Necesaria la
demolición de construcciones sobre áreas verdes de la ciudad de México
8 de febrero de 2019
Por la incultura que ha caracterizado a los gobiernos y
diputados de la Ciudad de México, se han aprobado leyes de desarrollo urbano y
medio ambiente que fomentan las construcciones en los bosques, los parques, los
jardines y otras áreas verdes. No hay manera legal, para detener esta
calamidad. Cada nuevo delegado o alcalde o Jefe de Gobierno encuentra
fácilmente la manera de eliminar áreas
verdes, para construir estadios, pistas de carrera, enormes graderías, centros
comerciales, foros (Magdalena Mixhuca) o ruedas de la fortuna y otras diversiones
mecánicas, así como áreas para espectáculos comerciales (Chapultepec) o estacionamientos,
restaurantes y lugares para comercio ambulante( el falso jardín Pushkin) o faros
del saber, bodegas gubernamentales o hasta una veterinaria(parque Hundido) o
un módulo de seguridad, para cámaras y
pantallas (construido este año en el parque México), entre otras decenas de
adefesios que cada año eliminan áreas verdes en esta ciudad.
Los gobiernos locales consideran que las áreas verdes de la
ciudad son reservas territoriales, para nuevos proyectos público-privados. La
SEDUVI, enemigo histórico de las áreas verdes de la ciudad, se encarga del uso
del suelo de los parques y los jardines y de desalentar cualquier proyecto de
creación nuevos parques y jardines. Junto con el INBA, colocan a responsables
de conceder los permisos para construir obras en los parques y jardines de la
ciudad, con mentalidad de policías o soldados. La Secretaría de Medio Ambiente
y la PAOT han sido debidamente privadas de instrumentos legales, para detener
las construcciones y pavimentaciones de las áreas verdes de la ciudad. A lo largo de 12 años, por su paso en la SMA,
la Sra. Tanya Muller, con apoyo en sus grandes credenciales académicas,
facilitó la pavimentación de los parques y jardines y consiguió el título de
“la sierra más rápida del oeste”. Los gobiernos de la ciudad de México han
demostrado que son incapaces de realizar plantaciones exitosas y de dar
mantenimiento adecuado a las áreas verdes, por lo que hacen lo posible por
Las construcciones sobre áreas verdes funcionan como células
cancerígenas que se replican: la construcción de un adefesio en ellas produce
metástasis; es decir; la construcción junto a ellos de uno o varios adefesios en
los años siguientes. Puede confirmarse este proceso en el venerable parque México
que está por cumplir un siglo de creado y que atrae desde hace muchos años la
atención de cineastas, para filmar secuencias de sus películas y de visitantes
del mundo entero. Hace algunos años se construyeron unos baños sobre área verde
al sur del parque; la pasada administración delegacional consiguió los permisos
de la SEDUVI y el INBA, para construir un modulo de seguridad junto a estos
horrendos baños, alegando que los vecinos solicitaban, por medio del
“presupuesto participativo”
La pavimentación alienta la circulación de transportes a
velocidad excesiva en cualquier parque, jardín, banqueta o superficie publica,
para crear en ellas un ambiente de inseguridad y contaminación, y desalentar
así cualquier caminata serena frecuente en la vía pública. Fomenta la contaminación
del aire, el agua y los suelos del territorio: propicia las grandes inundaciones,
impide la recarga de los acuíferos de la cuenca, obliga a la construcción de
grandes drenajes que envenenan los ríos, lagos y humedales de otras cuencas,
eleva la temperatura promedio en la ciudad, induce el desastre climático, alienta
la desaparición de bosques, parques y jardines.
La pavimentación en exceso impulsa los cambios en el uso del
suelo, la llamada gentrificación, los
accidentes de tránsito, el robo, los asaltos, las muertes violentas, las
discapacidades, las enfermedades, las depresiones, las neurosis, las
agresividades, la pasividad ciudadana, la mala convivencia vecinal, el
desprecio por el medio ambiente y la Naturaleza, la incultura y la violencia
generalizada. La pavimentación en exceso afea y degrada las ciudades, los
barrios y las colonias; mata la cultura; destruye nuestra relación con la
tierra y sus regalos.
Las áreas verdes deben ser protegidas por la Ley. La SEDUVI
debe abandonar el control sobre el uso del suelo de las áreas verdes de la
ciudad. El INBA debe abandonar la protección de los monumentos y el patrimonio
arquitectónico de la ciudad. Las alcaldías no deben permitir que se sometan a
“presupuestos participativos” proyectos que atentan contra las áreas
verdes.
Miguel Valencia Mulkay
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