Acuerdos de la última reunión de trabajo en la PAOT en torno
a la iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías de la Senadora
Ana Lilia Rivera.
Aprobados en lo general por los asistentes a las reuniones de
trabajo. Reunión final: 28 de agosto de 2019
I.
Promover
la creación de una nueva Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías que impulse
una investigación científica y tecnológica radicalmente diferente a la
realizada cuando menos en los últimos 50 años en los países que se
autodenominan desarrollados; que elimine
la prioridad que se ha concedido a la producción de innovaciones, para ganar
guerras multidimensionales contra supuestos enemigos de la democracia, las
libertades y los derechos humanos (Rusia, China, Corea del Norte, Siria, Afganistán, Cuba, Venezuela), o contra el terrorismo
(Islámico, Tamil, Kurdo, anarquista), o contra las rebeliones o protestas de
los pueblos o ciudadanos ofendidos por legislaciones o decretos aberrantes de
gobiernos al servicio de grandes poderes fácticos( chalecos amarillos,
indignados, Occupy Wall Street, Hong Kong ); estas innovaciones representan muy elevados riesgos de
destrucción climática, ecológica, cultural, social y simbólica.
II.
No
a la tecnología para la guerra y el control social. No al militarismo y al
control de los cuerpos de los ciudadanos. No a la vigilancia de la intimidad de
los ciudadanos (inteligencia artificial). No a los campos de concentración de
refugiados o migrantes. No al encarcelamiento industrializado (Estados Unidos).
No a los sistemas de seguridad del Estado contrarios a la seguridad de los
ciudadanos.
III.
Que
se elimine la prioridad que se ha concedido a la producción de innovaciones,
para ganar guerras comerciales de empresas transnacionales, por medio de la
creación monopolios u oligopolios “legales”, en la producción o distribución de
alimentos (agua, cereales, comida rápida, frituras, dulces, comida chatarra en
general), medicinas (para el cáncer, el VIH, la influenza, la diabetes),
transportes (auto, avión, tren de alta velocidad), o de muy costosos servicios
de salud, educación, entretenimientos.
IV.
No
a las tecnologías productoras de adicciones, stress, angustia, enfermedad y
muerte (drogas, espectáculos, entrenamientos, capacitaciones, redes sociales,
información falsa, deportes extremos, mercadotecnia, publicidad, administración),
o de desechos, basura, contaminación en gran escala.
V.
No
a las innovaciones que pretenden hacer frente a los colapsos del clima y la
ecología, creando riesgos excesivos, como la geoingeniería, la manipulación
genética, la energía nuclear, la digitalización, la robótica, la
nanotecnología, entre otras. No a las falsas soluciones tecnológicas para
enfrentar los colapsos climático y ecológico.
VI.
Se
necesitan innovaciones para realizar investigaciones importantes, con poco
dinero; con presupuestos reducidos.
VII.
No a la tecnociencia: la perversa y despilfarradora
forma de investigación de los países desarrollados. No debemos imitar la forma
de investigar de los gobiernos militaristas, intervencionistas y depredadores.
VIII. Se necesitan innovaciones, para
investigar el impacto climático, ecológico, cultural, social, económico,
político y simbólico de las tecnologías creadas e impuestas por estos países en
países muy dependientes como México; innovaciones para mitigar con gran eficacia y bajo costo el
colapso climático, ecológico, ambiental, cultural, social; para reducir
radicalmente el consumo de gas, carbón, petróleo y electricidad; para reducir
al mínimo la producción de basura y residuos tóxicos o peligrosos; el uso del
auto, el avión, el tren de alta velocidad, la refrigeración, el aire
acondicionado, la calefacción, el celular, la televisión, el radio, entre otros
equipos; el consumo de acero, concreto, tierras raras, entre otros materiales.
IX.
Se
necesitan innovaciones para reducir radicalmente la concentración del poder y
la riqueza; para reducir la centralización y la deslocalización de las personas
y los productos; para reducir la dependencia de productos y servicios de
lejanos países; para reducir la nefasta competitividad y productividad
industrial; para reducir la intervención del Estado y del Mercado en nuestras
vidas; para reducir el nexo económico y político entre las personas.
