La importancia de la movilización para enfrentar el colapso
climático
Presentación en el 9º. Congreso sobre Cambio Climático,
10/10/19, en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Desde hace algunos años, la expresión “cambio climático” me
parece que no refleja la realidad del fenómeno que pretende describir; me
parece un eufemismo científico, una manera de ocultar la realidad, de minimizar
lo que sucede con el clima; me parece que hay falta de rigor científico en la
expresión “cambio climático”. En la sociedad moderna, la palabra cambio está
muy cargada de connotaciones positivas mientras que el fenómeno al que se le
aplica esta palabra está cargado de ominosas consecuencias. Parece una contradicción
de términos.
El aumento de la temperatura en la superficie de la Tierra,
como lo señalan los científicos, no tiene una tendencia linear, cada década
aumenta con mayor rapidez y puede en algunos años llegar a niveles
insoportables para la mayor parte de las especies incluidos los seres humanos. Hay
pues una terrible amenaza que oculta la frase “cambio climático”. La sociedad
requiere entonces de los científicos una frase que precise con mayor claridad qué
entraña el fenómeno climático al que nos enfrentamos, para actuar en
consecuencia; de otra manera, con la expresión “cambio climático” contribuyen a
reforzar la inacción frente a esta amenaza. La frase “crisis climática” tampoco
me parece que describe bien lo que sucede con el clima; por definición, las
crisis duran poco, son muy breves, sin embargo, la alteración climática lleva
más de cuatro décadas de haber sido reconocida y puede durar siglos o
milenios. Creo que no es una crisis
climática lo que sufrimos, parece ser algo peor: un desquiciamiento del clima o
un colapso contenido del clima.
Los datos meteorológicos de las últimas décadas y sobre todo
de la última década, nos dejan en claro la gran rapidez del aumento de la
temperatura en la Tierra: desde hace algunos años, cada año se registran miles
de récords de temperatura, por lo que empiezan a confirmarse las advertencias que
desde hace algunas décadas hicieron los científicos climáticos: aumenta la
fuerza de los eventos climáticos, se extinguen a gran velocidad muchas
especies, 30 veces más rápido que cualquier otra extinción, aumentan las
migraciones de países tropicales saqueados por los países poderosos; creo que
estamos frente a un fenómeno que puede volverse intolerable para la especie
humana en sólo 10 años. Creo entonces que estamos más bien frente a un desquiciamiento
del clima o un desastre climático o el colapso del clima que amenaza destruir en
este siglo la mayor parte de la vida en la Tierra y la totalidad de la especie
humana.
Si bien en 1824 el científico francés Fourier descubrió que
la Tierra, por su distancia del sol debería tener menor temperatura de la que
tiene y advirtió que está más caliente de lo que debería, por alguna razón
particular que habría que descubrir, fue la científica estadounidense Eunice
Foot quien descubre en 1856 que el CO2 es la causa del calentamiento de la
Tierra observado por Fourier. Sin embargo, fue el científico sueco Svante
Arrhenius quien en 1896 fue el primero que señaló que la quema creciente de
carbón podría calentar aún más la Tierra y quien en 1922 realizó conferencias
universitarias sobre este tema, dejando claramente establecida la línea de
investigación sobre el papel del gas, el carbón y el petróleo en el desastre
climático. No obstante, es muy probable que los primeros en detectar la
alteración climática hayan sido los pueblos originarios y los campesinos del
mundo, por la gran cercanía que han tenido siempre con la Naturaleza y por
estar ellos a la vanguardia de las protestas climáticas, como se confirmó en la
COP-15 de Copenhague.
Lamentablemente, los resultados de las investigaciones que
siguieron después de la Segunda Guerra Mundial, fueron reservados a pequeños
círculos de científicos y empresarios. En los congresos petroleros de los años
60 de la American Petroleum Institute, API, varios científicos expusieron sus
preocupaciones sobre este fenómeno, pero, virtualmente no trascendieron a la
opinión publica. En los 70 las grandes empresas petroleras tenían ya muy amplio
conocimiento de este fenómeno y sus consecuencias, pero, decidieron ocultar
este conocimiento, lo reservaron para muy pocas personas y años más tarde
decidieron invertir mucho dinero en desacreditar la evidencia científica que lo
sustenta, para proteger sus muy elevadas utilidades. Después de la Segunda
Guerra, los científicos fueron crecientemente silenciados por los gobiernos y
las corporaciones. Por esta razón, las movilizaciones por el clima no surgen sino
hasta principios de los 90 cuando ya no era fácil ocultar el fenómeno y algunos
científicos empezaban a comentar en público los riesgos y las causas de este
fenómeno.
Los gobiernos y las grandes empresas han sido capaces de
crear enormes problemas a la sociedad y predicamentos y amenazas para la
humanidad, como lo son: el uso de los
autos, los aviones, los trenes de alta velocidad; la expansión de la crianza
industrializada de animales, la generación de electricidad en centrales
nucleares y termoeléctricas; el uso de las ametralladoras, las armas químicas, bacteriológicas
y electromagnéticas, los agroquímicos, los plásticos, las bombas atómicas, los
misiles hipersónicos, entre muchos otros productos que devastan los bienes
comunes , pero estos gobiernos y grandes empresas han sido totalmente incapaces
de hacer a frente a los enormes problemas, efectos perversos, predicamentos y
amenazas que han provocado sus creaciones. Está en su naturaleza esta ineptitud
e incompetencia. Sólo las movilizaciones de la sociedad han podido resolver,
mitigar, moderar lo que los gobiernos y las grandes empresas no han podido
hacer. El desquiciamiento del clima es la mayor amenaza que haya enfrentado la
humanidad, por lo que la movilización de la sociedad es la única respuesta
adecuada a este predicamento.
