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ECOMUNIDADES
Demasiados políticos, empresarios y académicos ocultan o desprecian la amenaza que entrañan el declive petrolero y el cambio climático
Por Miguel Valencia Mulkay
A pesar de que organismos como la Agencia Internacional de Energía reconocen que la extracción de petróleo convencional declina desde 2006, un hecho geológico, demasiados políticos, empresarios y académicos hacen todo lo posible por ocultar o minimizar las consecuencias desastrosas que tiene ya esta caída inicial en la producción petrolera, en los más débiles y los dones de la Naturaleza; en la Paz, la Justicia, la Democracia; hacen declaraciones, análisis sobre la sociedad, el crecimiento económico, sin tomar en cuenta el muy posible disparo, sin previo aviso, de los precios internacionales del petróleo en los próximos años ( 5-10 años), a causa de la caída abrupta en la extracción del gas y el petróleo convencional; sin tomar en cuenta los grandes riesgos que entraña la extracción del muy costoso gas y petróleo no convencional, como: el gas y el petróleo shale cuyos pozos de fracking en Estados Unidos (primer productor mundial) se agotan en muy pocos años, su producción estará en decadencia antes de diez años y, además, resienten el creciente rechazo de la mayor parte de las comunidades cercanas a estos pozos y de los defensores del medio ambiente en todo el mundo; sin tomar en cuenta los gigantescos derrames en el mar que produce la extracción de petróleo en aguas profundas y el creciente costo y rechazo social a su operación; sin tomar en cuenta el clamor, la exigencia central de la ciencia climática mundial (IPCC): el obligado recorte radical inmediato de emisiones de carbono dada la gravedad del desastre climático.
Demasiados políticos, empresarios y académicos, defienden proyecciones, planes, reformas (como la energética), legislaciones, políticas, programas, proyectos, que ignoran alegremente la creciente presión que ejerce ya la declinación de la extracción de gas y petróleo convencional y no convencional sobre los precios mundiales del petróleo. Ignoran los efectos que tiene ya este declive gasero y petrolero en la ecología y la economía popular (contaminación de acuíferos, suelos, mares, por el fracking y la extracción en aguas profundas; altas tarifas de electricidad, gas, gasolinas). Ignoran la creciente presión de la opinión pública de EUA, Europa y Sudamérica, con el fin de prohibir o restringir la extracción de gas y petróleo no convencional debido a los desastres sociales y ambientales que produce. En los próximos 5-10 años, la caída en la extracción de petróleo y gas convencional será bastante más acusada; la producción de gas shale y petróleo de aguas profundas habrán demostrado ampliamente su nocividad y sus grandes limitaciones: el gas, las gasolinas y la electricidad pueden entonces experimentar aumentos radicales y repentinos en precios y tarifas. La duplicación o triplicación de las tarifas del gas, la gasolina y la electricidad puede fácilmente ocasionar en los próximos años una gran cantidad de muertes y enfermedades; puede producir guerras y mucha violencia social: un colapso político, económico y social.
Como lo sabemos, la quema de gas y gasolinas y la producción de electricidad son reconocidas mundialmente como causa u origen principal del desastre climático, que cada tres, cinco, siete años duplica, triplica o cuadruplica el costo social, ambiental y económico de los eventos climáticos extremos (tormentas, huracanes, olas de calor, incendios forestales): es obligada, indispensable, la reducción radical, inmediata, en el consumo de gas, petróleo y carbón. Sin embargo, demasiados políticos, empresarios y académicos ocultan o ignoran la información que muestra la gravedad que tienen: el fin del petróleo barato o convencional y el desastre climático, así como las formas adecuadas de enfrentar estas amenazas: lo hacen con el propósito de prolongar la vida de negocios industriales y de servicios(industria agropecuaria; de autos, aviones, plásticos, por ejemplo) e instituciones (gobiernos, escuelas); con el fin de salvar los sueños(engaños) populares de crecimiento económico, desarrollo, progreso, modernidad; con el fin de evitar la inevitable caída del sistema económico que produce estas gigantescas amenazas.
