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martes, 28 de diciembre de 2021

 

Acuerdos de la última reunión de trabajo en la PAOT en torno a la iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías de la Senadora Ana Lilia Rivera.

Aprobados en lo general por los asistentes a las reuniones de trabajo. Reunión final: 28 de agosto de 2019

I.                   Promover la creación de una nueva Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías que impulse una investigación científica y tecnológica radicalmente diferente a la realizada cuando menos en los últimos 50 años en los países que se autodenominan desarrollados;  que elimine la prioridad que se ha concedido a la producción de innovaciones, para ganar guerras multidimensionales contra supuestos enemigos de la democracia, las libertades y los derechos humanos (Rusia, China, Corea del Norte, Siria, Afganistán,  Cuba, Venezuela), o contra el terrorismo (Islámico, Tamil, Kurdo, anarquista), o contra las rebeliones o protestas de los pueblos o ciudadanos ofendidos por legislaciones o decretos aberrantes de gobiernos al servicio de grandes poderes fácticos( chalecos amarillos, indignados, Occupy Wall Street, Hong Kong ); estas innovaciones  representan muy elevados riesgos de destrucción climática, ecológica, cultural, social y simbólica.

II.                No a la tecnología para la guerra y el control social. No al militarismo y al control de los cuerpos de los ciudadanos. No a la vigilancia de la intimidad de los ciudadanos (inteligencia artificial). No a los campos de concentración de refugiados o migrantes. No al encarcelamiento industrializado (Estados Unidos). No a los sistemas de seguridad del Estado contrarios a la seguridad de los ciudadanos.

III.             Que se elimine la prioridad que se ha concedido a la producción de innovaciones, para ganar guerras comerciales de empresas transnacionales, por medio de la creación monopolios u oligopolios “legales”, en la producción o distribución de alimentos (agua, cereales, comida rápida, frituras, dulces, comida chatarra en general), medicinas (para el cáncer, el VIH, la influenza, la diabetes), transportes (auto, avión, tren de alta velocidad), o de muy costosos servicios de salud, educación, entretenimientos.

IV.             No a las tecnologías productoras de adicciones, stress, angustia, enfermedad y muerte (drogas, espectáculos, entrenamientos, capacitaciones, redes sociales, información falsa, deportes extremos, mercadotecnia, publicidad, administración), o de desechos, basura, contaminación en gran escala.

V.               No a las innovaciones que pretenden hacer frente a los colapsos del clima y la ecología, creando riesgos excesivos, como la geoingeniería, la manipulación genética, la energía nuclear, la digitalización, la robótica, la nanotecnología, entre otras. No a las falsas soluciones tecnológicas para enfrentar los colapsos climático y ecológico.

VI.             Se necesitan innovaciones para realizar investigaciones importantes, con poco dinero; con presupuestos reducidos.

VII.           No a la tecnociencia: la perversa y despilfarradora forma de investigación de los países desarrollados. No debemos imitar la forma de investigar de los gobiernos militaristas, intervencionistas y depredadores.

VIII.       Se necesitan innovaciones, para investigar el impacto climático, ecológico, cultural, social, económico, político y simbólico de las tecnologías creadas e impuestas por estos países en países muy dependientes como México; innovaciones para  mitigar con gran eficacia y bajo costo el colapso climático, ecológico, ambiental, cultural, social; para reducir radicalmente el consumo de gas, carbón, petróleo y electricidad; para reducir al mínimo la producción de basura y residuos tóxicos o peligrosos; el uso del auto, el avión, el tren de alta velocidad, la refrigeración, el aire acondicionado, la calefacción, el celular, la televisión, el radio, entre otros equipos; el consumo de acero, concreto, tierras raras, entre otros materiales.

IX.             Se necesitan innovaciones para reducir radicalmente la concentración del poder y la riqueza; para reducir la centralización y la deslocalización de las personas y los productos; para reducir la dependencia de productos y servicios de lejanos países; para reducir la nefasta competitividad y productividad industrial; para reducir la intervención del Estado y del Mercado en nuestras vidas; para reducir el nexo económico y político entre las personas.

