publicadas por el Ministerio de Fomento del Ayuntamiento de Madrid donde aparecen gran cantidad de datos técnicos sobre el transporte urbano, para proteger al peatón y al ciclista, reducir los accidentes y favorecer la caminata y el uso de la bicicleta como medio de transporte; eran parte de la normatividad de la Unión Europea.

 En los siguientes años entregué copias de estas monografías a varios activistas de la ciudad de México en defensa de la bicicleta y en contra del uso excesivo del transporte urbano. Algunas ideas aparecidas en estas monografías se han aplicado en la ciudad de México (calle Amsterdam) y servirán de base al nacimiento de nuestra propuesta de nueva Ley de la Movilidad Sustentable de la ciudad de México al comenzar este siglo. 

En 1995, nuestro Foro Regional Ecologista del Valle de México convoca un segundo foro sobre el Agua y Xochimilco en el Bosque de Nativistas de esa demarcación, con el fin de discutir la gestión del agua en el Valle de México. El primer foro sobre esta temática fue en celebrado en 1991, con miras hacia la Cumbre de la Tierra de Río 1992. Un tema central de este segundo foro fue la próxima construcción de la Cuarta Etapa del Sistema Cutzamala

Con apoyo en ideas de Jean Robert sobre el agua, referidas en su libro Water is a commons[1], el 5 de junio de 1995, Día Mundial del Medio Ambiente, el Foro Regional Ecologista[2] presenta ante la PROFECO la primera “denuncia popular” contra la Cuarta Etapa del Sistema Cutzamala que trae agua a la ciudad de México. 

La existencia de este “Sistema Cutzamala” hacía evidente el más completo desprecio por la conservación del agua tanto de los gobiernos mexicanos, como de la mayor parte de la población de la ciudad de México. En lugar de reparar las fugas de la red de distribución de agua y poner un límite a la escandalosa mercantilización y mal uso del agua en esta ciudad-, inducido por la tecnología convencional del agua-, se construía un trasvase de agua, con un gasto enorme de electricidad, por cada metro cubico bombeado, destruyendo las matrices del agua en varias cuencas. La ingeniería mexicana ha estado muchas veces al servicio de los peores intereses del mundo: debería pedir perdón a los mexicanos.

Con el apoyo económico de compañeros ecologistas fundadores de ECOMUNIDADES[3], en marzo de 2005 puedo participar en el Foro Alternativo Mundial del Agua en Ginebra, Suiza, donde tengo la fortuna de hacer amistad con Maude Barlow del Council of Canadians, autora del libro El Oro Azul y en esos años la más notable luchadora internacional en los asuntos del agua, y conocer las tesis sobre la jurisprudencia internacional del agua y la propuesta del Estatuto Mundial del Agua de Ricardo Petrella.

Semanas después, ECOMUNIDADES crea la comisión del agua para redactar las Declaraciones ecologistas sobre el agua y la Petitoria contra el Cutzamala, ante la celebración del Cuarto Foro Mundial del Agua 2006, en el Distrito Federal. Esta comisión funciona unos seis meses en la Librería El Juglar y redacta y difunde cinco Declaraciones sobre el Agua, que nos han servido de apoyo por muchos años. Nos unimos a las asambleas por la defensa del agua y la tierra promovidas por el sindicato de CONAGUA y otras organizaciones sociales.

A finales de 2005, en nombre de ECOMUNIDADES, entrego una Petitoria, contra el trasvase del Cutzamala ante el Tribunal Latinoamericano del Agua que sesionaría en México, en marzo de 2006, en paralelo al Cuarto Foro Mundial del Agua, convocado por el gobierno de Vicente Fox. Para nuestra sorpresa, se registra otra petitoria contra el Cutzamala, en esta ocasión por la iniciativa de las mujeres Mazahuas, afectadas por este megaproyecto. El Tribunal nos dio la razón, pero ignoró el aspecto ecológico de nuestra petitoria.

