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lunes, 26 de febrero de 2024

 Nearshoring, colapso climático y descrecimiento

Primera parte

Por Miguel Valencia

7 de enero de 2024

Diversos factores geopolíticos han creado un ambiente internacional favorable, para que

empresas de Estados Unidos y de la Unión Europea instaladas en China sean relocalizadas

en los próximos años lo más cerca de su país de origen (Nearshoring). México, parece ser

un lugar ideal para recibir a estas empresas estadounidenses y europeas.

Entre estos factores geopolíticos favorables, podemos citar en primer lugar las crecientes

tensiones entre China y Estados Unidos, a consecuencia del gran tamaño que ahora tiene

la economía de esta gran potencia asiática; las políticas de reindustrialización de EU

establecidas por Donald Trump (Make America Great Again).

Además, podemos mencionar: la ruptura de las cadenas productivas durante la pandemia

COVID; el cierre que tuvo el canal de Suez hace algunos años y los recientes ataques que

se han dado en el estrecho de Bab el-Mandeb, en el Mar Rojo, el atasco del canal de

Panamá por falta de lluvias; la guerra de Ucrania y la masacre en Gaza; todo esto unido a

la existencia del nuevo Tratado de Libre Comercio- TMEC, suscrito por el gobierno de

López Obrador.

Los crecientes obstáculos que ha enfrentado la globalización o gran deslocalización

industrial, impuesta por Estados Unidos entre 1980 y 2010, han impulsado en los últimos

años este flujo empresarial en sentido inverso, denominado “Nearshoring” que en los

hechos es una desglobalización.

Esta pasada globalización o gran deslocalización industrial iniciada hace unos 40 años ha

sido uno de los factores más importantes en la aparición del colapso climático que ahora

estamos empezando a resentir que impuso al mundo un uso excesivo del transporte - la

terrible hipermovilidad- tanto de las mercancías como de las personas, por medio de la

introducción de gigantescos barcos cargueros, trenes de alta velocidad, grandes tráileres

(doble remolque), nuevas líneas aéreas de bajo costo, nuevos ferrocarriles de carga,

nuevos trenes suburbanos o de proximidad, modernas unidades de Metro y Metrobús.

En los últimos 40 años, el tiempo diario promedio social dedicado al transporte se elevó

radicalmente en el mundo, a un nivel arriba de las 5 horas diarias al igual que la distancias

promedio de transporte recorridas por cualquier alimento o mercancía, a más de 7,000

millas, según nuestra estimación.

Por otra parte, la construcción de megaproyectos de transporte en apoyo a esta loca

globalización, tales como: gigantescos puertos marítimos y aeropuertos de muchas pistas,

mega carreteras, mega túneles, grandes distribuidores viales, segundos y terceros pisos de


vías rápidas- y el radical aumento en el consumo de alimentos y otras mercancías

producidas en muy lejanos países, contribuyeron enormemente a intensificar en el mundo

la devastación ecológica, climática y ambiental. La aviación mundial está duplicando su

tamaño cada 17 años.

Cualquier proyecto, tendencia o alternativa que implique desglobalización o relocalización

(de la producción y el consumo; de la economía y la política), como el “Nearshoring”,

implica una reducción global en el uso del transporte y en el consumo de gas, carbón y

petróleo; entraña un avance en el descrecimiento y en el Buen Vivir. La relocalización

industrial es una de las condiciones estratégicas para avanzar en el descrecimiento y en la

recuperación del Buen Vivir.

El colapso climático que ahora empezamos a resentir no ha sido la única calamidad

bastante ligada a la globalización o deslocalización industrial, impuesta por los países del

Norte global entre 1980 y 2010, lo han sido también otras calamidades ecológicas globales

tales como: la rápida pérdida de la diversidad biológica y cultural y el acelerado

agotamiento de los acuíferos, la fertilidad de los suelos y la muerte de los mares y los

glaciares.

Por otra parte, esta globalización provoca otras grandes calamidades sociales en los países

del Sur global, como México, como: la eliminación del campesinado, del arraigo de la

población y de las políticas sociales que la protegían, así como la generación de las

enormes migraciones hacia los países del Norte global, como las que hemos visto en los

últimos años hacia Europa, en el Mediterráneo y hacia Estados Unidos, en México. Muy

especialmente, provoca el fortalecimiento del crimen organizado en México y otros países

de América Latina.

Y también, a causa de la globalización de las últimas décadas del siglo pasado, se

produjeron grandes calamidades sociales en los países ricos y poderosos del Norte global,

tales como: la radical elevación en el desempleo, el consumo de drogas, la desigualdad y

la violencia intrafamiliar, escolar, laboral y urbana y el fortalecimiento de las políticas

xenófobas o antinmigrantes (de extrema derecha, tipo Donald Trump) Además, la

concentración de la riqueza mundial en una muy pequeña parte de la humanidad: el

0.01%

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