X.
Se
necesitan innovaciones para alentar la colaboración, la gratuidad, la
reciprocidad, la complementariedad y la solidaridad.
XI.
La
iniciativa de Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías de la Senadora Ana
Lilia Rivera puede servir de fundamento a esta nueva Ley, siempre y cuando
elimine el gran número de contradicciones que contiene y adopte una visión
crítica de la tecnociencia de los países poderosos y descolonice el imaginario
social de la propaganda insidiosa de los grandes centros de poder científico y
tecnológico.
XII.
Es
urgente eliminar la legislación de ciencia y tecnología vigente.
XIII.
Adoptar
la crítica a la tecnología que dice:
1.
TODO PROGRESO TECNOLOGICO SE PAGA
2.
EL PROGRESO TECNOLOGICO GENERA MÁS
PROBLEMAS DE LOS QUE RESUELVE
3.
LOS EFECTOS NEFASTOS DEL PROGRESO
TECNOLOGICO SON INSEPARABLES DE SUS EFECTOS FAVORABLES
4.
TODO PROGRESO TECNOLOGICO COMPORTA UN
GRAN NUMERO DE EFECTOS IMPREVISIBLES.
5.
LA TECNOLOGÍA DESTRUYE LOS RECURSOS
NATURALES Y HACE IMPENSABLE EL FUTURO.
La tecnología no es
buena ni mala y sobre todo, no es neutra; nosotros somos los que hemos querido
ser neutrales frente a ella. Contrario a lo que dice la propaganda
tecnocientífica, la tecnología no depende del uso que le demos, muy al contrario,
la tecnología modifica profundamente el medio en el que se impone y modela el
comportamiento de quienes la utilizan.
Las soluciones tecnológicas a los problemas
tecnológicos conservan el mal que quieren corregir. La tecnología fortalece el
Estado y crea una sociedad de vigilancia y control. Y del control a la
restricción o totalitarismo no hay sino un paso.
La tecnología es un medio ambiente y un sistema.
La tecnología no se
contenta de ser el factor principal o determinante, ella se ha convertido en un
sistema. Un universo que se constituye a
sí mismo en un sistema simbólico.
La autonomía de la
tecnología
La tecnología se
desarrolla con su propia lógica, fuera del control humano. La mayor parte de la
población contribuye alegremente a su expansión. Como en su sueño prometeico, el hombre moderno, queriendo domesticar la
Naturaleza no hace otra cosa que crear un ambiente artificial más restrictivo
aún. Piensa que se sirve de la tecnología cuando es él quien le sirve a ella.
Los medios se erigen en fines y la necesidad en virtud.
La tecnología es por lo
tanto causa sui,
su propia causa, lo que la convierte en un hecho trascendente, en una nueva
sacralidad que le quita este lugar a la Naturaleza destruyéndola y acostando
cada año en su altar de sacrificios a millones de seres humanos. No es la
tecnología la que nos esclaviza, es la sacralidad que nosotros transferimos a
la tecnología. El fenómeno tecnológico contiene al mismo tiempo idolatría y
mesianismo.
De acuerdo con la Ley
de Gabor, todo lo que puede ser hecho será hecho. Si se pueden clonar seres
humanos, se clonarán. Es falso que sea el interés groseramente pecuniario, el
gusto por las utilidades, los que conducen al villano capitalista a utilizar la
tecnología. No es determinante la búsqueda de utilidades, sino el juego mismo
de la tecnoestructura. Autónoma, con respecto a la moral y la política, la
tecnología lo es también de cara a la economía.
No es la ley de la
economía la que se impone al fenómeno tecnológico, es la ley de la tecnología
la que ordena, sobre ordena, orienta y modifica la economía. Ésta es un agente
necesario. Ella no es el factor determinante ni el principio orientador. La
tecnología obedece a su propia determinación, ella se realiza a sí misma.