De los gobiernos y las grandes empresas no podemos esperar
sino engaños, mentiras, simulaciones, espectáculos y los miles de falsas
soluciones tecnológicas que producen los grandes centros de investigación
tecnocientífica, dependientes de los gobiernos y las grandes empresas, para
hacer frente al desquiciamiento climático. Los focos ahorradores, los
biocombustibles, la agricultura inteligente, las ciudades inteligentes, los
mecanismos de desarrollo limpio, MDL, los bonos de carbono, los REDD+, la geoingeniería
y otras falsas soluciones que se pretenden imponer en las cumbres del clima,
nos hacen perder un tiempo precioso, para evitar los desastres y las
catástrofes que se nos vienen encima. La tecnociencia de los gobiernos y las
grandes empresas trabaja para conservar y aumentar su poder y su dinero, no
para evitar que lo pierdan.
La movilización de la sociedad no surge sin la movilización
de quienes tienen la sensibilidad de observar el clima y la información, los
datos, las explicaciones del origen de los problemas, los predicamentos y las
amenazas y de quienes los han sufrido directamente. De allí la importancia de
los científicos, técnicos, indígenas y campesinos que se atreven a reconocer
públicamente la gravedad de la situación climática y pueden documentarla- una
ínfima minoría en México- y se vuelven activistas como el ilustre James Hansen
y las organizaciones indígenas y campesinas. Hay que reconocer la labor de los
meteorólogos del mundo en la lucha contra la alteración del clima. También, hay
que reconocer la rapidez con la que las organizaciones indígenas y campesinas y
algunos ecologistas han reconocido el desastre climático y lo han combatido
desde hace décadas.
En el siglo XX, por el avance científico y tecnológico
emergen los predicamentos o amenazas contra la especie humana. Como lo advierte
el matemático Jean Pierre Dupuy, experto en el catastrofismo ilustrado, con el
advenimiento de la bomba atómica la humanidad se convirtió potencialmente en la
ejecutora de su propia desaparición. La amenaza de guerra nuclear abrió el
camino de las movilizaciones para prevenir la desaparición de la especie humana,
entre ellas, las movilizaciones contra la devastación del clima, la ecología,
el medio ambiente y las culturas. Estas movilizaciones globales en defensa de
la humanidad fueron posibles por las luchas pacifistas, comunistas, socialistas,
libertarias, sindicalistas, campesinistas, feministas, republicanistas,
nacionalistas, trascendentalistas, artísticas, luddistas y anti industriales
que les precedieron.
El desastre climático es un fenómeno que cuestiona los
fundamentos en los que se ha basado la industria, la economía y la ciencia y la
tecnología desde hace más de tres siglos; cuestiona las ideas de progreso,
desarrollo y modernidad; cuestiona el crecimiento económico y el sistema
político y económico que impulsa el fortalecimiento de esta gran amenaza, es
incapaz de hacerle frente y es capaz de hacer todo lo posible por evitar su
desquiciamiento y desaparición. Después de la Segunda Guerra aparecen los
pensadores que cuestionan las ideas de progreso, desarrollo y modernidad, con
fundamento en los riesgos de las nuevas tecnologías, las consecuencias del
productivismo y consumismo, el creciente desastre ambiental y ecológico y las
muy negativas consecuencias de estas ideas en los países poco industrializados
y con gran diversidad biológica y cultural: los países del Sur Global. En los
60 grandes movimientos sociales rechazan las tendencias de la occidentalización
del mundo. En los 70 emerge el gran movimiento ecologista y el primer gran
shock petrolero que ponen en crisis los fundamentos de la economía y la
política nacida al terminar la Segunda Guerra mundial.
Las movilizaciones por el clima se han apoyado por lo tanto en la experiencia política que han dejado las
protestas y resistencias populares y luchas ecologistas y ambientalistas de los
últimos 75 años, contra las armas nucleares, las catástrofes ecológicas y
ambientales, las luchas indígenas, campesinas, ribereñas y urbanas contra centrales
nucleares, plantas termoeléctricas, derrames petroleros y químicos, fugas de
gases tóxicos, o presas, contaminaciones de ríos, lagos, manglares, mares,
plantaciones con semillas transgénicas, uso de pesticidas y fertilizantes
químicos, talas de bosques y selvas, supercarreteras,
trasvases, drenajes industriales, confinamientos de residuos tóxicos y
peligrosos, rellenos sanitarios, sumideros, aeropuertos, vías rápidas, rascacielos,
grandes centros comerciales. Se han apoyado en las luchas ecologistas contra
centrales nucleares, extracción de carbón, gas o petróleo, alimentos industrializados,
la urbanización y la industrialización, el consumismo, la productividad y la
competitividad, el crecimiento económico, la religión de la economía y el culto
a la ciencia y la tecnología, entre otras.