En los hechos, este ocultamiento o ignorancia de la información petrolera y climática convierte a demasiados políticos, empresarios, académicos, en enemigos de la Naturaleza y el tejido social, en criminales de cuello blanco, en un peligro para el mundo: son responsables en gran medida de la depredación en gran escala de la Naturaleza y la sociedad que en pocos años pueden producir: la reforma energética, sus leyes secundarias y sus planes, programas, proyectos o contratos petroleros, gaseros y eléctricos. Estamos ante un desastre político que exige una movilización social similar a la que tendríamos que hacer por la invasión de una fuerza extranjera. Las respuestas adecuadas al desastre petrolero y climático están sólo en manos de la sociedad que se organiza para enfrentarlos.
¡Grupos vecinales, municipales, estatales frente al desastre petrolero y climático!
¡Reducción radical de la exportación, importación y consumo interno de petróleo!
¡Salir del petróleo ya!
Se anteponen intereses económicos, señala el coordinador de la Conabio
Lamenta que países no adopten acciones suficientes contra el calentamiento global
Recomienda apretar
medidas para proteger y mantener los ecosistemas
Los extremos en el clima, como los fríos de semanas recientes, las sequías y el calor, son parte del calentamiento global que afecta el planeta, sobre lo cual los países no han adoptado acciones suficientes, afirma José Sarukhán, coordinador de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (Conabio).
Entrevistado en sus oficinas de Periférico sur, el biólogo y ecólogo, ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que actualmente no sólo hay todas las evidencias del cambio climático, sino vemos que todas las predicciones y modelos que se han utilizado desde hace 10 o 20 años para vaticinar lo que iba a pasar a estas alturas subestimaron lo que en realidad ocurre
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Añadió que organismos como el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) –que este año presentará los reportes más recientes de investigación sobre el tema– están bajo la presión de todos. Cada país quiere que las cosas vayan de acuerdo con sus necesidades, deseos. La tendencia es llegar a consensos de mínimo común denominador. Lo más bajito para que no afecte o exponga cosas en que como país se tendrían que hacer cambios, que no convienen económicamente
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Extremos
–Lo que se presenta, por ejemplo las tormentas invernales y los frentes fríos, ¿es atribuible al cambio climático?
–Justamente. El calentamiento genera extremos de ese tipo. Decíamos que uno de los patrones más claramente perceptibles con el cambio climático iban a ser las condiciones de los climas, que se iban a extremar. Fríos, calores y sequías muy intensos, inundaciones brutales, y es lo que ha estado pasando. Los fríos tienen que ver con ello. Hay una explicación de por qué ocurre.
"En el invierno se crea un sistema de circulación de aire muy frío que está ligado con el jet stream, corriente intensa de aire que gira de oeste a este y hace que los viajes a Europa en estas épocas rompan récords de velocidad. Los aviones se montan en éste y parece que van en patineta. Esta corriente se baja a veces, porque la celda muy fría se expande y produce vaguadas, como salidas del jet stream, que bajan por Canadá y Estados Unidos. Llegan al Golfo de México y son los nortes que siempre hemos tenido. Son una salida del jet stream con aire frío.
"En el caso del congelamiento de las cataratas del Niágara, lo que sucedió es que con la pérdida de hielo en el Ártico, que flota en el océano, cada vez hay más extensión de mar expuesta al sol. El mar absorbe energía, mientras el hielo refleja la radiación solar. Así, el mar se calienta. Por eso la pérdida de hielo en los glaciares se ha intensificado. Ello hace que la celda del jet stream se rompa y genere la intrusión de aire muy frío. Esto es lo que ocurrió.
Es un efecto del cambio climático. La pérdida de hielo del Ártico crea más agua en el mar, que absorbe un calor que no se hubiera generado de otra manera. Hay temperaturas más altas en esa zona que perturban el sistema atmosférico. Hay interacción entre agua, tierra y atmósfera.
–¿Los datos del IPCC están subestimados?
–Una cosa es la información con que ellos trabajan y las conclusiones consensuadas que tienen que alcanzar. Poseen de los mejores datos. Es lo que les da solidez. Pero en lugar de decir el señor tiene todo los signos de lepra, afirma: quizá se va a enojar. Vamos a decir que tiene un problema de piel que tiene que cuidar. Esta es la presión a que estos grupos están sujetos. Yo lo vi. El capítulo del tercer reporte tuvimos que diluirlo para que no sonara tan rudo. Es una desgracia.
