A propósito de la crítica al paradigma de la economía
  
¿decrecimiento?  
    Posted: 20 May 2013 08:53 AM PDT
  Clément Homs  El   "decrecimiento" es percibido como una consigna más que como un programa   consistente o como un proyecto de sociedad. Los debates en el seno de   estructuras asociativas que van apareciendo poco a poco se preguntan   sobre el sentido mismo de este término un tanto ambivalente: por una   parte constatamos a la vez la carga radical de emotividad y de reacción   reveladora en nuestro imaginario que suscita su utilización; por otra   parte constatamos igualmente, la incomprensión y el malentendido sobre   el verdadero objetivo que suscita este término.
En resumen,   diremos que "decrecimiento" es un movimiento naciente pero que a la vez   está calando en la sociedad aunque también sufre mucha incomprensión e   incluso un rechazo radical [1] . El debate sobre la utilización de este   término, iniciado en el seno del movimiento, continua, lo que pudiera   desembocar en una reformulación del término (quizás bajo el nombre de   "política de civilización" como lo defiende E. Morin por ejemplo,   utilizándolo para oponerlo a lo que Besson-Girard llama la   "descivilización material" [2]. Sea como sea, el término "decrecimiento"   tiene el mérito de hacer reaccionar y atacar en su núcleo duro, en el   ojo del huracán, a la "mega-máquina" capitalista, es decir, a la   ideología irreal del crecimiento infinito del PIB, del petróleo y de la   propaganda publicitaria.
Hay que recordar desde el principio,   para evitar todo malentendido, que al hablar de decrecimiento lo   referimos al crecimiento del PIB y no al sentido metafísico que   comúnmente lo damos al término de "crecimiento". Los objetores del   crecimiento no combaten el sentido metafísico del término crecimiento   (crecimiento espiritual, crecimiento de los vínculos sociales,   crecimiento del individuo que da lugar al arte, la música, la gran   cultura, la ética, la religión). Proponemos, inversamente al crecimiento   del PIB, la rabiosa intensificación de la auto-realización de la vida   en cada uno de nosotros, de "ser uno mismo", de este "crecimiento   interior y estar contento consigo mismo" que conforma nuestras ansias   vitales.
Porque esta vida frugal, convivial, intensa, que   desborda de vitalidad misma no se puede confundir con el objetivo del   saber científico. Porque a esta vida no le da sentido la biología, sino   que le da sentido una vida verdadera, es decir una vida que transcurra   sin distancia ni diferencia con nuestra infinita ansia interior [3].   Este punto es fundamental para evitar que a los objetores del   crecimiento se nos etiquete de "reaccionarios", "vichystas",   "prehistóricos", o incluso como partidarios de un "retorno a la edad de   piedra"...Insistamos: lo que criticamos es el Becerro de Oro de la   ubicuidad planetaria pero también de la izquierda tradicional, que es la   creencia en la virtud benefactora (en el sentido material, existencial e   incluso moral) del aumento del PIB. El crecimiento del PIB no implica   ni "felicidad perpetua", ni progreso moral, ni embriaguez vital en sí   misma. ¡Y sin embargo esto es lo que nos han venido prometiendo todos   los Adam Smith de la Tierra desde el siglo XVIII...y aun hoy prometen   todos los discursos patronales, publicitarios y políticos tanto de la   derecha como de la izquierda!.
Las leyes que guían nuestra acción   no son las leyes del mercado, de la matemática, de la biología o de los   cuerpos celestes, sino que son las leyes estéticas de la sensibilidad,   las leyes del don, de la imitación, de la simpatía y de la empatía, las   leyes de la ética y de la responsabilidad que tienen su fundamento en   "el-mundo-sensible-de-la-vida" (vida no en un sentido biológico sino en   el sentido fenomenológico). Nosotros no somos por tanto ni "tecnófobos"   ni "anti-científicos", sino que criticamos la ciencia que se considera   sola en el mundo y que se comporta como tal al convertirse en técnica.   Defendemos la vuelta al momento histórico que precedió a la conmoción   ontológica que supuso que la acción dejara de obedecer a las   prescripciones de la vida para someterse a los principios de la eficacia   [4]. Lo que combatimos, no es la ciencia o la técnica (lo que sería un   tanto absurdo), sino esta creencia según la cual la ciencia es el único   forma de acceder al conocimiento [5]. Para nosotros, junto al saber   científico, también hay un lugar para el saber de la vida en sí misma.