El Boletín de los Científicos Atómicos, establecido en 1945,
para luchar por la abolición de las armas nucleares que sigue vigente, abre la
lucha mundial para informar a la sociedad de las nuevas amenazas que enfrenta
la humanidad debido a su avance tecnológico, como lo es claramente el colapso
del clima. Por primera vez en la Historia, un grupo de científicos muy bien
informados sobre lo que implican las armas atómicas- ellos mismos las habían
producido- decide informar, con un gran sentido ético, sobre las consecuencias
de estas armas que podrían destruir en algunas horas la humanidad.
La lucha antinuclear de los años 50 en Inglaterra abre el
camino para las movilizaciones que seguirán los ecologistas en los 70 y los
ambientalistas en los 90, para luchar contra el consumo de gas, carbón y
petróleo y otras actividades que devastan el clima, así como cualquier otra
amenaza global contra la humanidad. En 1958 se organiza en Inglaterra la gran
marcha Aldermaston contra las bombas atómicas junto con protestas masivas en
Japón; estas movilizaciones inspiran la movilización y el entendimiento de lo
que representa una amenaza global contra la humanidad. La investigación Baby Tooth iniciada en
Estados Unidos en 1958, con el apoyo de Luise Reiss y Barry Commoner del comité
ciudadano del Great St Louis, para la Información Nuclear, con el fin de
determinar el efecto en los dientes de los niños de los polvillos radioactivos
generados por las bombas atómicas, acabó por convencer al gobierno de Estados
Unidos de firmar el Tratado de la Moratoria o Prohibición parcial de pruebas
nucleares de 1993, con la Unión Soviética e Inglaterra. En los años 50s,
grandes filósofos, literatos y estudiosos, como Bertrand Russell, Jean Paul
Sartre, Albert Camus, Aldous Huxley, Jacques Ellul, Bernard Charbonneau, Lewis
Mumford, Leopoldo Kohr, Murray Bookchin, Paul Goodman, Edgar Morin, Barry
Commoner, y otros, renuevan la crítica a la sociedad industrial y hablan ya de
la devastación ecológica creada por el progreso y el desarrollo tecnológico y
de las amenazas para la humanidad.
El libro la Primavera Silenciosa de la investigadora Rachel
Carson, dirigido al público en general y publicado en 1962 crea un nuevo
concepto de los asuntos ambientales que inspira nuevas movilizaciones sociales,
para las siguientes décadas. En 1964, Jane Jacobs publica el primer análisis
femenino de la ciudad moderna que se vuelve un clásico en la crítica al
urbanismo y fundamento de la lucha por la defensa de la Ciudad. A finales de
los 60 y principios de los 70 se publican las grandes obras de autores que
fertilizan el nacimiento del movimiento ecologista mundial de los 70: Herbert
Marcuse, Guy Debord, Andre Gorz, Ivan Illich, René Dumont, Serge Moscovici, EF
Schumacher, Nicholas Georgescu Roegen, entre otros, que profundizan a niveles
difíciles de superar la crítica a la sociedad industrial y de consumo. Sin
embargo, la publicación en 1972 del Informe del Club de Roma, Los Límites del
Crecimiento del grupo de científicos encabezados por Donella Meadows se
convierte, según la opinión de algunos autores, en el libro más subversivo del
Siglo XX, por lo que ha sido sepultado por los gobiernos y hasta por las mismas
universidades.
Ante la creciente preocupación por los asuntos ecológicos en
EU, el 22 de abril de 1970 se crea en California el Día de la Tierra, con una
acción en la que los manifestantes unen sus manos para rodear una central
nuclear; un momento de gran conciencia ecológica mundial que celebraremos en
este 2020. En 1972, al empezar en Estocolmo la Primera Conferencia sobre el
Medio Ambiente de las Naciones Unidas, se desatan grandes movilizaciones de las
que nace el primer movimiento ecologista internacional que hereda la
espontaneidad libertaria y subversiva de los jóvenes del 68; a lo largo de una década este movimiento sienta
las premisas de lo que en adelante será el activismo en defensa de la ecología,
a partir de un cambio de filosofía, de otra visión del mundo, y una mirada crítica
sobre la ciencia y la tecnología y el pensamiento económico, con el fin de
cambiar el sistema político y económico global.
En 1973 nace en India el movimiento Chipko que protege los
árboles abrazándolos. El movimiento antinuclear de Alemania y Francia de los 70
inspiró movimientos antinucleares en Europa y luego en muchos países del Sur
Global. En 1976 la policía francesa mata algunos estudiantes que protestaban
contra la construcción de centrales nucleares, para sofocar las movilizaciones
ecologistas de ese país. En 1979 se realiza en Ginebra la primera conferencia
mundial sobre el clima en la que por primera vez se considera al clima como una
amenaza real para la humanidad y se exhorta a los gobiernos a evitar una
alteración del clima provocada por actividades humanas.
En los años 80, la creación de organizaciones ecologistas
nacionales, ONGs ambientalistas y de partidos verdes en los países
desarrollados preocupan mucho al gobierno mexicano. En 1985, con el apoyo del
gobierno mexicano nace el Pacto de Grupos Ecologistas que corporativiza a la
mayor parte de los grupos que luchan por la defensa de la Naturaleza el medio
ambiente. En 1986 se desata en México el
movimiento ecologista contra la central nuclear Laguna Verde que tiene impacto
latinoamericano: se une a las luchas mundiales contra las centrales nucleares. El
Pacto de Grupos Ecologistas se escinde en 1989 por la mala actuación de su
coordinador, Gabriel Quadri, quien se ha vuelto funcionario del gobierno de la
Ciudad de México, y el Pacto deja de ser apoyado por el gobierno mexicano.