–¿Cuáles son los efectos en México?
–Contamos con todo lo necesario para tener huracanes asesinos, como los que nos han tocado, y tormentas tropicales intensas. Si a ello se suma toda la tontería humana en tierra, de dañar sistemas ecológicos que amortiguan esas cosas, el efecto es peor. En México, los ciclones pasan por los océanos Pacífico y Atlántico. Lo que ocurrió el año pasado en Guerrero volverá a suceder. Cada vez será con más frecuencia.
–¿De qué manera está actuando México?
–Hay algunas medidas que se están adoptando. Creo que están bien. Sabemos que el país tiene interés, lo cual debe ser seguido con acciones más fuertes contra las emisiones, de tal manera que debemos apretar más. Pero ahí empiezan los intereses. Por ejemplo, que la industria automotriz puede tener problemas. Es una fuente de trabajo muy grande. Son argumentos difíciles de manejar. Se necesita una visión de largo plazo que prácticamente nadie tiene, excepto algunas naciones nórdicas, ricas, con pequeña población, que tienen dinero y educación. Pueden tomar decisiones socialmente aceptadas.
–¿Qué medidas se pueden establecer para enfrentar eso?
–Hay dos tipos. Una es la reducción de riesgos, que tiene que ver con el mantenimiento y cuidado de los ecosistemas, los cuales juegan un papel importante en el amortiguamiento de esos eventos. Hay mucha evidencia del papel que, por ejemplo, los manglares juegan: proteger las costas del efecto brutal. Ello no quiere decir que no pasa nada, sino que ocurre menos si están en buenas condiciones. Tenemos datos de cómo la pérdida de manglar en Campeche ha significado la disminución de territorio mexicano de costa. Estoy hablando de miles de hectáreas.
Los bosques, en las partes altas, amortiguan la fuerza del agua de lluvia, la cual se infiltra al suelo y se va a manantiales y ríos. Cuando desaparecen, la fuerza del agua cae violentamente en el suelo. Se lo lleva, y es lo que produce los deslaves. Montañas que acaban con pueblos. Lo vimos en Guerrero. Además, el líquido que cayó ya no la podemos aprovechar. No hay un sistema que lo retenga y lo vaya soltando poco a poco en ríos y manantiales. Mantener los ecosistemas es una medida de protección del efecto de esos fenómenos.
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documento consolidado, lo cierto es que se trata de un texto aún sujeto a discusión, provisional y con numerosas porciones no consensuadas.
El primer hecho que salta a la vista es que este capítulo, a diferencia del de propiedad intelectual (que se dio a conocer en noviembre), prácticamente excluye obligaciones claras y bien definidas, así como sanciones y penalidades sobre acciones que afecten los objetivos centrales contenidos en el capítulo. En su artículo nueve se establece explícita y contundentemente que las partes reconocen quemecanismos voluntarios y flexibles
pueden contribuir al logro y mantenimiento de altos niveles de protección ambiental. Las partes también reconocen que tales mecanismos deberían ser diseñados de tal manera que maximicen los beneficios ambientales y eviten la creación de barreras innecesarias al comercio
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Un segundo rasgo general es el permanente vaivén entre declaraciones contundentes casi apoteósicas sobre los principales temas ambientales y ecológicos, que dan fe de un conocimiento actualizado de las problemáticas, y ciertos párrafos que se filtran, como invitados no deseados, en los intersticios del documento, que son expresión de un oculto objeto del deseo por remontar, soslayar, ignorar y, finalmente, abolir cualquier obstáculo que impida la plenitud del libre comercio, que es la meta dorada del acuerdo.