Si   observamos la genealogía intelectual de las ideas sobre el   decrecimiento, vemos que el primero en utilizar este término fue un   alumno de Schumpeter, el economista de origen húngaro Georgescu-Roegen.   El término "decrecimiento" del PIB, proviene directamente de la   bio-economía, del que fue fundador; no se trata entonces de un slogan   vacío ni se cae por su propio peso como un pájaro ya muerto al salir de   su cascarón...
Georgescu-Roegen funda la bio-economía al transferir los   principios de la termo-dinámica a la ciencia económica [6]. Su tesis   principal es que la reflexión sobre los objetivos de la economía (ya sea   esta de orientación clásica, keynesiana, marxista...), es decir la   ciencia económica en su sentido más amplio, descansa desde sus raíces   sobre lo impensado de su propio fundamento: la materialidad de lo   existente. La economía, denominada según la propia etimología griega del   término como "ciencia de las leyes del lugar", abstrae totalmente de la   realidad la finitud de la naturaleza. La ciencia económica desde sus   inicios se coloca en la vía inmaterial apartando por completo la   materialidad ecológica. La realidad tal y como es pensada por los   economistas (marxistas, liberales, neo-keynesianos...) es   fundamentalmente una realidad social y económica. Este "monismo   ontológico" [7] conforma hoy en día todo el espacio intelectual del que   se nutren todas las ciencias humanas, económicas, sociales,   independientemente de sus tendencias y divergencias internas.
El   hecho de abstraer la finitud de la naturaleza, entraña pronto un nuevo   imaginario del crecimiento sin límite, la idea según la cual siempre   podremos tirar sobre el "capital natural" (¡y sin embargo finito!): es   la ideología productivista, que no se limita al propio capitalismo   occidental, sino que se extendió también al "capitalismo burocrático"   (en expresión de G. Debord), es decir al comunismo real.
Hoy en   día esta tensión entre la ciencia económica y la naturaleza, desembocará   o ya ha desembocado, en el expolio/estrago del Planeta. La tesis en   boga y ya predominante cuando se citan los grandes del capitalismo está   ya consensuada, y es que no hay necesidad de salir del sistema   económico, de cambiar las estructuras de nuestra vida cotidiana, sino   que habrá que utilizar la técnica y la ciencia (y sin embargo fuente   misma de nuestro desequilibrio actual cuando son consideradas como el   único medio de acceder al saber) para permitir que este sistema muerto   que es la organización actual de nuestras sociedades, sobreviva. Es la   tesis del desarrollo sostenible [8]
El mensaje fundamental que   aporta la tesis del decrecimiento en la actual escena política, y sin el   cual no estaría del todo claro la razón de ser de tal movimiento, es el   de rebelar la aporía de las "falsas buenas soluciones" del desarrollo   sostenible. Por tanto avanza la tesis del "efecto rebote" al criticar la   trampa que supone el ahorro realizado con las energías alternativas   (bio-carburantes...): el efecto del crecimiento del volumen es más   importante que la reducción de la fuente del factor de contaminación. La   utilización de energías alternativas en una sociedad de crecimiento es   contra-productivo, y no hará más que aumentar el volumen global de   contaminación emitida. El problema del desarrollo sostenible es que es   un verdadero y trágico engañabobos, porque no es capaz de vislumbrar que   el crecimiento anula por completo, por efecto del volumen, los efectos   positivos de sus directivas. Las soluciones científicas y técnicas son   por tanto un engaño porque no son nunca suficientes. Lo peor es que las   reducciones en origen de los factores de polución que se realizan, son   perdidas debido al incremento del volumen de los factores de producción   reducidos: es el efecto contra-productivo que anula los efectos   beneficiosos conseguidos. Con el desarrollo sostenible se consigue dar   rienda a los excesos tecno-científicos que nos llevan a la catástrofe   ecológica mayor y/o al "accidente integral" [9]. El decrecimiento lanza   la idea de que no es solamente necesario cambiar el nivel de los   factores de polución en origen (tesis del desarrollo sostenible y hoy en   día del capitalismo internacional), sino que sobre todo es necesario   cambiar nuestros modos de vida en lo concreto de cada acto, de cada   saber-hacer cotidiano (praxis), ligando por tanto su proyecto al   situacionismo, que no tenía otro fin como tal, que el de transformar los   elementos de la vida cotidiana en un sentido revolucionario [10]. Por   tanto no solo necesitamos derrocar al capitalismo, necesitamos también   una "inversión civilizacional" (E. Morin). ¡No nos hace falta solamente   una política, sino también una meta-política!. Una gran transformación   de nuestros imaginarios.