En 1988 suceden muchos hechos importantes para las
movilizaciones contra amenazas globales: se desata en India el movimiento
contra la construcción de la presa Narmada y contra el Banco Mundial que la
promueve, estableciendo las bases del movimiento critico de las ideas del
desarrollo y de la antiglobalización de los 90. El activista y filósofo
finlandés Thomas Wallgren formula la crítica AntiBruntland contra las
definiciones del desarrollo sustentable utilizadas en el Informe Bruntland y su
idea de crecimiento sostenible o sustentable. La reunión del Banco Mundial en
Berlín enfrenta movilizaciones masivas de repudio anticipando ya un movimiento
global contra las presas y contra la globalización. Margaret Thacher habla de
asuntos climáticos ante la Academia de Ciencias de su país, siendo de los
primeros políticos en hacerlo. La
Asamblea de las Naciones Unidas aprueba la Resolución 43/53 que establece que
el cambio climático “es una preocupación común de la humanidad”. Se realiza la
primera reunión de Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) que
nace de los esfuerzos conjuntos de la Organización Meteorológica Mundial (WMO) y
del Programa del Medio Ambiente de las Naciones Unidas (UNAP). James Edward
Hansen, climatólogo famoso por su labor en la NASA, testifica ante el Congreso
de Estados Unidos sobre la alteración del clima y consigue un gran crecimiento
en la conciencia climática mundial.
En su campaña electoral para la presidencia de la República,
Carlos Salinas de Gortari propone diversas ideas neoliberales, entre ellas los
megaproyectos. Varios ecologistas
mexicanos lanzamos la denuncia de los megaproyectos como enemigos de la
ecología y el medio ambiente; una década después la consigna no a los
megaproyectos se vuelve internacional. Hoy día, diversos movimientos
indígenas y campesinos mexicanos luchan contra los megaproyectos impulsados por
el gobierno de la 4T. Es asesinado en
Brasil Chico Mendes por latifundistas con antecedentes en este tipo de hechos;
era un luchador sindicalista ecologista, contra la extracción de madera y el
aumento de los potreros.
Finlandia se convierte en 1990 en el primer país en rechazar
la idea corporativa occidental del desarrollo sustentable. Inspirada en las
marchas gandhianas padyatra, se realiza una marcha de 250 km entre Helsinki y
Turku, contra la construcción de una carretera; se convierte en la primera
acción pública ejecutada por la Justicia Climática, con activistas de India al
frente de la marcha. En este año comienzan las reuniones preparatorias en
diversos países del mundo de la Cumbre de la Tierra Rio 92.
En 1991, el gobierno mexicano entrega a un empresario de la
maquila de medicinas para el estado el control político de las palabras verde y
ecologista- nace el Partido Verde Ecologista Mexicano-, con el fin de bloquear
la llegada a México de esta corriente política internacional: las ideas
ecologistas de los países poderosos aterran a las iglesias, los empresarios y
los políticos mexicanos. Las universidades mexicanas deciden combatir las ideas
ecologistas promoviendo nuevas carreras ambientalistas y la mayor parte de
quienes se decían ecologistas en los 80s se declaran ambientalistas. Virtualmente,
desaparece el ecologismo mexicano. La
contaminación del aire de la Ciudad de México se vuelve un escándalo mundial:
nacen diversos grupos locales que denuncian la mala calidad de la gasolina y
proponen las tecnologías de reparación que plagan las propuestas
ambientalistas. Unos pocos que denuncian el uso del automóvil, como símbolo
mundial de la destrucción de la vida de las ciudades y también del clima de la
Tierra, rechazan las soluciones tecnológicas del premio Nobel Mario Molina,
enviado del gobierno de EU, para evitar que el escándalo de la contaminación
del aire de esta ciudad afecte el futuro de la producción de automóviles. Se
realizan en muchos países grandes reuniones preparatorias de la Cumbre de la
Tierra de 1992. El asesinato de Chico Mendes tiene ya fuerte repercusión entre
los movimientos en defensa de los bienes comunes que van a la Cumbre de Rio92.
El tema climático empieza a ser parte de las luchas ecologistas y
ambientalistas.
En 1992 nace el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre
el Cambio Climático, En junio de ese año la Cumbre de la Tierra realizada en
Río de Janeiro, concentró a más de 250,000 personas y se realizó una gran
marcha en la que participaron a lo largo de más de 8 horas cientos de miles de
personas en defensa de las maravillas de la Tierra, incluyendo el clima. Como consecuencia de la Cumbre de la Tierra
nace en 1997 el Protocolo de Kioto que de muy poco sirve para reducir las
emisiones de gases mientras ha estado en vigor y se fortalecen mucho los foros
sociales paralelos a las cumbres ambientales y climáticas. En 1995 inician en Berlín
las COPs o conferencias de las partes que anualmente negocian acuerdos que
pudieran servir para hacer frente a esta terrible amenaza. En estas cumbres
nunca se ha llegado a un acuerdo mundial sobre el clima que tenga relevancia en
la reducción de las emisiones de gases que dañan el clima, aunque en varias de
ellas se hizo mucha propaganda sobre lo ventajoso de sus acuerdos (Paris,
Copenhague, Cancún, entre otras); en cambio, emergen grandes redes mundiales,
como lo es, Climate Justice Now!, (CJN) integrada por más de 3,500 grupos de
casi todos los países del mundo y la red Climate Action Now! (CAN), integrada
por ONGs. Internacionales debido a los foros sociales o cumbres de los pueblos
paralelas a las cumbres oficiales del clima.