Por ejemplo, nadie en su sano juicio puede objetar los gloriosos párrafos dedicados a los objetivos (artículo 2): "…las partes reconocen que la cooperación efectiva para proteger y conservar el ambiente y manejar de manera sostenible sus recursos naturales conlleva beneficios que pueden contribuir al desarrollo sustentable, fortaleciendo su gobernanza ambiental y complementando los objetivos del ATP". Sin embargo, el apartado siguiente echa abajo de inmediato esa afirmación y reconocimiento al señalar que (artículo 2, inciso tres):Las partes también reconocen que es inapropiado utilizar sus leyes ambientales u otros mecanismos similares en modalidades que pudieran constituir una restricción sobre el comercio o la inversión entre las partes
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Algo similar ocurre con el artículo 3, dedicado a los compromisos generales. Por un lado, las partes reconocen el derecho soberano de cada país a establecer sus niveles, prioridades y estándares de protección ambiental, y de adoptar o modificar su legislación y política ambiental. Sin embargo, un poco más adelante se señala que una vez iniciado el acuerdo multilateral, ninguna de las partes orientará su legislación ambiental en un sentido que afecte el comercio o la inversión entre países. La balanza retorna un poco cuando en los párrafos siguientes se afirma que ...las partes reconocen que es inapropiado potenciar el comercio y la inversión mediante el debilitamiento o la reducción de sus mecanismos legales previamente establecidos sobre protección ambiental
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Un tema central es si este nuevo tratado multilateral respetará los numerosos acuerdos internacionales sobre el ambiente y el uso de los recursos naturales, y que han firmado la gran mayoría de los países participantes o, por lo contrario, dará un paso atrás relajando las normas y desconociendo los compromisos ya adquiridos por cada nación. Aquí, el documento aborda el caso del Protocolo de Montreal, que limita la expulsión de sustancias que afectan la capa del ozono (artículo 4, sección cuatro), el de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), y el del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) cuando se examina el tema de comercio y conservación. Sobre estos temas la disputa no solamente es paradójica, sino curiosa: mientras Estados Unidos impulsa volver obligatorios el Protocolo de Montreal y el CITES, los 11 países restantes se oponen. Inversamente, mientras Washington se niega a aceptar el CDB, el resto de las naciones lo promueven.
Sin embargo, el capítulo deja fuera muchos acuerdos, como el Convenio de Estocolmo sobre los contaminantes orgánicos persistentes, que regula el tratamiento de las sustancias tóxicas, la Convención de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación, la Convención sobre acceso a la información, participación pública en la toma de decisiones y acceso a la justicia en temas medioambientales (Convenio de Aarhus), y el Protocolo de Kiev, de registro de emisión y transferencia de contaminantes.
Mención especial merece el reciente Protocolo de Nagoya (PdeN), enfocado al acceso justo y equitativo de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos. El protocolo es resultado de siete años de negociaciones y resulta estratégico para los países considerados biológicamente megadiversos: Perú, Australia, Malasia y México. Las tesis del PdeN han sido consideradas, pero son rechazadas por Estados Unidos. Algo similar ocurre con el caso de las pesquerías marinas, donde los acuerdos impulsados por la FAO para detener el notable deterioro de los recursos pesqueros fuertemente disminuidos por la sobrexplotación no alcanzan consenso entre las partes.
Finalmente, el documento es cauto o suspicaz cuando por ejemplo aclara que deja fuera de su definición de ley ambiental los temas de la seguridad y salud de los trabajadores, o el manejo de los recursos naturales por los pueblos aborígenes o indígenas, como si la naturaleza se pudiera separar del trabajo y la cultura. Igualmente, dedica muy poco a lo que es la problemática nodal: la crisis climática. Como si una ampliación del comercio, que implica el incremento de la energía fósil para el transporte de mercancías, no acelerara el efecto invernadero y agravara la ya de por sí crítica situación global.
El capítulo es, pues, un mar de contradicciones, paradojas, incongruencias y vaguedades. La complejidad del tema parece rebasar las capacidades de quienes han intentado lograr un documento consensuado por 12 países que, para hacerlo más complicado, presentan situaciones económicas, políticas, culturales, ambientales e históricas bastante disímbolas. Pero, sobre todo, porque se trata de hacer compatibles la necesidad urgente de tomar medidas para detener el deterioro de un planeta que se mueve hacia el desfiladero, con los deseos disfrazados u ocultos del capital encapsulados en la idea paradigmática del libre comercio
. La devastación ambiental, social y cultural que hoy sufre México, por ejemplo, provino en buena medida del TLCAN, como ha sido mostrado por diversos autores. Un nuevo tratado multilateral no puede ser sino simplemente sospechoso, más aún cuando se prepara de manera secreta. Por fortuna, en dos décadas los ciudadanos del mundo hemos ensanchado, fortalecido y multiplicado los mecanismos de resistencia, y hoy resulta más difícil escamotear derechos elementales. El hecho que podamos desnudar tratados concertados entre las esferas del poder político y del poder del capital es ya una señal positiva.