X.                Se necesitan innovaciones para alentar la colaboración, la gratuidad, la reciprocidad, la complementariedad y la solidaridad.

XI.             La iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías de la Senadora Ana Lilia Rivera puede servir de fundamento a esta nueva Ley, siempre y cuando elimine el gran número de contradicciones que contiene y adopte una visión crítica de la tecnociencia de los países poderosos y descolonice el imaginario social de la propaganda insidiosa de los grandes centros de poder científico y tecnológico. 

XII.           Es urgente eliminar la legislación de ciencia y tecnología vigente.

XIII.        Adoptar la crítica a la tecnología que dice:

 

1.    TODO PROGRESO TECNOLOGICO SE PAGA

2.    EL PROGRESO TECNOLOGICO GENERA MÁS PROBLEMAS DE LOS QUE RESUELVE

3.    LOS EFECTOS NEFASTOS DEL PROGRESO TECNOLOGICO SON INSEPARABLES DE SUS EFECTOS FAVORABLES

4.    TODO PROGRESO TECNOLOGICO COMPORTA UN GRAN NUMERO DE EFECTOS IMPREVISIBLES.

5.    LA TECNOLOGÍA DESTRUYE LOS RECURSOS NATURALES Y HACE IMPENSABLE EL FUTURO.

La tecnología no es buena ni mala y sobre todo, no es neutra; nosotros somos los que hemos querido ser neutrales frente a ella. Contrario a lo que dice la propaganda tecnocientífica, la tecnología no depende del uso que le demos, muy al contrario, la tecnología modifica profundamente el medio en el que se impone y modela el comportamiento de quienes la utilizan.

 Las soluciones tecnológicas a los problemas tecnológicos conservan el mal que quieren corregir. La tecnología fortalece el Estado y crea una sociedad de vigilancia y control. Y del control a la restricción o totalitarismo no hay sino un paso.

La tecnología es un medio ambiente y un sistema.

La tecnología no se contenta de ser el factor principal o determinante, ella se ha convertido en un sistema.  Un universo que se constituye a sí mismo en un sistema simbólico.

La autonomía de la tecnología

La tecnología se desarrolla con su propia lógica, fuera del control humano. La mayor parte de la población contribuye alegremente a su expansión. Como en su sueño prometeico, el hombre moderno, queriendo domesticar la Naturaleza no hace otra cosa que crear un ambiente artificial más restrictivo aún. Piensa que se sirve de la tecnología cuando es él quien le sirve a ella. Los medios se erigen en fines y la necesidad en virtud.

La tecnología es por lo tanto causa sui, su propia causa, lo que la convierte en un hecho trascendente, en una nueva sacralidad que le quita este lugar a la Naturaleza destruyéndola y acostando cada año en su altar de sacrificios a millones de seres humanos. No es la tecnología la que nos esclaviza, es la sacralidad que nosotros transferimos a la tecnología. El fenómeno tecnológico contiene al mismo tiempo idolatría y mesianismo.

De acuerdo con la Ley de Gabor, todo lo que puede ser hecho será hecho. Si se pueden clonar seres humanos, se clonarán. Es falso que sea el interés groseramente pecuniario, el gusto por las utilidades, los que conducen al villano capitalista a utilizar la tecnología. No es determinante la búsqueda de utilidades, sino el juego mismo de la tecnoestructura. Autónoma, con respecto a la moral y la política, la tecnología lo es también de cara a la economía.

No es la ley de la economía la que se impone al fenómeno tecnológico, es la ley de la tecnología la que ordena, sobre ordena, orienta y modifica la economía. Ésta es un agente necesario. Ella no es el factor determinante ni el principio orientador. La tecnología obedece a su propia determinación, ella se realiza a sí misma.