La alteración del clima es motivo de discusión política desde
hace al menos cinco décadas, cuando se preparaba el Informe del Club de Roma,
sin embargo, las grandes movilizaciones por el clima inician en la COP-15 de
Copenhague de 2009, cuando se movilizaron cientos de miles de personas en todo
el mundo, para rechazar las falsas soluciones acordadas por los gobiernos y
exigir medidas efectivas, para frenar el desastre climático. Exigen Cambiar el
Sistema No el Clima, Justicia Climática, No a las Falsas Soluciones y advierten
que No tenemos planeta B. Se generaliza el reconocimiento de que una quinta
parte de la humanidad, el 20%, es directamente responsable de la devastación
climática- los países poderosos -y de que cuatro quintas partes de la
humanidad, el 80%, -los países del Sur Global- son las que sufren las
principales consecuencias de la alteración climática( muertes, discapacidades,
enfermedades, destrucción de medios de subsistencia y hábitat), por lo que se
ven obligados a emigrar y se convierten en los nuevos seres humanos sin
derechos. Ante estos hechos, la causa por la Justicia Climática ha unificado globalmente
a las organizaciones indígenas, campesinas, laborales y urbanas siguiendo la
experiencia de los movimientos por la Justicia Ambiental.
En 2014, se lleva a cabo la que fue considerada la marcha
climática mundial más grande de la historia, con la participación de más de
400,000 personas en la ciudad de Nueva York, un día antes de la Asamblea de las
Naciones Unidas; esta marcha tuvo 2,600 réplicas en 162 países. En
2015, se concentran en París más de 250,000 personas, con el fin de realizar
las mayores protestas, se dice que, en 100 puntos de la ciudad, pero,
sorpresivamente, unos días antes de la cumbre, se dan los atentados del Teatro Bataclán
y otros lugares de París que provocan una declaración de estado de emergencia
del Estado francés que virtualmente anula la proyectada gran marcha ¿qué extraña
coincidencia? ¿habrán sido instigados estos atentados por los gobiernos más
poderosos del mundo o por el Big Oíl? Hay en el mundo muy poderosos intereses
económicos radicalmente opuestos a la defensa del clima dispuestos a todo.
Creo que este colapso del clima es producto de un proceso
histórico que tiene su origen en las revoluciones conservadoras de los últimos 850
años, cuando nacen los bancos en Lombardía y un siglo después se crea la
primera Bolsa de Valores en Florencia, hechos que propician las condiciones
para el nacimiento de las revoluciones modernizadoras, como: la revolución
científica, la revolución de los cercados, la revolución higienista, la
revolución industrial y otras que han sentado las bases para la emergencia del
desastre climático. Estas revoluciones conservadoras, dedicadas a la
manipulación de la materia y a su mercantilización, fueron patrocinadas y
auspiciadas por reyes, primeros ministros, banqueros, empresarios, científicos
y técnicos o tecnólogos ávidos de poder y dinero, primero del Norte de Europa y
más tarde, a partir de la mitad del siglo XX de Estados Unidos y Japón, y luego
por otros países gigantescos, pero poco industrializados, como Rusia, China e
India. El mundo se ha occidentalizado mucho desde principios del siglo XX. El
colapso del clima no es antropogénico, como señalan los científicos que
pretenden ver el mundo desde una nave espacial, tiene su origen en la
emergencia de los bancos, la ciencia y la industria: es producto del robo, la
piratería, el saqueo, el despojo, la dominación, la colonización, la
explotación, impulsadas por Occidente; es industrialogénico u occidentalogénico
o capitalogènico. Han sido las elites del Norte de Europa y de Estados Unidos
las creadoras del desastre climático y deben ser ellas las primeras que deben
echar abajo la monstruosidad que han creado. Mientras los dioses no cambien
nada ha cambiado.
¿Qué sitio, lugar o paraje, cima o sima de la Tierra no está
devastado o desquiciado por los productos de la industria y la tecnología? ¿Qué arroyo, río o mar del mundo no está
moribundo, por la basura de plástico y las descargas de los drenajes? Ante esta
constatación ¿Por qué no debería estar el clima desquiciado por el avance económico
y tecnológico? Sin embargo, algunos científicos y políticos, incluyendo a Trump,
insisten en negar la intervención humana en la alteración climática; otros
insisten en minimizar su importancia porque hay, según ellos, asuntos más
importantes como la desigualdad, la pobreza, o el desempleo: respuesta común de
los políticos de los países dependientes y colonizados. El desastre climático
industrialogénico ha sido negado desde hace más de medio siglo, por los
gobiernos de los países poderosos, el G-7, por las empresas transnacionales y
por una buena parte de los académicos del mundo y también, con mayor
intensidad, por la mayor parte de los gobiernos, empresarios y académicos de
los países dependientes, como México.