Enlaces:
Libre comercio: guerra contra la Naturaleza y los pobres
A propósito del Acuerdo Transpacífico
Por Miguel Valencia
El libre comercio implica la intensificación de la deslocalización; es decir: el transporte crecientemente más rápido y en mayor volumen de todo: el agua, los virus, las bacterias, las plantas, los animales, los ríos, los bosques, las selvas, los climas, los metales, los hidrocarburos, los indígenas, los campesinos, los trabajadores; la desestabilización de las culturas, los usos del suelo, las comunidades, las sociedades, las economías, los estados; implica la ruptura de la matriz ecológica y social de cada sitio en el territorio; implica el desquiciamiento de la vida en la Tierra. La revolución industrial nace de la eliminación de obstáculos al transporte de mercancías y a la migración de los campesinos y artesanos (eliminación de la Ley de Speenhamland). En los 70, el declinante crecimiento económico en el mundo es relanzado con las tesis neoliberales de la economía que impulsan el libre comercio asimétrico: imposición de acuerdos a países débiles, a favor de los países poderosos, como es el caso del NAFTA o TLC.
A 20 años de la entrada en vigor del TLC o NAFTA, los resultados para México de este acuerdo leonino impuesto por Estados Unidos y Canadá están a la vista: ganan los traficantes de drogas, armas y personas (niños, mujeres): el enorme flujo de mercancías que cruzan las fronteras les da grandes facilidades para el trafico de lo abominable; los cárteles nacionales se vuelven transnacionales; ahora su poderío es tal que tienen operaciones en varios países y tienen sometido a gran parte del territorio mexicano. Ganan los gobiernos de EUA, Canadá, España, Alemania, Japón, Inglaterra, Italia, Australia y otros que ahora imponen en México su derecho a la piratería y así, saquean con rapidez las riquezas naturales y culturales de este país. Ganan los bancos de Wall Street y la City que financian a las transnacionales y los gobiernos, y que además, lavan los enormes e imparables flujos de dinero sucio de los narco traficantes, de las transnacionales que evaden impuestos y de los políticos que reciben grandes sobornos internacionales, por la aprobación de leyes, programas y proyectos a favor de gobiernos extranjeros. Ganan las transnacionales que operan concretamente los grandes flujos de mercancías. Ganan los "empresarios mexicanos" que hacen grandes negocios con monopolios u oligopolios naturales que fueron propiedad del estado. En México: pierden los ríos, los mares, los lagos, las lagunas, los manglares, los humedales, los glaciares, los acuíferos; pierden las reservas de gas, petróleo, minerales, tierras raras; pierden los suelos, las atmósferas, los bosques, las selvas, los animales. Pierde el clima de la Tierra, la biodiversidad mundial, los mares. Pierden las futuras generaciones, muy especialmente las mexicanas que tendrán que sufrir esclavitud, miseria, temprana enfermedad y muerte, en territorios muy contaminados y sin riqueza natural. Pierden los indígenas, los campesinos, los trabajadores, cuyas habilidades no sirven ya para la economía globalizada. Se duplica la población en miseria extrema: 10 millones más; se triplica el desempleo: 60% de la población carece de empleo formal, está en la "economía informal" o desempleado. La desigualdad se radicaliza a niveles nunca vistos: aparecen la revista Forbes, mexicanos entre los "diez hombres más ricos del mundo" de (Slim, Larrea, Bailleres); se dispara la migración hacia Estados Unidos, Canadá y otros países :migran más de 10 millones de campesinos; migran millones de jóvenes con buena y muy buena preparación universitaria; se dispara la obesidad, el cáncer, la diabetes , así como: la inseguridad, la drogadicción, los suicidios, la depresión, los niveles de stress, angustia, la seguridad en las carreteras y las calles; desaparece gran parte de la empresa mediana y pequeña creativa, innovadora. El país se convierte en una gran maquiladora. Se magnifican los fraudes, los robos, las malversaciones, la corrupción en la esfera gubernamental y empresarial. La legitimidad de los gobiernos, legislaturas y judicaturas se desploma a mínimos históricos: están al servicio de los inversionistas extranjeros. El estado mexicano pierde control de más de la mitad del territorio a manos de los cárteles de sicarios. Pierde el país su soberanía, su autonomía, su capacidad para decidir su futuro, entre otras grandes pérdidas.