Semanas antes de la celebración del Cuarto Foro, Maude Barlow visita México y acepta participar en un desayuno con nuestro grupo ecologista de la comisión del agua y otros invitados. Descubrimos que se multiplicaban las iniciativas contra el Cutzamala.   

En 2001 el gobierno de López Obrador se saca de la manga su proyecto de Segundo Piso en el Viaducto y el Periférico, un viejo sueño de inversionistas inmobiliarios, automotrices, multinacionales. En un siguiente articulo mencionaré las acciones que realizamos y las consecuencias de nuestra oposición a este megaproyecto. 

En 2007, Marcelo Ebrard, como nuevo jefe de Gobierno del DF anuncia la construcción de la línea 12 de Metro a Tláhuac y la Supervìa del Poniente. La delegada Gabriela Cuevas anuncia la construcción de más de diez “deprimidos” (pasos a desnivel) en la Miguel Hidalgo. En esta ocasión, con el apoyo de grupos de vecinos de Polanco y Las Lomas de Chapultepec y de ejidatarios de San Francisco Tlaltenco, Tláhuac, en 2008 creamos la Red en Defensa de la Ciudad de México que unificó a grupos en resistencia contra obras gubernamentales, de unas 8 delegaciones políticas.

Con esta nueva red, sólo conseguimos frenar la construcción de varios “deprimidos” en Paseo de Las Palmas y Paseo de la Reforma y apoyar las marchas de los compañeros ejidatarios de San Francisco Tlaltenco, Tláhuac, ayudar a rescatar de los separos de esa demarcación al ejidatario Héctor Mendoza, acusado de subversión y violencia; Ebrard envió más de 5,000 elementos de policía y granaderos, para “contener las protestas”; también, hacer la “condena histórica” de la línea 12 del Metro, por inducir la destrucción de la zona chinampera de Tláhuac y su cultura campesina y por facilitar la urbanización de la sierra Ajusco-Chichinautzin.

En una de las acciones públicas contra estos “deprimidos” pude obtener los fondos para el viaje de Serge Latouche a México[4]. En 2013, esta red realiza la primera manifestación en la ciudad de México, con una gran manta que decía NO A LOS CARTELES INMOBILIARIOS EN LA SEDUVI. Fuimos los primeros en utilizar este “nuevo concepto “que ahora ha cambiado de sentido.    

Cuando hubo reuniones con técnicos gubernamentales o académicos expertos en transporte urbano, Jean nos apoyó con su presencia. En el caso de la línea 12 de Metro utilizamos argumentos parecidos a los que utilizamos contra el Tren Elevado y contra la línea B del Metro. En el caso de los “deprimidos”, objetamos los cambios en el uso del suelo, el aumento en el uso del auto, la accidentalidad, la segregación, la pérdida de tiempo y por supuesto, la contaminación del aire.    

Desde principios de los 90, los conocimientos de Jean en torno al transporte, el agua, la basura y la urbanización, me han servido de fundamento en la denuncia de varios megaproyectos de transporte y urbanización de la Cuenca del Valle de México y en presentaciones, para conferencias diversas, sobre alternativas al transporte o el desarrollo urbano, en universidades y ante representantes o legisladores de la ciudad de México y en denuncias populares que realicé en esos años en torno a megaproyectos de transporte y agua[5].

En 2011, Jean y yo fuimos invitados a participar en la última Conferencia Hacia Ciudades Libres de Autos de Guadalajara, convocada por la WCN, en la que Jean tuvo grandes intervenciones y encontró a personas que tenían conocimiento del movimiento Provo de Ámsterdam en el que participó en su juventud.  Esta conferencia fue diferida desde 1995, cuando el presidente del Movimiento Bicicletero de la ciudad de México[6] no logró conseguir el apoyo económico para realizarla y poco tiempo después este importante movimiento desapareció. 

C. 1995- 2011 Segunda etapa: contra la construcción de megaproyectos de transporte y de agua.

La huella de Jean Robert en el descrecimiento

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Por Miguel Valencia Mulkay

16 de agosto de 2024


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