El desquiciamiento del clima de la Tierra es un hecho
subversivo porque cuestiona o pone en duda el imaginario progresista,
desarrollista, economista que domina al mundo. Este fenómeno destruye el motivo
central según el cual nuestro destino es el de aumentar sin cesar la producción
y el consumo. Muestra el impacto catastrófico de la lógica tecnológica y
económica moderna sobre el clima, la ecología y el medio ambiente y sobre la
vida de los seres humanos. Como lo dice Naomí Klein el asunto del clima cambia
toda nuestra visión del mundo. No obstante, una gran parte de la sociedad
moderna todavía se niega a aceptar la realidad climática que vivimos; está en
la fase de la negación de la realidad.
Las personas que en su infancia y juventud han sido obligadas a asistir a la escuela y
han visto en esa primera etapa de su vida programas de televisión por algunas
horas del día, han consumido diariamente muchos productos industriales y
tecnologías modernas y han vivido en
grandes urbanizaciones por algunas décadas, difícilmente están libres de la
colonización de sus mentes por ideas
económicas, economistas o economicistas o cientificistas que les han impuesto
sus maestros, los periodistas y artistas de TV y radio, los publicistas, los
mercadólogos, los científicos, los académicos, los vendedores de ilusiones, los
políticos; sus mentes están formateadas para la sociedad de consumo y
crecimiento sin límite: la descolonización del imaginario social es un aspecto
fundamental en la lucha por la defensa del clima, la ecología y el medio
ambiente.
El negacionismo
climático tiene muchas caras; se manifiesta en la forma que lo hace Donald
Trump, Putin, Boris Jhonson, Bolsonaro y López Obrador o socialmente, como lo
hacen la mayor parte de los políticos, los académicos, los profesores, los
empresarios y los representantes de las nuevas religiones: por
medio del silencio, del rechazo a discutir sus implicaciones tecnológicas,
científicas, económicas, jurídicas, políticas, sociológicas, antropológicas,
psicológicas o filosóficas o por la minimización de la amenaza climática o por
medio de propuestas tecnológicas, o por la muy cómoda idea de que la causa está
perdida y no hay nada que hacer sino esperar tranquilamente la llegada del
apocalipsis y la muerte. Hay infinidad de almas muertas en el mundo.
Las grandes televisoras de EU hacen todo lo posible por
desligar los eventos climáticos extremos de la alteración del clima. Los
científicos climáticos de EU y de otros países desarrollados sufren un gran
hostigamiento por parte de sus patrocinadores, con el fin de que no difundan
sus opiniones. El IPCC está cada día más colonizado y degradado por ideas
empresariales. Algunos inversionistas mayores de EU, como los famosos Hermanos
Koch, han gastado enormes sumas, para patrocinar institutos, centros de
investigación, científicos y expertos en relaciones públicas, con el fin de fomentar
la negación del fenómeno climático o su origen o su gravedad. Las transnacionales controlan los programas
de medio ambiente y cambio climático de las Naciones Unidas y buena parte de
las cámaras y parlamentos del mundo, así como las cumbres del clima, con el fin
de que no se acepten las medidas que se requieren, para mitigar el colapso del
clima.
Si bien el consenso científico del IPCC advierte que el
cambio climático es “antropogénico” y que es indispensable eliminar el consumo
de combustibles fósiles, son muy pocos los científicos que hacen un esfuerzo por
explicarle a la sociedad el origen del desastre climático y sus terribles
consecuencias. La ciencia y la tecnología son víctimas de una terrible contradicción
que es muy importante tener en cuenta en los asuntos del clima y el medio
ambiente: por un lado, nos pueden ofrecer magníficos diagnósticos y pronósticos
y algunas muy buenas propuestas morales, como dejar de consumir gas, carbón o
petróleo, o reducir radicalmente la agroindustria y la ganadería, pero, por
otro lado, son totalmente incapaces de ofrecer técnicas o tecnologías que
puedan ayudarnos a mitigar el colapso del clima o de la ecología: LA TECNOLOGÍA
ES INCAPAZ DE MITIGAR EL DESQUICIAMIENTO DEL CLIMA Y LA ECOLOGÍA O EL MEDIO
AMBIENTE. NO EXISTE EL DESARROLLO SUSTENTABLE. TAMPOCO LA ECONOMÍA VERDE, NI EL
CRECIMIENTO VERDE, NI LA ECONOMÍA CIRCULAR que son quimeras inventadas por los
intelectuales ligados a los gobiernos y las grandes empresas.
La tecnociencia que domina al mundo es enemiga del clima, la
ecología y el medio ambiente. No sólo sus
innovaciones, como los transgénicos, la nanotecnología o la 5G , no sirven a la
humanidad, tampoco sirven sus propuestas para mitigar el cambio climático: los mercados de carbonos, las compensaciones u
offsets, los mecanismos de desarrollo limpio, MDL, los programas para la
reducción de emisiones debidas a la deforestación y degradación de los bosques
o REDD plus, las plantaciones industrializadas de árboles, las capturas y
almacenamientos de carbono, las energías renovables ( solares, eólicas,
biomasa) , la energía nuclear, los programas de ahorro de energía, el gas, los
biocombustibles y sobre todo, la geoingeniería, son un fraude. Es evidente que NO
HAY PROPUESTA TECNOLOGICA QUE SIRVA PARA ENFRENTAR EL DESASTRE CLIMÁTICO. Sin
embargo, el cambio climático ha abierto tierras vírgenes, para nuevos negocios
de investigadores y empresarios de dudosa calidad moral que pretenden frenar la
amenaza climática, por medio de nuevas tecnologías de muy alto riesgo o de
efecto muy limitado.