Georgescu-Roegen no es ni de lejos, el   único intelectual precursor del decrecimiento. Otras figuras de proa del   movimiento han sido por ejemplo Karl Polanyi (la Gran Transformación),   Marcel Mauss (el paradigma del don), Pierre Clastre (la sociedad contra   el Estado), Ivan Illich (sobre la educación, el desarrollo, la   técnica...), Jacques Ellul (sobre la técnica, sobre las estrechas   relaciones entre el anarquismo y el cristianismo), Edgar Morin (sobre la   ambivalencia del progreso), François Partant (sobre el desarrollo),   Bernard Charbonneau (sobre la adaptación/desadaptación a un territorio),   André Gorz (sobre Illich, la ecología política y la economía de lo   inmaterial), Serge Latouche (sobre el antiutilitarismo), Alain Gras,   Mario Buonatti, Gilbert Rist, Pierre Rabhi, Marie-Dominique Perrot,   Jacques Grinewald...El decrecimiento nace de la crítica al desarrollo   que es la crítica a las políticas de desarrollo entre los años 1950-1970   en los países "sub-desarrollados". Después de 1992 cuando el concepto   de "desarrollo sostenible" se ratifica en la cumbre de Río, las críticas   al desarrollo han reconocido en este nuevo concepto, una mutación   ecológica del concepto de desarrollo: de ahí la consigna proferida:   "¡Abajo la impostura insostenible del desarrollo sostenible!"
Este   movimiento [11] nacido en muchos casos de una corriente   "tercermundista" crítica sobre sí misma, se ha propuesto sobrepasar la   propia crítica al capitalismo para hacer una crítica de las políticas de   desarrollo [12], o como afirma E. Morin, de la civilización misma.
Hoy   en día, una parte del movimiento ecologista radical nacido de la crisis   suscitado por el balance de participación de los Verdes en la Izquierda   plural, ha sabido hacer fructificar este nuevo movimiento radical y sin   concesiones a los poderosos. Un poco por toda Francia, grupos de   "objetores del crecimiento" se constituyen en "talleres" de reflexión,   que comparten e intercambian para subvertir en lo concreto los deseos   comunes evitando radicalmente las redes de producción y de distribución   capitalista. Es el caso del movimiento A.M.A.P. en Francia o la   constitución de huertos ecológicos colectivos en las afueras de las   ciudades. Allí se están produciendo experiencias de auto-producción   realizadas por mediación de empresas cooperativas de auto-gestión o de   comunidades agrícolas. Un poco por todos los lados, los objetores del   crecimiento practican la simplicidad voluntaria, una forma de sobriedad   expresada en su forma de consumo. Esta estrategia seguida por el   movimiento, es la del "aquí y ahora" del saber hacer de cada uno, y no   el de un hipotético retorno a cualquier forma de sentido de la historia   [13], lo que por lo demás acerca a los objetores del crecimiento con la   corriente del "socialismo primitivo" de comienzos del siglo XIX [14]
El   decrecimiento se ajusta al proyecto de eco-democracia de Takis   Fotopoulos [15], de Raimon Panikkar [16] y de Alberto Magnaghi [17],   tratando de desarrollar la utopía local mediante una revitalización del   espacio concreto de nuestras vidas a través de una democracia de   proximidad constituida en términos de "demos" y de "bioregiones". Aunque   por el momento, como afirma Takis Fotopoulos, "presentarse a las   elecciones locales nos da la oportunidad de cambiar a la sociedad desde   abajo, que es la única estrategia verdaderamente democrática, frente a   los métodos estatistas (que se proponen cambiar la sociedad desde lo   alto amparándose en el poder del Estado) y los contactos con la   denominada "sociedad civil" (que no pretenden nunca cambiar el sistema).