La tecnología es un
proceso sin sujeto. Todos los seres humanos de nuestro tiempo están tan
apasionados por la tecnología, tan seguros de su superioridad, tan involucrados
en el medio ambiente tecnológico, que todos trabajan, no importa en qué oficio
o qué investigación en el perfeccionamiento de la tecnología que pueden
aportar, si bien que la tecnología en la realidad progresa como consecuencia de
este esfuerzo común. No hay posibilidad alguna de autonomía del ser humano
frente a la autonomía de la tecnología.
La autonomía de la
tecnología es, sin embargo, relativa. No hay fatalidad tecnológica, sin la
participación y el consentimiento de los seres humanos la tecnología nada es,
su poder se esfuma; es nuestra renuncia la que hace posible esta autonomización.
Jacques Ellul, La
Technique, ou l’enjeu du siecle. Le Systeme technicien, Le Bluff technologique.
1954-1987 (Resumen de estos libros de Jean Bernard Maugiron,
Les Amis de Bartleby, Deux libertaires gascons unis par une pensee commune, 2017, disponible en PDF en el sitio
lesamisdebartleby.worldpress.com)
XIV.
Con relación a la idea de
crecimiento económico, integrada a la iniciativa de Ley de la Senadora Rivera,
es necesario tener en cuenta que el
crecimiento económico sin límites, como el que sufrimos desde hace muchas
décadas, no beneficia al clima, la ecología, las culturas y la sociedad, por lo
que se trata de un objetivo inaceptable que debe desaparecer de la legislación.
Colocar a todos los poderes del Estado al servicio del crecimiento del Producto
Interno Bruto implica la gestación de grandes catástrofes climáticas,
ecológicas, culturales, sociales, económicas y políticas. La economía de
crecimiento es una aberración.
XV.
El debate sobre la ciencia y la tecnología y sobre su legislación debe
abrirse completamente a la sociedad que es la que sufre las consecuencias de
más de un siglo de muy deplorables innovaciones (agroquímicos, bombas atómicas,
manipulaciones genéticas, drogas sintéticas, plásticos); la vulgar creencia en que
la ciencia y la tecnología son todo poderosas y que solamente producen
beneficios, provoca daños enormes a la sociedad. Hay que reconocer que la
tecnociencia produce más daños que beneficios.
XVI.
El debate no debe limitarse al ámbito científico y tecnológico dónde se
ocultan o minimizan los perjuicios que ocasionan sus innovaciones. Es
indispensable ofrecer a la sociedad una muy completa información en torno al
fenómeno científico y tecnológico; no sólo difundir lo que dicen al respecto
sus promotores científicos, académicos, mediáticos, gubernamentales o
empresariales, sino sus críticos: artistas, pensadores al margen de las
universidades, filósofos, antropólogos, sociólogos, independientes, entre otros.
XVII.
La ciencia y la tecnología son asuntos muy serios como para confiárselos solo
a los científicos y los tecnólogos profesionales.
XVIII.
Damos por terminadas las reuniones de trabajo en la PAOT, con el fin de
iniciar una nueva fase en la lucha por la eliminación de la investigación
científica y tecnológica que tiene como motivo principal ganar guerras contra ciudadanos,
grupos sociales, comunidades, pueblos, razas, naciones, estados, religiones,
ideologías, epistemologías, filosofías, certidumbres o culturas diferentes; que
tiene como motivo principal ganar guerras financieras y comerciales globales.
En la lucha en defensa de la investigación científica de bajo costo, dedicada a
la defensa de los territorios, las comunidades, las culturas, los bienes
comunes, el agua limpia, los suelos limpios, las atmosferas limpias, las
plantas y los animales, la ecología, el medio ambiente, los paisajes, el arte,
el ser humano, la convivencialidad, la colaboración, la solidaridad, la
reciprocidad, la complementariedad, entre otros aspectos.
XIX.
Esta nueva fase se realizará fuera de ámbitos gubernamentales e iniciará,
esperamos, con la elaboración de un pronunciamiento que sintetice las demandas
que tenemos algunos críticos del marco legal e institucional en el que se
desenvuelven en México la ciencia y la tecnología.
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