La gran esterilidad de las conferencias de las partes o
cumbres climáticas de los últimos 20 años obliga a esperar muy poco de los
acuerdos mundiales por el clima de los gobiernos. La evolución de la política
mundial de los últimos 30 años confirma que está secuestrada por los banqueros
y los grandes empresarios, los mayores beneficiarios de la devastación del
clima, la ecología y las culturas del mundo que están dispuestos a hacer lo que
sea para frenar cualquier avance en los asuntos del clima. El colapso del clima y la ecología está
ligado a otros colapsos mundiales simultáneos, como lo son: los colapsos de la
agricultura, las ciudades, la alimentación, la salud, la educación, los
estudios superiores, la seguridad personal, el arraigo, la familia, la
comunidad, el empleo, la persona humana, las culturas, el lazo social, las
economías, las monedas, las instituciones, la jurisprudencia, los gobiernos, la
Paz, las certidumbres, entre otros colapsos que se retroalimentan entre sí
creando así nuevos riesgo y amenazas, rebeliones, conflictos, guerras, grandes
migraciones, cambios radicales de gobiernos, genocidios y ecocidios.
No debe sorprendernos la creciente aparición de textos
apocalípticos. El futuro que enfrentan los jóvenes es impensable de tan
complejo: estamos en la época en que hay que pensar en lo impensable. NO HABRÁ MEDIDAS ADECUADAS PARA ENFRENTAR EL
COLAPSO CLIMATICO SIN PROFUNDOS CAMBIOS EN EL SISTEMA POLITICO Y ECONOMICO DEL
MUNDO. LOS GOBIERNOS PODEROSOS DEL MUNDO, POR SU ORIGEN Y NATURALEZA SON
INCAPACES DE MITIGAR EL DESQUICIAMIENTO DEL CLIMA Y LA ECOLOGÍA Y SON MUY
CAPACES DE SACRIFICAR A UNA GRAN PARTE DE LA HUMANIDAD ANTES DE HACER ALGO
BUENO PARA EL CLIMA Y LA ECOLOGÍA. Tenemos un sistema político mundial irresponsable
que hace infelices a los pobres y los ricos, no sabe enfrentar las amenazas
globales y pone a la humanidad en peligro de extinción. Por otra parte, los
modos de vida productivistas y consumistas de las sociedades modernas hacen también
muy difíciles los cambios que se requieren. Muertos que caminan.
Si de acuerdo a la ciencia climática solo tenemos unos diez
años para evitar el total descontrol de la temperatura en la superficie de la
tierra y, por otro lado, hemos confirmado
que la todopoderosa tecnociencia moderna y los gobiernos poderosos del mundo desde
hace muchas décadas son incapaces de mitigar el desastre climático y cada año
provocan, por su inacción, la muerte de miles o cientos de miles de especies
vegetales y animales, la muerte de glaciares, mares, ríos, lagos, manglares,
arroyos, bosques y selvas y la muerte más millones y vida miserable de personas
de los países dependientes, colonizados, como México, entonces, es hora de
considerar que sólo las movilizaciones mundiales coordinadas pueden frenar los
ecocidios y los genocidios que se vislumbran ya en el horizonte; pueden lograr
la emergencia de los cambios en el sistema que se requieren. Las movilizaciones
por el clima de 2019 anuncian movilizaciones mundiales mucho mayores en los
próximos años; anuncian un cambio fundamental en la visión del mundo de una
pequeña parte de la humanidad: la conciencia de que la humanidad puede
extinguirse en este siglo, de que la globalización financiera nos ha unido a
todos los pueblos y naciones contra ella. Necesitamos en México una movilización por el clima mucho mayor a
lo que hemos visto en 2019. Estamos en la miseria en lo que se refiere a la
movilización de este tipo debido a la falta de información relevante
proporcionada por las escuelas, las universidades, los medios de comunicación y
desde luego, de los gobiernos de México incluyendo el de la 4T que se ha negado
a reconocer la emergencia climática que vivimos.
Hay los antecedentes de marchas contra amenazas globales
desde el inicio de la era atómica y de las marchas en defensa del clima de más
de 10 millones de personas por la Huelga Climática Mundial convocada por Santa
Greta, la nueva Juana de Arco mundial, y las movilizaciones de acción directa,
de desobediencia civil, del movimiento inglés Extinction Rebellion en Londres,
en abril de 2019 y que el 7 de octubre de ese año comenzó la Rebelión Mundial
Contra la Extinción de la Especie Humana, por el cual fueron arrestados miles
de activistas, abren el camino para acciones mundiales de mucho mayor dimensión
en los próximos años. Todavía no hemos empezado a luchar en serio por la
defensa del clima. Hay que prepararse para las movilizaciones que vienen.