El libre comercio es una guerra implacable contra la Naturaleza, los pobres, las culturas: es necesario frenarla cuanto antes, si queremos enfrentar el desastre climático, ambiental, social, económico, político, simbólico. El Acuerdo Transpacífico, impulsado por Peña Nieto, los partidos poderosos y los grandes empresarios debe ser denunciado en todos los rincones del país: es una gran amenaza para las bases de la vida en México. Los gobiernos no cambian su dirección mientras la sociedad no los obliga a cambiar.
¡Producir lo que consumimos¡ ¡Consumir lo que producimos en el territorio!
¡Relocalización de la política, la economía y la vida!
Los autos, no las marchas, es lo que urge regular en el DF
Por Miguel Valencia
Los automovilistas de la ciudad de México diariamente realizan grandes manifestaciones que afectan demasiado a todos los ciudadanos: saturan los ejes viales, el circuito interior, el periférico, los segundos pisos y todas las calles: hacen plantones, estorban y se estorban entre sí; se estacionan por muchas horas en la vía pública, incluyendo las banquetas y las bajadas de las banquetas; bloquean el libre tránsito de los peatones, las bicicletas y el transporte público; manifiestan un alto nivel de violencia y neurosis. Urge reconocer que los autos son causa principal de la vida miserable y economía muy vulnerable que sufrimos los habitantes de esta ciudad: son los principales enemigos de la caminata: son causantes centrales de la obesidad que hace famoso a México; también, son enemigos mortales de la bicicleta y el transporte público; no hay manera de conseguir una movilidad aceptable en esta ciudad mientras exista la aberrante legislación, reglamentación y normatividad federal y local que impulsa, promueve, incentiva, protege, las grandes manifestaciones cotidianas de autos en el DF; que fomenta el uso excesivo del auto, la pérdida de tiempo, el continuo cambio en el uso del suelo, los muertos y discapacitados por accidentes de tránsito, la contaminación del aire, la violencia urbana, la urbanización desquiciada, el despilfarro de las gasolinas, la muerte de animales, el stress, la angustia, la neurosis que sufren los habitantes de esta ciudad; que induce la gran perturbación física, emocional y mental de los automovilistas.
La circulación de autos en esta ciudad, efectuada por una minoría de la población (20%), es la causa principal de las más de cuatro horas que en promedio pierden los trabajadores de esta ciudad que no usan el auto: cotidianamente los autos ponen a la movilidad urbana del DF muy cerca del colapso; así las cosas, las marchas resultan desquiciantes. Sólo es necesario informarse un poco en los temas del transporte y observar con atención las calles, la ciudad, para confirmar estos y otros terribles efectos del uso del auto. Los congestionamientos son finalmente la consecuencia de los grandes negocios que realizan unos cuantos financieros transnacionales y sus cómplices: los políticos que defienden los antidemocráticos privilegios de los autos y la espuria legislación, reglamentación y normatividad que los protege. En meses recientes, aparece una perversa campaña empresarial y partidista que pretende responsabilizar a las marchas, los plantones, las protestas, de las pérdidas de tiempo de los automovilistas y las pérdidas económicas de empresarios que medran con los vicios de los automovilistas. Desde hace algunos años, los partidos en la Asamblea Legislativa del DF se apropian de la propuesta de Ley de la Movilidad del DF que ecologistas de esta ciudad presentamos en 2004 ante esa entidad; algunos quieren utilizarla para conseguir objetivos deleznables, como: obstaculizar o impedir la realización de las marchas de ciudadanos en esta ciudad, que son un recurso extremo de los afectados por los frecuentes despojos e injusticias producidos por las acciones de los gobiernos, federal y estatales, así como por legisladores locales y federales.