La tecnología es un proceso sin sujeto. Todos los seres humanos de nuestro tiempo están tan apasionados por la tecnología, tan seguros de su superioridad, tan involucrados en el medio ambiente tecnológico, que todos trabajan, no importa en qué oficio o qué investigación en el perfeccionamiento de la tecnología que pueden aportar, si bien que la tecnología en la realidad progresa como consecuencia de este esfuerzo común. No hay posibilidad alguna de autonomía del ser humano frente a la autonomía de la tecnología.

La autonomía de la tecnología es, sin embargo, relativa. No hay fatalidad tecnológica, sin la participación y el consentimiento de los seres humanos la tecnología nada es, su poder se esfuma; es nuestra renuncia la que hace posible esta autonomización.

Jacques Ellul, La Technique, ou l’enjeu du siecle. Le Systeme technicien, Le Bluff technologique. 1954-1987 (Resumen de estos libros de Jean Bernard Maugiron, Les Amis de Bartleby, Deux libertaires gascons unis par une pensee commune,  2017, disponible en PDF en el sitio lesamisdebartleby.worldpress.com)

XIV.        Con relación a la idea de crecimiento económico, integrada a la iniciativa de Ley de la Senadora Rivera, es necesario tener en cuenta que el crecimiento económico sin límites, como el que sufrimos desde hace muchas décadas, no beneficia al clima, la ecología, las culturas y la sociedad, por lo que se trata de un objetivo inaceptable que debe desaparecer de la legislación. Colocar a todos los poderes del Estado al servicio del crecimiento del Producto Interno Bruto implica la gestación de grandes catástrofes climáticas, ecológicas, culturales, sociales, económicas y políticas. La economía de crecimiento es una aberración.

XV.          El debate sobre la ciencia y la tecnología y sobre su legislación debe abrirse completamente a la sociedad que es la que sufre las consecuencias de más de un siglo de muy deplorables innovaciones (agroquímicos, bombas atómicas, manipulaciones genéticas, drogas sintéticas, plásticos); la vulgar creencia en que la ciencia y la tecnología son todo poderosas y que solamente producen beneficios, provoca daños enormes a la sociedad. Hay que reconocer que la tecnociencia produce más daños que beneficios.

XVI.       El debate no debe limitarse al ámbito científico y tecnológico dónde se ocultan o minimizan los perjuicios que ocasionan sus innovaciones. Es indispensable ofrecer a la sociedad una muy completa información en torno al fenómeno científico y tecnológico; no sólo difundir lo que dicen al respecto sus promotores científicos, académicos, mediáticos, gubernamentales o empresariales, sino sus críticos: artistas, pensadores al margen de las universidades, filósofos, antropólogos, sociólogos, independientes, entre otros.  

XVII.     La ciencia y la tecnología son asuntos muy serios como para confiárselos solo a los científicos y los tecnólogos profesionales.

XVIII.  Damos por terminadas las reuniones de trabajo en la PAOT, con el fin de iniciar una nueva fase en la lucha por la eliminación de la investigación científica y tecnológica que tiene como motivo principal ganar guerras contra ciudadanos, grupos sociales, comunidades, pueblos, razas, naciones, estados, religiones, ideologías, epistemologías, filosofías, certidumbres o culturas diferentes; que tiene como motivo principal ganar guerras financieras y comerciales globales. En la lucha en defensa de la investigación científica de bajo costo, dedicada a la defensa de los territorios, las comunidades, las culturas, los bienes comunes, el agua limpia, los suelos limpios, las atmosferas limpias, las plantas y los animales, la ecología, el medio ambiente, los paisajes, el arte, el ser humano, la convivencialidad, la colaboración, la solidaridad, la reciprocidad, la complementariedad, entre otros aspectos.

XIX.        Esta nueva fase se realizará fuera de ámbitos gubernamentales e iniciará, esperamos, con la elaboración de un pronunciamiento que sintetice las demandas que tenemos algunos críticos del marco legal e institucional en el que se desenvuelven en México la ciencia y la tecnología.

 

 

 

 

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