En mayo de 2019 se crea el colectivo Cambiar el Sistema No el
Clima, con la participación de redes ecologistas, ambientalistas y de otras
causas de la Cuenca del Valle de México, así como de ciudadanos de este
territorio interesados en participar en la lucha climática; este colectivo
inicia en junio de ese año sus manifestaciones periódicas en el Ángel de la
Independencia, con mantas demandando la EMERGENCIA CLIMÁTICA, JUSTICIA
CLIMÁTICA, HUELGA CLIMÁTICA, DEJAR EL GAS, EL CARBON Y EL PETRÓLEO BAJO TIERRA,
CAMBIAR EL SISTEMA NO EL CLIMA. Elabora una carta al presidente López Obrador,
solicitándole la emisión de una declaratoria nacional de Emergencia Climática y
la entrega en Palacio Nacional a principios de septiembre acompañada de un
performance realizado antes de la conferencia de prensa del presidente de la
Republica; por medio de la SEMARNAT, dos meses más tarde recibe una respuesta rechazando
esta petición; en los primeros días de diciembre de 2019 el colectivo decide
lanzar la petición por medio de 3 plataformas informáticas, con un nuevo texto que
refuerce la exigencia de que el gobierno mexicano reconozca los datos
científicos sobre el desastre climático y adopte medidas radicales, para
abandonar el consumo de gas, carbón y petróleo. A finales de enero de 2020 la
plataforma change.org alcanzaba ya el apoyo de cerca de 35,000 personas y
podrían conseguirse muchas más en los meses siguientes. Avanza en México
rápidamente la conciencia climática después de lo que hemos visto y sufrido en
2019.
Por su gran eficacia, diversos grupos combaten y desacreditan
las movilizaciones en defensa del clima, proponiendo cambios individuales como
la única forma de hacer frente al desastre climático: dejar de comer carne,
plantar árboles, cuidar el agua y el consumo de gas, gasolina y electricidad,
entre otras acciones moralizantes que tienen cierta legitimidad, pero que frecuentemente
tienen como propósito ignorar o
minimizar las acciones criminales de
quienes tienen demasiado poder en el mundo y no quieren dejar de quemar gas,
carbón y petróleo, para hacer crecer el Producto Interno Bruto por medio de la
mercantilización de los regalos de la Naturaleza; en el fondo estos grupos
defienden el sistema político y económico que ha producido la amenaza
climática; ciertamente los cambios en el modo de vida ayudan un poco (algunos
son contraproducentes), pero, la gravedad de la situación del clima obliga a
buscar las medidas colectivas, para transformar en pocos años las formas de
producción y consumo y los modos de vida, para difundir la verdad sobre el
clima, descolonizar el imaginario social y crear nuevas visiones del mundo
alejadas del productivismo y el consumismo.
La creación de frases, consignas y letras, para canciones o
himnos; de cantos, ritmos, bailes, performances, figuras, esculturas, monos,
carruajes, vestimentas, disfraces, mascaras, teatralidades; de pancartas,
mantas y camisetas; la redacción de manifiestos, pronunciamientos, comunicados,
convocatorias, artículos, reportajes, crónicas, actas; la elaboración de
carteles, videos, documentales, películas, obras de teatro, murales; la
difusión artesanal de información y estudios, son formas medulares de la
movilización que se han utilizado desde el siglo XX o antes, para impulsar
diversas causas, incluyendo la defensa del clima, sin embargo, ahora se
requiere la desobediencia civil y tal algo más, para Cambiar el Sistema No el
clima.
Recordemos
lo que nos dice XR: “el tiempo se acaba. ¿Nos la vamos a pasar despidiendo selvas y glaciares entre
lágrimas y rezos? El mundo atraviesa un
evento de extinción masiva. Se estima que entre 30 y 40 mil especies se
extinguen cada año. El proceso de destrucción en curso es causado por la
actividad humana. Tal catastrófica pérdida de biodiversidad es probable que
generalice un colapso de ecosistemas que dejaría al planeta inhabitable para
los humanos: Algo ocurre. Usted lo sabe, lo siente. Lo llama a ser parte”.
Y además ER advierte: “Estamos
llegando a un punto sin retorno. Los gobiernos no hacen nada. Los negocios
igual. No se trata de un Apocalipsis distante. La gente sufre y muere en el
mundo en este momento. Desaparecen especies enteras. Y se pondrá peor. El
tiempo de actuar es hoy. Le está ocurriendo a otros. Pronto serán usted y los
que ama. No cuente con nosotros, o con Greta, para hacerlo por usted. Mire en
su interior y rebélese. ER llama a ocupar pacíficamente los centros de poder y
clausurarlos hasta que los gobiernos actúen por la emergencia climática y
ecológica. Deje su escritorio, invite al jefe, apague la televisión, haga
a un lado el celular. Salga a las calles. Respete la existencia o espere
resistencia”.
Hace más de medio
siglo los defensores de la Naturaleza dijeron Pensar globalmente, actuar
localmente. Hoy hay que pensar y actuar local y globalmente, sin embargo, con
esos viejos defensores hay que luchar contra la desmesura, la concentración de
poder y dinero, la tecnología que lo hace posible, los ideales de seguridad,
confort y garantías; además, no combatir la fuerza con la fuerza, el dinero con
el dinero y la masa con la masa; ser congruentes con la causa por la que
luchamos; arraigados en el territorio en el que vivimos y revolucionarios a
pesar de nosotros mismos (Charbonneau y Ellul) La desobediencia civil local-mundial es el
camino que deben seguir las movilizaciones en defensa del clima y la ecología.
Necesitamos un mejor futuro
Cambiemos el
Sistema No el Clima
Miguel Valencia Mulkay
ECOMUNIDADES, Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México
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