Nearshoring, colapso climático y descrecimiento
Primera parte
Por Miguel Valencia
7 de enero de 2024
Diversos factores geopolíticos han creado un ambiente internacional favorable, para que
empresas de Estados Unidos y de la Unión Europea instaladas en China sean relocalizadas
en los próximos años lo más cerca de su país de origen (Nearshoring). México, parece ser
un lugar ideal para recibir a estas empresas estadounidenses y europeas.
Entre estos factores geopolíticos favorables, podemos citar en primer lugar las crecientes
tensiones entre China y Estados Unidos, a consecuencia del gran tamaño que ahora tiene
la economía de esta gran potencia asiática; las políticas de reindustrialización de EU
establecidas por Donald Trump (Make America Great Again).
Además, podemos mencionar: la ruptura de las cadenas productivas durante la pandemia
COVID; el cierre que tuvo el canal de Suez hace algunos años y los recientes ataques que
se han dado en el estrecho de Bab el-Mandeb, en el Mar Rojo, el atasco del canal de
Panamá por falta de lluvias; la guerra de Ucrania y la masacre en Gaza; todo esto unido a
la existencia del nuevo Tratado de Libre Comercio- TMEC, suscrito por el gobierno de
López Obrador.
Los crecientes obstáculos que ha enfrentado la globalización o gran deslocalización
industrial, impuesta por Estados Unidos entre 1980 y 2010, han impulsado en los últimos
años este flujo empresarial en sentido inverso, denominado “Nearshoring” que en los
hechos es una desglobalización.
Esta pasada globalización o gran deslocalización industrial iniciada hace unos 40 años ha
sido uno de los factores más importantes en la aparición del colapso climático que ahora
estamos empezando a resentir que impuso al mundo un uso excesivo del transporte - la
terrible hipermovilidad- tanto de las mercancías como de las personas, por medio de la
introducción de gigantescos barcos cargueros, trenes de alta velocidad, grandes tráileres
(doble remolque), nuevas líneas aéreas de bajo costo, nuevos ferrocarriles de carga,
nuevos trenes suburbanos o de proximidad, modernas unidades de Metro y Metrobús.
En los últimos 40 años, el tiempo diario promedio social dedicado al transporte se elevó
radicalmente en el mundo, a un nivel arriba de las 5 horas diarias al igual que la distancias
promedio de transporte recorridas por cualquier alimento o mercancía, a más de 7,000
millas, según nuestra estimación.
Por otra parte, la construcción de megaproyectos de transporte en apoyo a esta loca
globalización, tales como: gigantescos puertos marítimos y aeropuertos de muchas pistas,
mega carreteras, mega túneles, grandes distribuidores viales, segundos y terceros pisos de
vías rápidas- y el radical aumento en el consumo de alimentos y otras mercancías
producidas en muy lejanos países, contribuyeron enormemente a intensificar en el mundo
la devastación ecológica, climática y ambiental. La aviación mundial está duplicando su
tamaño cada 17 años.
Cualquier proyecto, tendencia o alternativa que implique desglobalización o relocalización
(de la producción y el consumo; de la economía y la política), como el “Nearshoring”,
implica una reducción global en el uso del transporte y en el consumo de gas, carbón y
petróleo; entraña un avance en el descrecimiento y en el Buen Vivir. La relocalización
industrial es una de las condiciones estratégicas para avanzar en el descrecimiento y en la
recuperación del Buen Vivir.
El colapso climático que ahora empezamos a resentir no ha sido la única calamidad
bastante ligada a la globalización o deslocalización industrial, impuesta por los países del
Norte global entre 1980 y 2010, lo han sido también otras calamidades ecológicas globales
tales como: la rápida pérdida de la diversidad biológica y cultural y el acelerado
agotamiento de los acuíferos, la fertilidad de los suelos y la muerte de los mares y los
glaciares.
Por otra parte, esta globalización provoca otras grandes calamidades sociales en los países
del Sur global, como México, como: la eliminación del campesinado, del arraigo de la
población y de las políticas sociales que la protegían, así como la generación de las
enormes migraciones hacia los países del Norte global, como las que hemos visto en los
últimos años hacia Europa, en el Mediterráneo y hacia Estados Unidos, en México. Muy
especialmente, provoca el fortalecimiento del crimen organizado en México y otros países
de América Latina.
Y también, a causa de la globalización de las últimas décadas del siglo pasado, se
produjeron grandes calamidades sociales en los países ricos y poderosos del Norte global,
tales como: la radical elevación en el desempleo, el consumo de drogas, la desigualdad y
la violencia intrafamiliar, escolar, laboral y urbana y el fortalecimiento de las políticas
xenófobas o antinmigrantes (de extrema derecha, tipo Donald Trump) Además, la
concentración de la riqueza mundial en una muy pequeña parte de la humanidad: el
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