--------------------------------------
[1]   En relación al término "decrecimiento", ver el artículo de Paul Ariès   "La décroissance, un mot obus" en La Décroissance, n°26, avril 2005
[2] Jean-Luc Besson-Girard, "Decrescendo cantabile. Pour une décroissance harmonique". 2005 Parangon
[3] Una vida fenomenológica de principio a fin que dirían los filósofos.
  [4] Profundizar al respecto con los análisis de Ellul
[5]   Aquí nos remitimos a los trabajos del filósofo francés Michel Henry y   especialmente su obra "La Barbarie", Puf 2005, y más en profundidad   podemos estudiar sobre la ciencia la obra de Edmund Husserl, La Crise   des sciences européennes et la phénoménologie transcendantale,Gallimard   1989
[6] Una presentación original del punto de vista de la obra de   Georgescu-Roegen, la tenemos en «Nicholas Georgescu-Roegen ou   l'invention de la bioéconomie» de Philippe Dulbecco y Pierre   Garroustedans Problèmes économiques de enero 2005, p.41-48
[7] Es decir, este esencialismo unilateral de lo que es "en sí mismo"
[8]   Pero aun peor que la tesis del desarrollo sostenible es la que afirma   la necesidad de adaptarse al calentamiento global sin ninguna voluntad   de cambiar el rumbo de las cosas. Nuestro amigo Yves Copoens, como parte   de la comunidad científica tras el informe de la ONERC (Observatorio   Nacional sobre los Efectos del Recalentamiento Climático) del 24 de   junio del 2005 (Un climat à la dérive: comment s'adapter), se ha   convertido a esta nueva corriente sin ningún atisbo de voluntarismo   político. Si hace más calor y si los paisajes mediterráneos se   desertizan, ¡tendremos que pensar en ponernos mas crema solar!
[9] Hacemos aquí referencia a la obra de Paul Virilo "La velocidad de la liberacion" Manantial, Buenos Aires, 1995.
[10]   ver G. Debord, « Perspectives de modifications conscientes de la vie   quotidienne » en la revista  Prétentaine n°4 de mayo de 1995
[11] Para ver los sitios web en internet que gravitan en torno al decrecimiento, consultar la siguiente página de vínculos.
[12]   Existe una presentación muy pedagógica e inteligente sobre las críticas   existentes a la ideología del desarrollo, que se puede descargar desde   aquí.
[13] Una aproximación revolucionaria al decrecimiento en "Ecofascismo o ecodemocracia" en Le Monde Diplomatique noviembre 2005.
[14]   Sobre este asunto recomendamos el libro de Jean-Claude Michéa, "El   callejón de Adam Smith. Sobre la imposibilidad de superar al capitalismo   por la izquierda",Editions Climats.
[15] Takis Fotopoulos, "Vers une   démocratie générale, Une démocratie directe, économique, écologique et   sociale", Seuil, Paris, 2001. También cuenta con su propio sitio web   Réseau International pour la Démocratie Inclusive
[16] Raimon Panikkar, "Politica e interculturalita", L'Altrapagina, Citta di Castello, 1995
[17] Alberto Magnaghi, "Le Projet local", Mardaga, Bruxelles, 2003