CONTAMINA, EL “TRANSPORTE NO MOTORIZADO”
Definir a la bicicleta como “transporte no motorizado”, implica aceptar que la movilidad urbana debe ser clasificada en función de los motores que de entrada son así reconocidos como dueños supremos de las superficies públicas; implica reforzar y perpetuar la degradación de la movilidad ciclista en la vía publica, considerada así, marginal; implica colocarnos en ese lado siniestro del parabrisas y de la técnica en el que viven los tecnócratas o expertócratas que inventan estas clasificaciones. Las universidades modernas producen “técnicos” o “expertos” que sirven para reforzar el poder de las empresas transnacionales y de los gobiernos, por medio de la creación de sistemas fatalmente perniciosos. Las tareas de estos tecnócratas o expertócratas incluyen la introducción de conceptos rebuscados, horrendos, que entrañan sometimiento de la vida y la cultura a sistemas mercantilistas muy depredadores. El transporte no motorizado contamina el ambiente simbólico y físico de la ciudad.
MUERTE EN EL ASFALTO: UNA GUERRA DE BAJA INTENSIDAD
La pasión por el poder y el dinero fácil de la clase política mexicana nos ha hecho acreedores, una vez más, de otro muy destacado lugar mundial en desquiciamiento simbólico y social: séptimo lugar mundial por accidentes de tránsito; segundo lugar en Latinoamérica: 24 mil muertes y unas 60,000 discapacidades anuales. Un lugar ganado a pulso por los gobiernos mexicanos. Hace más de 10 años fuimos los primeros ecologistas en divulgar nuestras estimaciones de la escandalosa mortandad producida por los transportes en la ciudad de México, muy especialmente, por el uso del auto que tiene primeros lugares en daños causados en muy diversas dimensiones ambientales y sociales. Advertíamos que los transportes libran cotidianamente una guerra de baja intensidad que ocasionan más muertes al año que el “crimen organizado”, las guerras o muchas enfermedades y que la velocidad (otra vez la nefasta velocidad) es el factor clave de esta mortandad; diversos estudios internacionales demuestran que reducciones menores en la velocidad máxima permitida (por ejemplo, de 40 a 30 kph) generan diminuciones sustanciales (hasta un 30%) en los accidentes de transito. Hemos denunciado en años pasados ante la Secretaría de Transporte y Vialidad del DF diversos cruceros de la ciudad con muy frecuentes casos de accidentes, como el extraordinario caso de la curva sur del Circuito Interior frente al monumento a La Raza que sobrevive intacta con un historial de más de 30 años de muy frecuentas volcaduras de tráileres y camiones, pero, los “técnicos” y “funcionarios” de esta esperpéntica entidad gubernamental nos informaron que no podían hacer modificaciones significativas a la vialidad, por la oposición de los todopoderosos automovilistas a la instalación del más pequeño obstáculo a sus transportes o facilidad para el peatón o el ciclista. Cualquier disminución en el congestionamiento a cualquier hora provoca altas velocidades en esta ciudad. Por la noche, al bajar los embotellamientos habituales, los ejes viales, las vías rápidas y los segundos pisos se convierten en pistas de carreras que después de la media noche frecuentemente registran velocidades mayores a los 200 kph. La legislación de Transporte y Vialidad del DF, su Reglamento de transito y toda la normatividad y la operación relacionada con el transporte y la vialidad, nacidas de la enfermiza mentalidad automovilística dominante, es directamente responsable de esta gran mortandad cotidiana en esta ciudad. Seguiremos ganando con toda seguridad primeros lugares en accidentes de transito en el mundo, pues no hay virtualmente posibilidades de cambiar esta perversa maraña de pésima legislación, pésima reglamentación y pésima normatividad.
CUIDADO CON SANDRA
Recientemente expresé mi grata sorpresa por la muy clara exposición que hizo la Sra. Sandra Herrera, subsecretaria de Fomento y Normatividad de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), reconocida panista, sobre los efectos del auto en la ciudad, en un foro sobre la calidad del aire. Sin embargo, compañeros ambientalistas me han hecho notar que esta funcionaria ha apoyado la normatividad que favorece la introducción de transgénicos en México; consecuentemente, habrá que tener mucho cuidado con Sandra Herrera.
PRODUCCIÓN LOCAL DE “DESASTRES NATURALES”
En plena carrera por conseguir popularidad internacional que es la que cuenta hoy en día, según se observan las cosas, Marcelo Ebrard ha participado recientemente en el Foro de Desastre Naturales de la ONU en Ginebra, Suiza, dizque en representación de alcaldes de muchas ciudades. En esta reunión se le olvidó comentar que la infraestructura para los transportes habitualmente propicia el aumento continuo en la producción de Gases Efecto Invernadero (GEI) que inducen la aparición de los eventos climáticos catastróficos. Se le olvidó comentar, también, la gran contribución de su gobierno a la producción de desastres naturales(habitualmente originados por las obras de grandes empresarios y gobiernos), por medio de la Supervía, la Línea 12 del Metro, los Segundos Pisos en el periférico, el Eje Troncal Metropolitano; el Arco Oriente y la pavimentación intensiva de la ciudad de México. Podemos pronosticar un gran aumento en los desastres naturales en el mundo, a causa de la ingente construcción de “vías rápidas” y autopistas urbanas en México y la celebración de foros de la ONU de este tipo. El gran problema en México es que muchas personas aprueban los terribles megaproyectos de transporte urbano de Ebrard: nuestras escuelas y universidades están en la calle en asuntos ambientales.
Miguel Valencia
ECOMUNIDADES
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