La propuesta original de la Ley de la Movilidad del DF reconoce la calamidad ambiental y social que representa el transporte en general y en especial, el uso del auto ; define criterios para regular el uso del auto y el transporte en general: propone como objetivo principal la "movilidad óptima o moderada", para minimizar sus efectos perversos en el tiempo y las distancias recorridas diariamente, en el uso del suelo y la urbanización, en el buen vivir de los ciudadanos: abre paso a políticas, prácticas y técnicas internacionales bloqueadas en nuestro país que sirven para regular o moderar el transporte urbano: para reducir la circulación de autos en la ciudades: para imponer severas restricciones al uso del auto.
La Ley de Movilidad del DF debe instituir: la moratoria a la construcción de nuevas superficies de circulación de autos (segundos pisos, distribuidores viales, nuevas vías rápidas, libramientos, ejes viales, etc.); la obligación de los gobiernos de:
Crear carriles confinados para Metrobus, en segundos pisos, autopistas urbanas, circuito interior, periférico, ejes viales, grandes avenidas o paseos;
crear carriles confinados para bicicletas en las calles no peatonales de la ciudad;
crear y/o ampliar las áreas verdes o peatonales en todas las calles: eliminar la pavimentación del carril al extremo derecho, junto a la banqueta ( concepto carril verde) y en todos los sitios en los que se estacionan habitualmente los autos en la vía pública ( triángulos en las diagonales, plazas);
aplicar el impuesto especial por el uso de estacionamientos públicos mayores a 20 cajones: 30% del valor del servicio: etiquetar este ingreso a la construcción de áreas peatonales o para la bicicleta.
aplicar el impuesto local a la venta de gasolinas en el DF: 30% de la tarifa nacional: etiquetar este ingreso al apoyo a víctimas de accidentes de tránsito y a gastos en salud debidos a la contaminación del aire.
aplicar las tenencias anuales de autos equivalentes al 3% de su calor comercial; 5% para los autos y camiones de empresas; etiquetar este ingreso a la construcción de carriles confinados para Metrobus y a la creación de áreas verdes.
prohibir la publicidad de autos en espacios públicos: equiparar la publicidad de los autos con la nociva publicidad de los cigarros y la comida chatarra;
tipificar como delitos graves del atropellamiento de peatones o ciclistas.
Reconocer en la Ley de la Movilidad que el auto es un privilegio cuya democratización nulifica la democracia y destruye el lazo social. Las marchas dejarán de ser un problema en el DF cuando los autos estén regulados, las leyes dejen de ser impuestas por los banqueros y los empresarios, los gobiernos tengan su origen en la verdadera voluntad popular (manden obedeciendo) y la justicia tenga vigencia en México.
¡Los autos, no las marchas, es lo que urge regular en el DF!
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Odio a la Naturaleza y la sociedad, la regresión constitucional en materia energética.
Todos somos expertos en gas, petróleo y energía nuclear
Por Miguel Valencia Mulkay
La regresión constitucional en materia energética de Peña Nieto amenaza los corales, moluscos, peces, aves y otras especies endémicas del Golfo de México; también están amenazados muchos acuíferos, playas, suelos, manglares, selvas, bosques, ríos, lagos, lagunas, humedales y muchas especies silvestres en ciertos territorios de México. El norte del Golfo de México es ya en gran medida un mar muerto debido a los derrames petroleros. Además, están en peligro cientos de comunidades en las costas del Golfo de México y tierra adentro, en Tamaulipas y Veracruz, en los estados de Coahuila, Chihuahua, Hidalgo y otros, posiblemente. Las playas del Golfo de México pronto estarán muy salpicadas de crudo, por los derrames petroleros. En algunos años, comunidades del norte cercanas al Golfo de México pueden sufrir la presencia de indebidas cantidades de gas metano o de productos químicos muy tóxicos, en los suelos que pisan, en el agua que consumen y en el aire que respiran. Esta flora y fauna, y estas comunidades están ahora en peligro de extinción, por las insoportables contaminaciones que producen las nuevas tecnologías de extracción de gas o petróleo cuya utilización garantiza esta regresión constitucional. La fractura hidráulica ofrackingutilizado para extraer gas shale de lutitas o esquisto y la perforación en aguas profundas en el Golfo de México, tecnologías que son el principal sostén de esta regresión constitucional, exceden con mucho a los efectos contaminantes de la tradicional extracción de gas y petróleo (convencional). La extracción de gas y petróleo no convencional por medio del fracking y la perforación en aguas profundas implica un gran salto en la depredación ambiental y social de la industria extractiva de hidrocarburos; podemos situarla entre 10 y 30 veces superior, por barril producido.
El escandaloso silencio de los medios y las universidades de México oculta la intensa denuncia que realizan las comunidades afectadas en Estados Unidos y Europa por las contaminaciones que producen estas nuevas tecnologías.Esta nueva y terrible amenaza ambiental y social tiene su origen, entre otras causas, en el descomunal despilfarro de gas y petróleo de las últimas décadas en México y en el mundo, aberración económica y política que genera a su vezel agotamiento del gas y petróleo convencional o de bajo costo de extracción y el desastre climático. Ante este colapso energético, el gobierno de Peña Nieto y esos personajes que posan de representantes populares o legisladores- compendio del espurio sistema político responsable de la construcción de esta situación desastrosa a lo largo de varias décadas - deciden fugarse hacia adelante, profundizar sus omisiones y descuidos, radicalizar sus errores y traiciones y entregarse completamente a los intereses extranjeros, para los cuales trabajan solapadamentedesde hace tres décadas. En consecuencia, aceptan la envenenada propuesta energética del país del norte que exige entrar de lleno a la extracción del muy riesgoso gas y petróleo no convencional, y por esta razón técnica, entregan la soberanía y con ello la Nación, con esta regresión constitucional aprobada a espaldas de los ciudadanos. Alea jacta est: la suerte está echada; el sistema político escala ya la guerra contra la Naturaleza y la sociedad. Habrá que echar abajo esta regresión a la brevedad posible o enfrentar sus consecuencias y convertirnos en una réplica de Irak, Afganistán, Nigeria o Somalia. Para evitarlo, habría que estudiar las causas de fondo que permiten la aparición de esta derrota nacional.
En un instante, como un rayo, la aprobación de esta catastrófica regresión constitucional de Peña Nieto nos revela no sólo el dominio intolerable que ahora tienen el gobierno de EUA y sus banqueros y empresarios sobre México sino la profunda transformación que sufre la sociedad mexicana en los últimos años: ya es en gran medida una moderna sociedad de consumidores, interesada principalmente en las novedades, la transitoriedad, las huecas promesas de mejores precios y tarifas (sabe el precio de todo y el valor de nada, como diría Wilde); es ahora una sociedad amante de las marcas y las figuras emblemáticas, entregada al consumismo y al trabajo embrutecedor que ofrecen la industria y los servicios, indiferente a la miseria, la destrucción de la Naturaleza y el tejido social, despolitizada y víctima de "los mercados" y la colonización avanzada de su imaginario. Esta regresión constitucional nos descubre un cambio cultural construido a lo largo de más de medio siglo, por la escolarización, los medios y el consumo de la cotidianidad consumista; nos enseña una transformación social cimentada en la producción de miserables, la educación utilitarista, la publicidad y la propaganda televisiva, el crédito al consumo, la obsolescencia programada, el avance de la "productividad" y la"competitividad", el culto a la ciencia y la tecnología (que según esto resuelve todos nuestros problemas), la mundialmente famosa corrupción mexicana, la seducción del violento y suicida modo de vida de los estadunidenses. Una sociedad que se degrada con rapidez. Todo un desafío para los defensores de la Naturaleza y el tejido social.
El odio a la Naturaleza y las comunidades acompaña siempre a quienes colocan por encima de todo a la industria, los servicios, la economía, el crecimiento, el poder, el desarrollo, el dinero, la globalización. Los próximos años pueden ser más violentos e insoportables para los mexicanos que los pasados recientemente, de no prosperar la movilización social.
¡Abajo la regresión constitucional de Peña Nieto en materia energética!
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Cuando todos trabajan todos trabajan menos. Primera parte ¡Descrecimiento o colapso! Por Miguel Valencia Mulkay Publicado originalme...